Cuando una conmoción fuerte e imprevisible sacude a un mundo ya inestable, es natural quedarse sin aliento y temer por el futuro de la economía global. No obstante, ¿está justificado el pesimismo de los inversores?, se pregunta BNP Paribas Asset Management en un artículo publicado en su página web en el marco de la “Serie Investigator”.
“En 2019, los mercados mostraron inestabilidad, pero registraron rentabilidades por lo general positivas, lo cual condujo (parcialmente) a previsiones cautelosamente benignas para 2020”, destaca. Pocas semanas más tarde, la aparición inesperada del COVID-19 sacudió los cimientos de la política, los mercados y las sociedades, cambiando las perspectivas para el resto del año. El pesimismo ha sustituido a un optimismo cauto, pero esto no significa que no puedan encontrarse oportunidades.
Un golpe a un mundo inestable
Incluso antes del brote de coronavirus, la economía mundial ya experimentaba una incertidumbre significativa. Según la gestora, la inestabilidad política, las tensiones geopolíticas y unas medidas monetarias contrapuestas afectan de forma continua a nuestra sociedad interconectada. Factores en constante transformación, como el cambio climático y la innovación tecnológica, dificultan el logro de un equilibrio duradero.
“Por si esto fuera poco, los mercados se enfrentan a la presencia y la amenaza constante de la volatilidad”, añade. De cara a 2020, los comentaristas identificaban fuentes de preocupación específicas (el Brexit, el proteccionismo, la guerra comercial entre Estados Unidos y China), pero en general anticipaban un crecimiento moderado y una inflación baja en un entorno de tipos de interés bajos y de expansión cuantitativa (QE) en la Eurozona.
El impacto del COVID-19 “ha dado al traste con tales pronósticos”, lamenta BNP Paribas AM. En todo el mundo, los consumidores tienen prohibido o son reacios a viajar, ir de compras y acudir a restaurantes, gimnasios, cines y bares. “Las empresas son igualmente cautas a la hora de invertir, y todo ello está diezmando tanto la oferta como la demanda globales”, asegura.
En su opinión, aún no es posible calcular el impacto total de un catalizador “tan enorme y constante”, pero sí podemos analizar algunos de sus efectos de gran calado en nuestra sociedad interconectada.
Banderas y barreras
Uno de los ámbitos más afectados por la pandemia es el de la geopolítica, advierte la gestora. Antes del brote de coronavirus, los sentimientos nacionalistas en todo el mundo ya estaban asediando a la visión globalista sobre cómo deberíamos movernos, sentirnos y comerciar. “Ahora, con el apremio de responder a la enfermedad, los gobiernos están levantando nuevas barreras que limitan los viajes a y desde ciertos países”. No obstante, ¿persistirán tales barreras una vez superado el brote?, se pregunta la gestora.
“Es indudable que el auge geopolítico y financiero de China, aparentemente imparable hace un par de meses, está sufriendo un duro golpe a nivel económico y de relaciones públicas”, asegura. A su juicio, la conmoción económica también podría suponer un obstáculo considerable para la reelección de Trump en Estados Unidos y tiene repercusiones sobre la política estadounidense e internacional. En la Europa pos-Brexit, el brote podría representar una ocasión para sopesar los equilibrios a nivel económico, político y social de la Unión.
Los giros más difíciles…
Para BNP Paribas AM, es obvio que el impacto económico del COVID-19 será más grave en algunos sectores que en otros. El transporte se verá radicalmente alterado, tanto a corto como a largo plazo: la gente evita desplazamientos innecesarios. “De cara al futuro, cabe esperar cierta resistencia a la reanudación de viejos hábitos” y, en general, es probable que las empresas y las personas se replanteen sus necesidades de transporte aéreo, ya puestas en duda por la “vergüenza de volar” por motivos medioambientales, apunta.
El sector de la hostelería sufrirá en todo el mundo, igual que los de comercio minorista, deporte, entretenimiento y espacios culturales. “Los precios de las materias primas se verán afectados durante mucho tiempo y, aunque podría favorecer a los consumidores, también tendrá graves consecuencias y provocará el cierre de empresas”, agrega.
…y las curvas más suaves
Con la transformación de nuestros hábitos cotidianos, algunas compañías y sectores prosperarán. La necesidad de trabajar desde casa está impulsando la demanda de servicios de videoconferencia y, ahora, con el distanciamiento físico, la tecnología jugará un papel más importante en nuestra vida personal, ayudándonos a conectar en el mundo digital. Muchos negocios, como teatros, museos y gimnasios, están desplazando su oferta a internet, mientras que los servicios de emisión en continuo ven dispararse su popularidad.
La gestora destaca que otra área beneficiada será la farmacéutica y sanitaria. “La búsqueda imperiosa de una vacuna está estimulando la financiación de la investigación, ya que la pandemia evidencia la necesidad de mejorar la provisión de sanidad pública”, afirma.
La inestabilidad crea oportunidades
“Pese a lo que parece ser la situación económica más inestable desde 2008, todavía abundan las oportunidades de inversión”, asegura. Las empresas tecnológicas y sanitarias se perfilan como beneficiarias de los cambios en nuestros patrones de trabajo y de una concentración renovada en la salud, respectivamente. Es probable que surjan más oportunidades en las próximas semanas y meses. “Identificarlas a precios atractivos no será tarea fácil, pero una perspectiva más amplia sobre los problemas a los que se enfrentan la sociedad y la economía global será de ayuda”, sentencia.
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