Aberdeen Standard Investments recibe la certificación A+ de los Principios de las Naciones Unidas para la Inversión Responsable (UN PRI) en seis categorías de inversión. La firma ha obtenido la calificación más alta por su estrategia y actividad de gobierno corporativo y por su enfoque en renta variable y renta fija.
Aberdeen SI es signataria de los UN PRI desde hace más de 10 años. “Los factores ESG han sido una parte integral de nuestro proceso de toma de decisiones durante casi 30 años y estamos orgullosos y encantados de haber logrado la más alta calificación posible en varias categorías de inversión”, asegura Jamie Govan, gestor senior de Inversión ESG.
No obstante, desde la gestora advierten que el panorama de la inversión sostenible es complicado y a menudo confuso en su terminología. Por ello, presentan el marco ABC, un modelo simple que puede ayudar a evaluar la intención y el éxito de las inversiones. El marco, que procede de la guía de clasificación de inversiones del Impact Management Project, establece un ABC que permite a los inversores alinear sus inversiones con sus intenciones: Actuar para evitar el daño, Beneficiar a los stakeholders y Contribuir a las soluciones.
“El marco ABC debe ser visto como una escala. No hay una línea clara en la que termine la minimización del riesgo y empiece el beneficio a los stakeholders o la contribución a la solución. Lo importante es que ofrece a los inversores una herramienta para ver más allá de la etiqueta de una cartera como;ética, responsable o sostenible, y para tratar de entender el objetivo que busca la cartera”, subraya Amanda Young, directora global de Inversión Responsable en Aberdeen SI.
En primer lugar apuesta por «actuar para evitar el daño». Este aspecto permite incluir la evaluación basada en el riesgo de las actividades de una empresa desde la perspectiva ESG. Así, se trata de evitar aquellas empresas en las que estos riesgos se consideren demasiado elevados o que tengan efectos negativos a los que, por razones éticas, los inversores no quieren exponerse.
“Las empresas que se comportan de manera responsable y cuidan los factores ESG en sus operaciones tienen más posibilidades de obtener una rentabilidad sostenible de las inversiones y mejores resultados para todos. Es crucial que trabajemos junto con las empresas en las que invertimos, para un futuro más sostenible», asegura Young.
En segundo lugar, «beneficiar a los stakeholders». Este punto exige, que como mínimo, los inversores eviten el daño, pero también busquen impactos positivos. Las empresas de esta categoría se clasificarían como líderes en materia de ESG o líderes sostenibles, pero es importante distinguir entre las que lideran en la gestión del riesgo y las que lideran en la obtención de resultados positivos, según señalan desde la gestora. Por ejemplo, al considerar una empresa como Inditex, minimizar el riesgo sería “considerar las prácticas de seguridad y derechos humanos en la cadena de suministro, así como las prácticas de eficiencia en el uso del agua y la energía. Beneficiar a los stakeholders tendría en cuenta su objetivo de tener el 25% de las prendas bajo la marca sostenible Join Life para 2020”, explican desde Aberdeen SI.
Se trata de un área emergente dentro de la inversión sostenible, que, según la gestora “cuenta además con un potencial significativo”. Además, reconoce que la sostenibilidad no es sólo una cuestión de riesgo: crea oportunidades para las empresas. “Hay oportunidades de crecimiento estructural que pueden ser aprovechadas, así como oportunidades para mejorar las cadenas de suministro de manera que se cree una ventaja competitiva a largo plazo”, aseguran desde la compañía.
Por último, «contribuir a la solución». Este aspecto busca la consideración de los impactos positivos, pero requiere que el impacto global de la inversión constituya un resultado positivo significativo para el planeta o para una población que de otro modo no recibiría los servicios necesarios. Este modelo es lo que normalmente se denomina como inversión de impacto. Esta categoría de inversiones incluye los proyectos que empiezan con dicha intención, generalmente enmarcada dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. Pero requiere más que la intención. “La medición y cuantificación de los resultados son elementos importantes de la inversión de impacto, y uno de sus mayores desafíos”, explican desde la gestora. Así, los inversores deben desempeñar un papel importante en el compromiso con las empresas y han de alentarlas a proporcionar mejores datos que permitan una mejor medición de los resultados, según señalan Govan y Young.
En este sentido, esta categoría está enfocada en aquellos inversores que desean contribuir a abordar los desafíos del mundo a largo plazo. Por ejemplo, Kornit Digital opera dentro de la cadena de suministro de prendas de vestir utilizando tecnología de impresión sin desperdicio de agua y con una baja huella de carbono, bajo el marco del ODS número 6, relativo a la gestión sostenible del agua.
Así, desde la gestora sostiene que el marco ABC permite al inversor alinear sus propias intenciones con sus inversiones. “Los flujos hacia los fondos ESG, sostenibles y de impacto, han ido en aumento, pero persiste la confusión sobre las diferencias entre ellos. Analizar los fondos en función de su intención puede ayudar a distinguirlos por su propósito. Comprender el propósito también permite un mejor análisis de los resultados, y la medición de esos resultados será crucial para comprender cómo se relacionan con la rentabilidad financiera”, subrayan desde la firma. “Creemos firmemente que, como gestores activos que ponemos los factores ESG en el centro de nuestro proceso de inversión, podemos generar mejores resultados para nuestros clientes», añade Jamie Govan.