El actual escenario de incertidumbre en los mercados provocada por el COVID-19 y el creciente endeudamiento de las grandes economías refuerzan el valor de activos tangibles y sólidos, entre ellos el oro. El metal precioso está protagonizando una escalada que, según los expertos, refleja las dudas sobre la economía estadounidense.
“Todos los metales preciosos están subiendo su valor en el escenario económico actual, destacando el oro, y la plata, que ha doblado su precio desde el pasado mes de marzo”, señala Jean Marie Mercadal, CIO Multimanagement y Deputy Management Director de la gestora OFI AM. Según su opinión, ahora mismo, este activo está aportando un valor real frente a otros, como por ejemplo las divisas.
En este sentido, recuerda que el oro como inversión es un activo respaldado por una materia prima física y tangible. “Un factor que refuerza su atractivo frente a otros activos como las grandes divisas de los mayores países como China, Japón, EEUU, UK o la Zona Euro. Divisas que se apoyan en la fortaleza de economías donde el endeudamiento ha crecido de un modo exponencial. En este contexto, tanto el oro como las materias primas en general, se consolidan como el último salvavidas para el inversor, en un escenario en el que cada vez va a ser más necesario apoyarse en activos estables y sólidos”, apunta Mercadal.
Una relación, oro y divisas, que según los analistas de Monex Europe se ha visto claramente esta semana con la moneda norteamericana. “El dólar abrió la semana sufriendo otro fuerte golpe y cayendo frente a todo el panel de divisas del G10 al continuar la escalada en las tensiones entre EE.UU y China. Estas noticias probablemente ayudaron al incremento de los precios del oro hasta niveles de récord tras haber ido avanzando durante las últimas sesiones, al perder fuelle la esperanza de una buena recuperación económica en Estados Unidos”, explican en su análisis.
En este sentido, desde el Investment Desk de Bank Degroof Petercam apuntan que la depreciación del dólar se produce en un contexto marcado por las incertidumbres económicas debidas al avance de la epidemia en el país y por la perspectiva de que los tipos de interés se mantengan bajos durante un largo periodo de tiempo. «La debilidad del dólar y los factores detrás de ella son precisamente los elementos que están empujando el precio del oro hacia arriba. El máximo histórico alcanzado en 2011 ligeramente por encima de 1.900 dólares por onza acaba de ser superado», apuntan.
Otro de los motivos que explican la subida del oro es, según Bert Flossbach, cofundador de Flossbach von Storch, es la búsqueda de activos alternativos que están protagonizando los inversores, para protegerse la inflación que el aumento del gasto público y la política monetaria expansiva traerán a medio plazo. “Es probable que los inversores tengan una mayor necesidad de proteger los activos contra este peligro, que no se da desde hace mucho tiempo”, afirma.
Sin embargo Flossbach se muestra muy prudente y advierte de que la extendida creencia de que el oro es el ganador de la crisis no es la interpretación más acertada. En este sentido explica: “Más bien, es una de las consecuencias de la crisis, en concreto, los tipos de interés permanentemente bajos y la inundación de liquidez de los bancos centrales, ha traído de vuelta el tema de la inflación. Como activo líquido, el oro es una buena protección contra la inflación”.
Muestra del interés por el oro, Flossbach pone como ejemplo que, de acuerdo con el Consejo Mundial del oro, solo en la primera mitad de 2020, los ETFs de oro han adquirido 734 toneladas de oro, más que en todo el año récord de 2009. “Esto refleja una creciente demanda de los inversores, que probablemente tenga menos que ver con la crisis del coronavirus en sí que con sus consecuencias”, añade.
Precios récords
El precio del oro ha estado subiendo constantemente y el pasado lunes alcanzó un máximo histórico de 1.944 dólares la onza, superando su anterior récord de 1.922 dólares del 2011. Según explica James Luke, co-gestor del fondo Schroder ISF Global Gold y Mark Lacey, responsable de materias primas y gestor de Schroder ISF Global Energy Transition, estos precios han llevado a algunos inversores a lamentar no haberse dado cuenta de los recientes movimientos del oro. “Algunos creen que está demasiado caro o incluso que se está formando una burbuja. Después de una subida de más del 20% en lo que va de año, tras una subida similar en 2019, esta es una reacción comprensible”, señala Luke.
Según el análisis que hace Luke, el oro vive un momento muy diferente a 2011. “En 2011, por ejemplo, el oro subió alrededor de un 15% en el mes anterior al pico y solo se negoció por encima de los 1.800 dólares durante 19 días. El precio medio anual máximo fue, en realidad, de 1.669 dólares en 2012, muy por debajo de los niveles actuales. Y, entre diciembre de 1979 y enero de 1980, los precios del oro se movieron un 80%, en un movimiento parabólico aún más agresivo. La conclusión a la que llegamos es que existen diferencias muy obvias entre ahora y 2011”, explica.