Las inversiones en activos alternativos ganan peso entre los inversores porque, en ellos, ven una forma de invertir a largo plazo sin incurrir en una alta volatilidad, dentro del contexto de bajos tipos de interés que vive el mercado. Entender su mayor demanda, cómo abordarlos y qué aportan a la cartera de los inversores fueron los principales temas que se trataron durante el encuentro online “Inversión de Alternativos. Reducción de volatilidad, diversificación y descorrelación”, organizado por Aseafi (Asociación de Empresas de Asesoramiento Financiero).
En opinión de Tasio del Castaño, socio fundador de MCH Investment Strategies, el título del encuentro resume a la perfección lo que los inversores están viendo ahora en los activos alternativos. “Sin duda aporta diversificación y, ahora mismo, esto ha ganado importancia porque implica mejorar la rentabilidad y las fuentes de rentabilidad. Algo que es fundamental en un contexto de tipos de interés bajos. Por otro lado, tiene como ventaja que nos da acceso a la economía real: estar invertido ajeno al ruido de los mercados financieros y su especulación. También aporta unas métricas rentabilidad/riesgo muy interesantes y tiene una baja correlación con los activos tradicionales, incluso con la renta fija”, señala Del Castaño.
Esta mayor popularidad ha hecho que elegir bien qué tipo de activo alternativo introducir en la cartera (private equity, real estate e inversión en el mercado secundario de deuda bancaria), así como cuál es la forma de exponerse, sea determinante. “En primer lugar hay que saber valorar bien los riesgos, incluidos los operacionales, y analizar las valoraciones. Cuando se incluye esta exposición a través de un fondo, es importante el gestor que elijamos. Estamos en un momento en que las dispersiones de rentabilidad son muy altas, según el gestor y la estrategia que se seleccionen, en especial, en el caso de las small cap”, argumenta Sergio Míguez, socio fundador y director general de Alternative Ratings.
Según su experiencia como analista independiente de fondos, en el contexto actual, “las inversiones en activos alternativos, y en especial en el caso de las inversiones privadas, se benefician de un cierto viento de cola, de ahí la oportunidad”. Por ello insiste en que es “muy relevante” elegir bien en qué clase de activos alternativos invertir.
Para Del Castaño hay que comprender que “lo que se está poniendo sobre la mesa es asumir la iliquidez”, por lo que la asignación de activos tiene que responder a un horizonte de inversión a largo plazo. “Hay que saber lidiar con ese horizonte y saber que a corto plazo tenemos menos liquidez. El inversor tiene que saber gestionar eso dentro de su cartera, pero también en su estado de ánimo. Tiene que saber aguantarlo”, advierte. Entonces, con estas premisas, ¿cuál es el activo alternativo mejor posicionado?
Private equity: el mejor posicionado
En su opinión, el private equity es el tipo de activo alternativo mejor posicionado después de todo el shock que ha supuesto la pandemia del COVID-19. “Desde luego no ha estado ni está exento del impacto del coronavirus. Tras el evento de mercado, se vivió un momento de esperar y ver. Probablemente, en los próximos meses veamos menos operaciones de compra y venta, incluso puede que haya algunos problemas de cash flow y el lanzamiento de fondos en este ámbito se frene algo”, reconoce.
Sin embargo, argumenta que, en tono positivo, el private equity es una gran oportunidad por varios motivos: “Primero que hay muchos fondos jóvenes que aún no han hecho sus inversiones. Creo que ahora van a poder invertir a buenos precios y después beneficiarse de los vientos de cola cuando llegue la recuperación. En segundo lugar, los gestores y sus políticas de participación activa van a permitir influir en las estrategias de las compañías, para orientar y afrontar esta situación. Y, por último, será un momento interesante para los mercados secundarios porque habrá mucho inversor que tendrá que vender, y eso significa oportunidades”.
Para Jorge Viera Landaluce, managing partner de Rainforest Capital Partners, especializado en mercado ibérico de private equity, este tipo de inversión ofrece la oportunidad a los inversores de participar en la recuperación económica. En su opinión, ya solo eso les posiciona mejor. “Hay cosas que no han cambiado: los agentes económicos siguen buscando rentabilidad ajustada por riesgo y en momento de crisis suelen surgir excelentes oportunidades de inversión” afirma.
Por último, buscar los activos mejor posicionados también será una cuestión de sectores. Los participantes a este encuentro coinciden en que, tanto en private equity como en deuda privada, habrá más actividad en el sector tecnológico y de salud. “La crisis ha afectado más a unos sectores que a otros, y el proceso de recuperación variará también de unos a otros. Podemos encontrar sectores fragmentados que son atractivos para el private equity y con fuerte potencial de internacionalización, para lo cual el private equity es un gran motor. También habrá oportunidades en los mercados cuyas valoraciones son más atractivas, tanto en Europa como en Estados Unidos. Por último, señalar que cada vez hay más cultura en las pymes familiares de abrirse a inversores que les aporte mejoras, crecimiento y valor añadido, lo cual también es una oportunidad”, explica Viera.
Según Del Castaño, y en línea con la postura de Míguez, lo relevante para aprovechar estas oportunidades es cómo acceder a los mejores fondos y gestores. Según su experiencia, para tener éxito en el mundo de private equity hay tres aspectos relevantes: “Saber con qué estrategia vamos a entrar, a través de quién lo hacemos y seleccionar el vehículo adecuado”.
Otros activos alternativos
Dejando a un lado el private equity, el segundo activo alternativo que sigue llamando la atención de los inversores en momentos de crisis y volatilidad es el inmobiliario. Según explica Andrés Cerdán, consejero delegado de Copernicus Real Estate, en 2019, los activos estrella fueron los hoteles, las oficinas y las viviendas para ser puestas en alquiler, pero la pandemia ha provocado ciertos cambios en esta tendencia.
Según su visión, está claro que el COVID-19 va a tener un impacto en estos segmentos del sector inmobiliario, principalmente en el de oficinas. “Es pronto para enterar la inversión en oficinas hasta que no veamos hacia dónde evoluciona el teletrabajo y la seguridad en las oficinas frente al virus. Creo que el debate está en qué medida se empieza a salir de las grandes ciudades y se crean centros de trabajos y oficinas en ciudades cercanas y con buena comunicación. En cambio, los activos inmobiliarios relacionados con la logística tendrán más tirón debido al impulso del comercio online”, afirma Cerdán.
La última oportunidad de inversión en activos alternativos la identifica Alberto Ibañez Maldonado, responsable de relación con inversores de Lendmarket. Pese a que considera que España está “muy retrasada” en el desarrollo del mercado de deuda corporativa privada, en comparación con otros mercados de su entorno, tiene mucho recorrido y puede llegar a ampliarse en 19.000 millones de euros.
“Poco a poco se está reduciendo la financiación bancaria, pero queda mucho margen de penetración de este activo en nuestro país. Su principal ventaja es que da la oportunidad de rotar fácilmente de emisor y da liquidez a posiciones ilíquidas, además de descorrelación con los activos tradicionales”, explica Ibañez. Como es lógico, el impacto del COVID-19 se podría traducir en un aumento de los default, por eso destaca que para este tipo de activo es muy relevante la gestión del riesgo y el análisis del emisor.
Pese a que cada activo alternativo es diferente, todos los participantes en el evento de Aseafi coincidieron en que no se trata de una moda, sino que el actual contexto de mercado y el shock que ha supuesto la pandemia ha puesto en valor una visión más global del papel de los activos en la cartera y una apuesta por la diversificación también por tipo de activo, yendo más allá de la tradicional renta fija y renta variable.