El endeudamiento de las empresas a nivel mundial se disparó hasta una cifra récord de 8,3 billones de dólares en 2019, lo que supone un aumento interanual del 8,1%, el más rápido en al menos cinco años. Según los datos el Corporate Debt Index de Janus Henderson, incluso antes de que la pandemia empezara a lastrar los balances de las empresas, la deuda empresarial se disparó hasta nuevos máximos
Según las conclusiones de la gestora, las empresas agotaron su liquidez en adquisiciones financiadas mediante deuda, grandes recompras de acciones, dividendos récord y el enorme efecto de las tensiones comerciales y la ralentización de la economía mundial en los beneficios. En conjunto, la deuda neta aumentó en 625.000 millones de dólares el año pasado, la mayor subida con diferencia de los últimos cinco años. En los últimos años, el crecimiento de la deuda se ha visto impulsado por unos tipos de interés muy bajos, que han abaratado el pago de la deuda, resultado de los intentos de los bancos centrales por estimular las economías.
Las empresas incluidas en el Corporate Debt Index -los 900 mayores valores financieros del mundo- deben actualmente casi dos quintas partes (37%) más que en 2014 y el crecimiento de la deuda ha superado considerablemente el de los beneficios. Los beneficios antes de impuestos del mismo grupo de empresas han aumentado un 9,1% en total, hasta los 2,3 billones de dólares. El apalancamiento, que mide la deuda en relación con la financiación de los accionistas, se incrementó hasta un porcentaje récord del 59% en 2019, mientras que la proporción de los beneficios dedicada a pagar intereses subió también hasta un nuevo máximo.
En opinión de la gestora, todas estas tendencias se aceleraron en 2020, cuando estalló la pandemia del COVID-19. El análisis de los mercados de renta fija de Janus Henderson muestra que la mitad de la deuda de las empresas de su índice está en bonos cotizados. Entre enero y mayo, se emitieron bonos por un importe de 384.000 millones de dólares adicionales, un 6,6% más que a fin de diciembre. El endeudamiento de los bancos también ha aumentado considerablemente, aunque sigue sin haber cifras exactas. Según las estimaciones de Janus Henderson, el endeudamiento neto aumentará un total de 1 billón de dólares este año, lo que supone un incremento del 12%.
Más de la mitad de las empresas del índice aumentaron su deuda en 2019, pero gran parte del impacto se debió a un número relativamente pequeño de ellas. En concreto, 25 empresas se endeudaron otros 410.000 millones de dólares el año pasado, lo que equivale a un tercio del aumento de la deuda de todas las empresas.
Según muestra el índice, la compañía más endeudada del mundo es Volkswagen: su deuda neta asciende a la increíble cantidad de 192.000 millones de dólares, cifra ligeramente inferior a la deuda pública de países como Sudáfrica o Hungría, si bien se ve impulsada por su actividad de financiación de automóviles. No todas las empresas se están endeudando. Una cuarta parte de las empresas del índice de Janus Henderson no tiene ninguna deuda y algunas tienen importantes reservas de liquidez. Con 104.000 millones de dólares, Alphabet, propietaria de Google, tiene las mayores reservas de liquidez. Sin embargo, lo que parece prudente a menudo resulta impopular para los accionistas, que pueden considerar que existen mejores maneras de utilizar ese capital.
