Según apunta el último informe de UBS, la inversión sostenible es un tema que preocupa a todos los inversores tanto desde el punto de vista de la rentabilidad financiera como del impacto que logra. Ahora bien, ¿por qué? El informe del banco suizo apunta tres razones clave: el momento es oportuno, los criterios ESG son relevantes y esta clase de inversión ofrece rentabilidad.
Además, la aplicación de criterios ESG en los procesos de inversión se han convertido, según apunta el documento titulado A private investor perspective. Sustainability matters, en una herramienta para poner de relieve posibles riesgos y posibles oportunidades de inversión. “A raíz de la crisis del COVID-19 y mientras nos enfrentamos a un futuro más incierto que en cualquier otro momento de la historia reciente, las empresas y los gobiernos reconocen la interdependencia de los mercados de capitales, las economías, las limitaciones medioambientales, las tendencias sociales y el comportamiento humano. Los tres últimos temas tienen ahora un impacto cada vez más importante en los mercados y la inversión con un enfoque dinámico”, apunta el informe.
Según la experiencia del banco suizo, los inversores están en un momento muy particular, ya que están evaluando qué es lo importante para ellos y cómo desplegar su capital, y esperan cierta responsabilidad por parte de sus socios de inversión y de las organizaciones en las que invierten. Este punto de partida hace que, según Iqbal Khan, co-presidente de UBS Global Wealth Management, “el cambio en las preferencias hacia productos y servicios sostenibles está prácticamente en sus inicios y creemos que este tipo de inversiones se convertirán en oportunidades rentables y duraderas para los clientes en décadas venideras”.
Así, para dar respuesta a ese “por qué” planteado por los inversores, desde UBS defienden que están centrándose en la mejor forma de incorporar las consideraciones relacionadas con la sostenibilidad en sus inversiones y en las diferentes formas de ayudar a que los inversores cumplan con sus objetivos.
Las claves de la ISR
El contexto actual es la primera clave que explica que los inversores se decanten por la inversión sostenible. El informe defiende que dos desarrollos sociales están contribuyendo a que la inversión sostenible deje de ser de nicho y se popularice entre los inversores retail: los movimientos sociales para afrontar los desafíos sostenibles y climáticos, y la regulación de los mercados financieros. Además, argumenta que la recuperación económica tras la pandemia del COVID-19 es otro ingrediente más en este caldo de cultivo, ya que el gasto necesario para salir del bache tendrá un enfoque sostenible.
“Bajo nuestro punto de vista, no estamos ante una burbuja. Los flujos de entrada hacia fondos sostenibles han superado con creces los flujos hacia fondos convencionales en 2020, al menos hasta la fecha. De hecho, los flujos de entradas a fondos sostenibles durante la mitad de este año igualaron al total de 2019. En junio de 2020, se invirtió más de un billón de dólares en fondos de inversión específicos, lo que supone un aumento considerable en sólo 18 meses con respecto a los 600.000 millones de dólares de finales de 2018”, explican desde UBS.
La segunda de las claves que apunta el informe es la relevancia que han tomado los factores ESG en la industria de inversión, pasando de ser vistos como una herramienta para evitar riesgos a servir para identificar las mejores oportunidades de inversión. Según apunta el informe, además, estos factores permiten a los inversores ver la parte más tangible de la inversión sostenible.
“Los catalizadores de mucha de la inversión temática a largo plazo está conectada con la sostenibilidad. El crecimiento de la población, su envejecimiento o la urbanización en las ciudades son tendencias que plantean desafíos de sostenibilidad como el acceso a la comida, agua no contaminada, salud o educación. Estos temas de sostenibilidad o impacto a largo plazo proporcionan una hoja de ruta para los inversionistas que buscan impulsar un impacto positivo con su capital de inversión”, afirma la entidad suiza en su informe.
Por último, la tercera clave que identifica es la rentabilidad. En 2020 y ante un entorno volátil, las estrategias de inversión sostenible, tanto en caso de los fondos como de los índices u otros instrumentos de inversión, han demostrado un rendimiento financiero similar o mejor que los equivalentes convencionales no sostenibles.
En definitiva, el informe concluye que los inversores están mostrando interés por comprender mejor el impacto positivo y negativo de sus inversiones, tanto en la sociedad como en el entorno, y también por incorporar esas consideraciones a la hora de estructurar sus carteras. “La decisión de invertir de manera sostenible empieza y termina con cada uno de nosotros y lo que esperamos lograr con nuestro capital, más allá de los rendimientos financieros. La inversión sostenible ofrece el potencial de un impacto social positivo, además de un rendimiento financiero competitivo. El cambio positivo real requiere inversores comprometidos y equipos de gestión de empresas con visión de futuro que reconozcan los beneficios a largo plazo de abordar los desafíos de la sociedad mediante operaciones más responsables y/o productos y servicios centrados en la sostenibilidad”, concluye el informe.