Dependiendo del rincón de nuestra aldea global donde estemos viviendo, podremos estar aún en pleno ciclo de pandemia o quizás ya en un anticipo de postpandemia. Dadas las muy especiales circunstancias por la que transitamos, con semanas de encierro y cuarentena, aún es un tanto precipitado lograr una evaluación ajustada de consecuencias económicas y financieras, tanto en la macro, como en la micro, en cada uno de los países afectados. Hay estimaciones y proyecciones de caída de actividad, de caída de empleo, de caída de PIB, hay por ello una enorme expansión monetaria por parte de los Bancos Centrales, procurando establecer un piso y una recuperación económica, ¿será en U, será en W, será en V?
Bienvenidos a la era de la incertidumbre. Es muy natural que tengamos una enorme necesidad de encontrar certezas, tanto en nuestra vida personal, como en nuestra vida profesional, también en nuestros afectos y obviamente en nuestras finanzas personales. Este período que nos tocó vivir en cuarentena nos puso de frente al espejo de nuestra muy especial arquitectura individual de finanzas personales, seguramente pudimos haber llegado con excedentes ahorrados, con deudas controladas, con merma de ingresos, con caída de ingresos, sin ningún tipo de ahorros…. Bajo la circunstancia que sea para cada uno, todos hemos sentido la necesidad de poner foco en nuestro particular modo de gestionar nuestras finanzas personales, con el impacto familiar que representa de acuerdo a cada situación en particular.
Según estudios en psicología, para muchas personas es más sencillo hablar de sexo, que, de su muy íntima relación con el dinero, no es sencillo expresar nuestro modelo decisorio emocional y reactivo respecto a consumos y gastos, tampoco es sencillo poner palabras a cierto desapego respecto a tomar decisiones hoy para anticiparnos a nuestra etapa de retiro, incluso a las razones culturales y sesgos para postergar decisiones de protección, como un seguro de vida, sea con o sin ahorro.
Sin embargo, haber estado en cuarentena nos expuso y nos dispuso a entender nuestra realidad personal en lo financiero. Hubo que hacer cuentas, hubo que buscar alternativas, hubo que repensar y resignificar…. Y preguntarnos, ¿cómo llegamos?, ¿cómo seguimos?
Si hay un valor que aprendimos sin la menor duda en la crisis por COVID-19, es el de la capacidad de resiliencia, que según una definición muy simple podríamos decir, refiere a la capacidad de las personas para adaptarse con actitud positiva, frente a situaciones adversas. No se trata sólo de “aguantar” la adversidad, sino de gestionarla con aprendizajes generativos que permiten construir nuevos caminos.
Entendemos entonces que, iniciamos una etapa con clara necesidad de desarrollar nuestra capacidad de financial resilience, que nos requiere revisar nuestros muy especiales, individuales e íntimos paradigmas respecto a consumos, gastos, endeudamientos, créditos, ingresos y ahorros. Un ejemplo: si tenemos un auto, sabemos claramente, el costo de adquirirlo, el costo de mantenerlo, parking, seguro, combustible, impuestos, multas de tránsito, peajes. ¿Cuánto lo usamos? Si no es herramienta de trabajo, podemos analizar si lo vendemos y construimos un capital. Cambiamos creciente generación de costos y gastos por ahorro. Toda vez que necesitemos un auto (fines de semana, vacaciones) lo alquilamos. Es sólo un ejemplo, un ejercicio “think out of the box”.
Vivir en pandemia, nos puso a todos en el mismo lugar, quizás fácil de entender, por razones sanitarias, pero difícil de transitar. Si bien es cierto que vivimos tiempos de cambios acelerados y exponenciales, es necesario advertir que también hay transiciones, hasta que los cambios se consoliden.
Vivimos todos un acelerado proceso de adaptación a un muy creciente ecosistema digital, a través de instituciones centenarias como los bancos, las más modernas e innovadoras como fintech, las insurtech. Resulta muy importante la inclusión financiera, como condición necesaria, pero no suficiente para una mejor gestión de finanzas personales, sin antes acompañarla con un proceso masivo de alfabetización financiera.
Mientras todos aprendemos y nos adaptamos al creciente entorno digital podemos repasar conceptos aprendidos en otro tiempo y momento. Repensarnos a nosotros mismos gestionando nuestras finanzas personales nos requiere y de modo indispensable, asumir:
-El valor del ahorro individual, para la construcción de un capital, para la protección familiar/individual y para lograr una etapa de retiro con calidad de vida.
-El significado del sentido de liquidez, de seguridad/solvencia y rentabilidad de las inversiones.
-Entender el impacto de cuestiones impositivas.
-Nuestro rol activo y complementario al sistema jubilatorio estatal vigente. Ya no se trata sólo de acumular derechos a percibir.
-Respecto a inversiones y seguros de vida, conviviremos con sistemas híbridos de asesoramiento entre lo digital y personal.
-Los crecientes costos de coberturas de sistema de salud privados, directamente proporcional a nuestra también creciente edad.
-El valor de las cifras y datos concretos y no sólo de las opiniones propias y ajenas, sin las primeras.
A esta altura creo que todos entendemos que los algoritmos, como una de las expresiones de nuestro entorno digital, llegaron para quedarse, al mismo tiempo podemos afirmar que los algoritmos no tienen emociones, que es nuestra característica distintiva. En el libro “Economía emocional” de Matteo Motterlini, publicado en 2006, el autor expresa: “aceptar los errores para cometer menos errores significa, por tanto, reconocer honestamente las propias limitaciones sin asumir que se tienen capacidades cognitivas que los seres de este mundo no poseen. Significa estudiar los casos en que nuestra emotividad cotidiana parece haber tenido las de ganar, aprender a identificar sus trampas y poner a punto elecciones económicas y sociales que la tengan responsablemente en cuenta”.
Sea que estemos en pandemia, en postpandemia, necesitamos ya desarrollar nuestra capacidad de financial resilience ya que:
“Si quieres conocer el pasado, entonces mira tu presente, que es el resultado. Si quieres conocer el futuro, entonces mira tu presente, que es la causa” Buda.
Ernesto Scardigno
Life Insurance-Retirement Coach
Asesor matriculado SSN Seguros de personas
Magíster en Políticas Públicas.
Miembro ICF
Miembro Cámara Internacional de Conferencistas