El dólar inició la semana a la baja mientras la pandemia continúa aumentando. Según los expertos, el repunte de nuevos casos en varios estados de Estados Unidos y la implementación de algunas medidas localizadas de confinamiento mantienen el soporte de la moneda. ¿Cómo está jugando el billete verde la partida del COVID-19?
La mayoría de los analistas señalan que la evolución negativa de la crisis sanitaria podría traducirse en un dólar más fuerte. “Una segunda ola de contagios, el temor a nuevas medidas de confinamiento y una recesión más pronunciada y prolongada probablemente darían lugar a un dólar fuerte. Además, la continuidad de las tensiones geopolíticas entre Estados Unidos y China, ya sea en relación con el comercio, la seguridad nacional o la situación en Hong Kong, también podría afectar al dólar. Último punto y no relacionado con los anteriores, un mayor crecimiento económico de Estados Unidos en relación con la zona Euro podría fomentar la demanda del dólar”, explica Gilles Prince, CIO Edmond de Rothschild Suiza.
En su opinión, el camino de menor resistencia se inclina hacia un debilitamiento de la moneda, aunque parezca algo limitada, ya que las incertidumbres económicas y la aversión al riesgo de los inversores siguen siendo elevadas después de la crisis. “Frente al euro, la resistencia de 1,15 es un nivel clave que hay que vigilar y que podría ponerse a prueba este verano. Una ruptura hasta el nivel de 1,20 es una posibilidad en caso de que la economía mundial se recupere con más fuerza de lo previsto. Por otra parte, un impacto más fuerte de la crisis del COVID-19 y una recuperación débil o que llegue tarde mantendrían la demanda de dólares alta y significaría que el rango de 1,08-1,10 podría ser revisado”, señala sobre sus posibles resistencias frente al euro.
Según argumenta Sven Schubert, estratega de divisas de Vontobel AM, el dólar estadounidense suele beneficiarse de las recesiones mundiales, sin embargo las perspectivas que tiene sobre la divisa norteamericana para lo que queda de año son cautas. “Vemos más débil al dólar y esperamos que la relación euro/dólar suba hasta el nivel de 1,20 en 12 meses”, estima en sus perspectivas.
“La razón principal es que la FED casi ha agotado la ventaja del dólar a principios de este año. Además, nuestros modelos de valoración señalan una clara infravaloración del dólar en aproximadamente un entre un 5% y un 10%. Sin embargo, esta desalineación se desvanece generalmente solo con un detonante que podría ser la recuperación económica mundial, que esperamos para el resto del año. Además, los claros perdedores de la crisis del COVID-19 parecen ser los líderes populistas. No esperamos que los populistas sean arrastrados en las próximas elecciones, pero el flujo de noticias políticas que están por llegar podría ser cada vez más positivo para el euro. El fondo de rescate franco-alemán ha sido un buen punto de partida en este sentido. Además, podría ser que el pro-europeo Trzaskowski reemplace al líder populista de Polonia (Duda) en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2020”, añade Schubert para contextualizar sus previsiones.
«En tiempos de extrema tensión, el mercado volverá a buscar liquidez en el dólar, ya que es la moneda en la que se financió la deuda, el pago de las materias primas, etc. Dado que todos los países del mundo se enfrentan al impacto de la COVID-19 en su economía, se produjeron grandes estímulos fiscales y una relajación récord de la política monetaria. Como resultado, el nivel de atractivo de la moneda en comparación con otra moneda se erosiona en conjunto. Dado el estatus continuado del dólar como moneda de reserva mundial, atraerá flujos por razones como la estabilidad y el valor intrínseco. Nuestro pronóstico para el euro/dólar para finales de 2020 es de 1,15», señala Stefanie Holtze-Jen, Foreign Exchange Strategist en DWS.
¿Qué puede mover dólar?
En opinión de los analistas de Columbia Threadneedle Investments, uno de los factores clave que podría impulsará el rendimiento de la moneda en el curso del próximo año será la eficacia en el retorno de las economías a la normalidad una vez que se levanten los cierres. “Los EE.UU. y Europa han adoptado enfoques muy diferentes al respecto, ya que los EE.UU. han aumentado ampliamente las prestaciones a los desempleados y Europa ha incentivado a las empresas a despedir a sus trabajadores en lugar de despedirlos. La relativa falta de flexibilidad del mercado laboral europeo debería significar que el daño es menos duradero que el de los Estados Unidos y que el impacto en el PIB de los Estados Unidos es relativamente mayor, que debería ser negativo en dólares”, explican.