Valoración de los datos
Según explica Tom Ross, gestor de carteras de deuda corporativa de Janus Henderson, “cuando el ciclo económico finalizó repentinamente este año, las empresas encararon la crisis con un récord de deuda. Se han lanzado a emitir nuevos bonos y a obtener préstamos de los bancos para asegurarse de que tienen suficiente liquidez lista para hacer frente a medidas de confinamiento más o menos severas en los distintos países del mundo. Algunas empresas han recurrido a ayudas públicas de emergencia durante los peores momentos de la crisis, cuando su financiación comercial se encareció considerablemente durante un tiempo. Con la mejora de la situación del mercado, gracias al apoyo de los bancos centrales y la reapertura gradual de las economías, las empresas querrán reducir su dependencia de las ayudas estatales, por lo que esperamos que la emisión de bonos siga aumentando”
En opinión de Ross, las adquisiciones, las recompras de acciones y los dividendos financiados mediante deuda a menudo preceden a una crisis económica. “Cuando la recesión global se imponga, los beneficios y los flujos de caja se reducirán considerablemente. Este año, los requisitos de endeudamiento serán enormes, aunque las empresas de nuestro índice van a recortar dividendos en 140.000 millones de dólares, hasta un total de 300.000 millones de dólares este año, están suspendiendo las recompras de acciones, aplazando las adquisiciones y reduciendo el gasto de capital. Mucho dependerá de en qué medida los nuevos préstamos se gasten o se mantengan como reservas de tesorería y de la cantidad de nuevas acciones que emitan las empresas para reforzar sus balances. Sin embargo, está claro que en 2020 la deuda corporativa neta marcará otro récord, aumentando 1 billón de dólares con respecto a 2019”, añade.
El gestor considera que, siempre que sea adecuado, el endeudamiento no es malo, ya que puede incrementar el retorno al accionista. En este sentido, destaca que desde la óptica del inversor, los bonos también ofrecen oportunidades de inversión interesantes y con una baja probabilidad de incumplimiento de deuda por parte del emisor, ya que las empresas en general pueden pagar sus deudas con unos tipos de interés tan bajos.Siempre y cuando las empresas tengan liquidez suficiente para cerrar la brecha provocada por el confinamiento, considera que las rentabilidades de los bonos corporativos podrían parecer cada vez más atractivas para los inversores.
“Como sucede con todo, algunas empresas hacen las cosas mejor que otras. Como inversores en renta fija, lo que más nos importa es la capacidad de una empresa para hacer frente a sus deudas. Y lo que es más importante, buscaremos indicios de que una empresa está reforzando su posición cuando las condiciones mejoran, utilizando el superávit de flujo de caja para amortizar la deuda en lugar de gastarlo o emitiendo nuevas acciones para reequilibrar la combinación de financiación de capital y deuda. Esto hace que los precios de los bonos suban, generando plusvalías para los inversores”, matiza.
Por su parte, Martina Álvarez, directora de ventas para Iberia de Janus Henderson, reconoce que el mercado de deuda corporativa ha sufrido un golpe sin precedentes en 2020 debido a la crisis económica provocada por el COVID-19. Sin embargo, considera que la intervención sincronizada de los Bancos Centrales ha dado un apoyo incondicional al activo.
“Hemos visto un estrechamiento de los diferenciales de crédito y un escenario de tipos de interés muy bajos. Este año, las empresas se han visto obligadas a incrementar sus emisiones de deuda para conseguir la tan necesaria liquidez que les permita aguantar periodos desafiantes debido al cierre económico, la consecuente bajada en el consumo y un sentimiento inversor volátil. En este sentido, en los últimos años, las empresas españolas consiguieron reducir sus niveles de endeudamiento neto y por ello afrontan este periodo desde una posición más sólida. En 2020, las empresas españolas de nuestro índice emitieron deuda por valor de 4.400 millones de dólares en los mercados de renta fija, lo que constituye en torno a una vigésima parte del incremento del endeudamiento de las empresas europeas en lo que va de año”, apunta.
Álvarez explica que, ahora más que nunca, el equipo de deuda corporativa en Janus Henderson tiene la convicción de que existen oportunidades interesantes en estos mercados si se gestionan los riesgos adecuadamente. “Ser un inversor en bonos corporativos implica balancear correctamente los riesgos de solvencia, los de liquidez y evaluar el potencial de las empresas para salir reforzadas de los momentos más débiles. Gracias al trabajo en equipo de analistas y gestores, hemos conseguido incrementar el volumen gestionado de nuestros fondos de deuda corporativa durante los últimos tres meses. Nos enorgullece comprobar una vez más que, en el largo plazo, la gestión activa marca la diferencia”, concluye la responsable de Iberia de Janus Henderson.