Gracias a la implementación de Reg BI, que entra en efecto hoy 30 de junio, los brokers tendrán que anteponer los intereses de sus clientes a los suyos propios, revelar a los clientes cómo se les paga, si tienen algún historial disciplinario y si hay algún conflicto de intereses que cree incentivos para que vendan determinados productos.
Llamada Regulation Best Interest, la ley es un hito en el sector de los servicios financieros, y ha recibido tanto elogios por mejorar las protecciones de los inversores como críticas por no ir lo suficientemente lejos e imponer una norma fiduciaria estricta.
Los brokers, que están autorizados por la Asociación de Regulación de la Industria Financiera (FINRA por sus siglas en inglés), ganan comisiones por vender a los clientes productos financieros como fondos mutuos o anualidades. Algunos se centran sólo en la inversión, mientras que otros también dan asesoramiento financiero integral más allá de la gestión de la cartera. El término «asesor financiero» no está regulado, y los asesores financieros que trabajan para empresas de corretaje, como Charles Schwab, Edward Jones y Raymond James, o wirehouses como Morgan Stanley y Merrill Lynch, son brokers.
Los brokers han sido obligados por mucho tiempo a cumplir con el llamado estándar de idoneidad, diseñado más para proteger a su compañía de corretaje que al cliente. Requiere que cualquier producto vendido debe ser una opción decente para cualquier inversor, no necesariamente la mejor opción para un cliente en particular.
Esto deja la puerta abierta para que los brokers se vean influenciados por conflictos de intereses.
Según la nueva regulación, las empresas de corretaje deben enviar a los clientes un documento llamado «resumen de la relación con el cliente» (CRS por sus siglas en inglés). El formulario debe describir los servicios de las empresas, las estructuras de honorarios, el historial disciplinario y cualquier conflicto de intereses.
Aunque los concursos o las cuotas para vender determinados productos están prohibidos, las cuotas de ventas generales no lo están, situación que ha causado algún descontento, así como el hecho de que los brokers que trabajan en una empresa tradicional de corretaje pueden no poder llamarse a sí mismos asesores. Pero aquellos en empresas con doble registro, que representan la mayoría de los activos bajo administración, sí.
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