Para Holtze-Jen, la continua preocupación por la Covid-19, una segundo o tercer rebrote requerirá mayores cierres localizados, lo que beneficiará al dólar. «Además, la rápida reapertura de la economía de Estados Unidos podría suponer un marcado contraste con los datos económicos recibidos de otras partes del mundo, donde se prefería un cierre generalizado y prolongado para mantener la presión sobre los sistemas de salud de los países», señala.
En cambio, Prince considera que el dólar podría mostrar un comportamiento más débil si continúa disminuyendo el diferencial de los tipos de interés respecto al euro. Según argumenta, “la moneda también podría ser menos demandada, ya que la cobertura de divisas de los inversores internacionales se hace más asequible y las operaciones de carry son menos interesantes. El posicionamiento, según los mercados de futuros, muestra que los inversores tienen un interés cada vez menor por el dólar y un mayor apetito por la moneda única. Esto no es más que un reflejo del debilitamiento reciente que hemos observado, pero no obstante ilustra que hay fuertes fuerzas en juego tras la falta de volatilidad del par de divisas en 2019. Por último, la salida de la crisis y la recuperación del crecimiento económico mundial implicaría un menor apetito por el dólar estadounidense”.
Una visión que también comparte François Rimeu, estratega senior de La Française AM. “Podríamos ver que el valor del dólar disminuye a medio plazo dado el contexto económico general. Por ejemplo, actualmente el dólar está caro, si se juzga por la métrica clásica, es decir, el tipo de cambio efectivo real. Además, Estados Unidos tiene un persistente déficit por cuenta corriente, que es negativo para su moneda y el mercado parece estar posicionado muy largo en el dólar”, comenta Rimeu.
¿Una divisa“invicta”?
Por último, desde DWS dan una visión diferente y consideran que los tipos de cambio ya no dependen de los fundamentales. “Los movimientos de las divisas ya no responden a los fundamentales y los diferenciales de tipos, sino a los cambios de sentimiento de los mercados mundiales”, apunta Stefanie Holtze-Jen, estratega de divisas en DWS. Según observa, los tipos de cambio se han separado de los fundamentales de una manera que apenas se había visto antes. “Debido a que casi todos los principales bancos centrales mantienen sus tipos de interés prácticamente al 0%, los diferenciales de tipos han dejado de influir en los tipos de cambio y el sentimiento de riesgo se ha convertido en el principal factor de impulso”, afirma.
Pese a este cambio en el funcionamiento del mercado, los expertos consideran que el dólar seguirá siendo la divisa de referencia y que será difícil arrebatarle ese puesto. “En un futuro previsible, el dólar sigue siendo la moneda de reserva mundial. Todavía representa alrededor del 60% de las reservas mundiales, mientras que la siguiente alternativa, el euro, se sitúa tan solo alrededor del 20%. La crisis ha demostrado que el dólar americano está muy solicitado cuando crece la aversión al riesgo y los mercados se desploman. Gracias a un mercado líquido de bonos del Tesoro y al apoyo de la Reserva Federal para mantener los mercados en funcionamiento durante la crisis de liquidez de marzo, la confianza en el dólar sigue siendo alta y mantiene su estatus de activo refugio y anticíclico. A largo plazo, sin embargo, podemos pasar a un sistema de múltiples divisas de referencia, ya que la hegemonía del modelo económico estadounidense se ha visto desafiada. El euro y el renminbi podrían ganar importancia en los próximos años”, sostiene Prince.
Algo más escépticos se muestran desde Scope Ratings. «Un mayor uso del euro y el renminbi otorgaría a los gobiernos de la UE y de China una mayor autonomía monetaria, financiera y política, al tiempo que fomentaría un sistema financiero internacional más estable capaz de ofrecer alternativas creíbles al dólar», afirma Alvise Lennkh, director de Scope.