La gran crisis económica de 2008 fue un tsunami para el sistema financiero. Muestra de ello fue la prolífera regulación que se generó después, los cambios que sufrieron algunos productos financieros o la reestructuración del sector bancario europeo, por ejemplo. Ante el contexto actual, la pregunta es inevitable: ¿Está el coronavirus removiendo los cimientos de los mercados de capitales?
Esta es la cuestión que aborda el nuevo informe de CFA Institute bajo el título Impacto del COVID-19 en la industria de gestión de inversiones y la economía global. “La presencia global de CFA Institute nos facilita la oportunidad única de preguntar a nuestros miembros, (profesionales expertos que trabajan, literalmente, en cada rincón del mundo, para evaluar el impacto de la pandemia, que ha provocado el colapso inmediato de los mercados en todos los sentidos. El Informe identifica y analiza qué piensan los miembros sobre las consecuencias que el virus ha tenido en nuestro propósito principal, la gestión global de inversiones. De forma específica, miramos hacia la situación económica, la forma que adoptará la recuperación, la volatilidad del mercado, la formación de precios, así como la importancia de la respuesta regulatoria, y mucho más”, explica Margaret Franklin, CFA, presidenta y CEO de CFA Institute.
Entre sus principales conclusiones señala que la volatilidad ha vuelto. De hecho, cerca del 75% de los profesionales afirma estar analizando la volatilidad antes de tomar una decisión sobre la asignación de activos, o por el contrario siguen sin ver ningún impacto relevante. El restante 25% afirma que ha modificado de forma significativa sus asignaciones estratégicas debido a los efectos de la inestabilidad; ésta ha sido mayor en las carteras de América Latina, el 44%, y en el sudeste asiático, un 38%, a diferencia de Europa y América del Norte.
El informe también recoge dos de las preocupaciones que se han visto durante esta pandemia: la liquidez y la estabilidad de los precios. Sobre la primera, las conclusiones apuntan que existen opiniones diversas por tipo de activo y región. Para los bonos corporativos con grado de inversión en los mercados desarrollados, el 76% cree que la liquidez ha disminuido, siendo la intervención de los Bancos Centrales la que ha estabilizado la trayectoria descendente. Esta ha tenido más impacto sobre los bonos corporativos y soberanos, que en la renta variable de los mercados desarrollados. Solo una minoría de los encuestados piensa que nos enfrentamos un grave shock de liquidez, que podría derivar en ventas masivas y perturbaciones. La caída del mercado parece haber afectado en menor medida a la liquidez de los activos de los mercados desarrollados; solo el 31% cree que ha disminuido.
Sobre la inestabilidad de los precios de los activos, el 96% de los encuestados opina que la situación de crisis podría alterar negativamente la fijación de precios de los activos en el mundo, sin distinción de regiones. Afirman que la causa ha podido estar en dos factores subyacentes: una perturbación de la liquidez (38%), hecho que preocupa principalmente en Asia, y la distorsión de los precios reales del mercado por la intervención de los gobiernos (36%), según indican los encuestados en Norteamérica y Europa. Sobre las prácticas profesionales y éticas respecto de la fijación de precios de los activos, solo el 2% de los encuestados se ha mostrado preocupado con posibles comportamientos dudosos a la hora de fijar los precios.
“El confinamiento ha tenido un efecto devastador en los mercados. En términos de la recuperación y sobre la forma que tomará, nuestros miembros muestran cautela, a diferencia de otros profesionales de la industria de servicios financieros, algo más optimistas. Respecto al efecto que la volatilidad tiene en la asignación estratégica de activos, una mayoría afirma que sus empresas están adoptando un enfoque de esperar y ver con las carteras, o que no han realizado cambios. Las diferencias en el impacto y la respuesta de la industria entre los mercados desarrollados y en desarrollo serán clave a medida que la situación del Coronavirus evolucione en los próximos meses. Entre los indicadores más preocupantes destacan el riesgo que la crisis conlleva sobre la estabilidad del precio de los activos, debido a las perturbaciones de liquidez y la intervención de las autoridades, que podrían influir en la formación de precios”, indica Olivier Fines, CFA, director de Advocacy para EMEA de CFA Institute y autor del Informe.
El negocio de gestión de activos
Recordando lo que ocurrió tras la anterior crisis, el 50% cree que no se debe dar una relajación del código de conducta para fomentar el trading y la liquidez (un 26% pensaba que se debía relajar); el 69% afirma que los reguladores deben tomar la iniciativa para buscar las respuestas adecuadas, consultando con la industria.
Todavía más importante, hay unanimidad sobre lo que los reguladores deberían, y no deberían hacer. Por ejemplo, el 75% cree que las empresas con ayuda de emergencia durante la crisis no deberían pagar dividendos, ni compensar a los ejecutivos con bonos y un 83% opina que no se debe considerar la prohibición de las ventas a corto. En este sentido, el 82% cree que los reguladores no deberían considerar imponer vacaciones en el mercado de valores o permitir temporalmente a las compañías retrasar la presentación de informes sobre cambios en sus condiciones financieras (73%).
En línea con las últimas regulaciones, la mirada de la industria se dirige al inversor: un 94% opina que los reguladores deben reforzar la educación de los inversores sobre el riesgo de fraude en tiempos de crisis, así como extremar la continua vigilancia del mercado (82%).
En opinión de Fines, “la presión que la crisis plantea a los profesionales en términos de conducta profesional también es preocupante; el 45% cree probable que la crisis genere conductas poco éticas en la industria de gestión de inversiones. Sin embargo, la mayoría afirmó que los códigos de conducta no debería relajarse por la crisis, lo que viene a reflejar la profesionalidad y la formación ética de nuestros miembros”.
Este evento de mercado ha reabierto el debate entre gestión pasiva y gestión activa. Pero el 42% de los encuestados cree poco probable que la crisis revierta la progresiva tendencia hacia las inversiones pasivas. De hecho, el 84% cree positivo analizar la actividad de los ETFs durante la crisis, para determinar la naturaleza de su posible impacto sistémico.
De al impacto de la crisis en la gestión de activos, el papel de las finanzas y la globalización, los miembros predicen quiebras a gran escala (39% de respuestas) y también una aceleración de la automatización para reducir los costes (38%). Igualmente, se contempla una próxima consolidación, así como la divergencia entre mercados emergentes y desarrollados, y un posible freno a la globalización de los mercados financieros.
Contexto macro
Sobre el entorno de mercado actual y sus perspectivas, hay unanimidad entre las regiones de América, EMEA y Asia Pacífico: el 44% contempla una recuperación a medio plazo con forma de «palo de hockey«. Esto implica alguna forma de estancamiento durante los próximos dos o tres años, hasta que los signos de recuperación sean visibles. En cambio, el 35% optó por una recuperación lenta, en forma de U, lo que indicaría 3-5 años de recuperación moderada de la actividad, antes de ofrecer signos más claros de aceleración Sin embargo, una mayoría se muestran cautos, a diferencia de algunos CEO de la industria y la banca, que se ha mostrado, por ahora, más optimistas.
Por último, una mayoría de encuestados indicó que era un importante factor de estabilización, pero con diferencias de opinión,según las regiones de procedencia,sobre si aquella debería continuar. Un 49% estaba de acuerdo en que la actual ayuda será insuficiente y debería seguir, pero solo a corto plazo, para permitir un desapalancamiento acompañado de rigor fiscal