Los expertos de Tressis recomiendan cautela. A pesar de que las bolsas muestren cierto optimismo, desde la entidad recuerdan que hay ciertos acontecimientos que se han olvidado pero que siguen latentes. “Estamos moderando el riesgo porque creemos que hay bastantes factores que pueden volver a cobrar protagonismo”, ha explicado Daniel Lacalle, economista jefe de la entidad. En su opinión, en las últimas sesiones se están obviando algunas situaciones como la tensión entre EE.UU. y China, Hong Kong o la fecha del 30 de junio (la firma del acuerdo comercial entre el Reino Unido y la Unión Europea).
Ante este escenario, aseguran que han mantenido la diversificación, exposición a dólar, al oro y la preferencia por los sectores que consideran que serán protagonistas en el futuro: la digitalización, la sostenibilidad, la salud y la demografía. “Estos rebotes de mercado nos permiten reorientar las carteras, pero debemos evitar los cantos de sirena y reorientar a sectores que están caros, pero porque lo merecen”, añade.
Asimismo, Lacalle ha criticado el papel del value durante la crisis. “La primera lección de la crisis es que lo que parece barato no esta tan barato y puede bajar mucho más. Los sectores value no solo no han protegido si no que han sido los primeros y los que más han caído. Lo que te ha demostrado la crisis es que orientar la cartera a los sectores ópticamente baratos genera volatilidad y no te protege en los mercados bajistas”, apunta.
Por su parte, José Miguel Maté, consejero delegado de Tressis, a raíz de los datos que reflejan fuertes salidas de los fondos de inversión durante los meses más duros de la pandemia y la actual tímida reincorporación, ha querido poner en valor el papel del asesoramiento profesional. “Dejarse llevar en los momentos de pánico o euforia es muy peligroso para los ahorradores o inversores particulares. El corto plazo te lleva a salidas en el peor momento y entradas cuando el mercado ya ha subido. Es importante inculcar la necesidad de formación y planificación”.
2008 vs 2020
Para los expertos, realizar un análisis de esta crisis es bastante difícil por la gran incertidumbre que la rodea. “Nunca ha pasado nada similar, algo que empezó como una crisis local centrada en una ciudad de China y que parecía que sería una crisis coyuntural de corta duración se ha convertido en una crisis global y de una duración más larga de la que se podía prever. Ha habido un efecto dominó y la crisis se ha desplegado en varios países y no al mismo tiempo, lo que dificulta el análisis”, explica Lacalle.
Según el experto, se ha convertido en una crisis de demanda que afecta a todos los sectores. “Esto es muy relevante, el sector servicios había compensado la crisis industrial o de manufacturas y ahora es este el que se ha visto más afectado y hace que algunos países muy dependientes del sector turístico y las exportaciones, como España, se vean más afectados”, aclara.
A su parecer, la actividad a nivel global ha quedado unida a un factor que no es económico, como es el frente sanitario y todo gira en torno a él. “Esto ha abierto un debate, libertad vs salud y ahora lo veremos entre la salud y la economía. La incertidumbre que genera esta incógnita de la crisis provoca, ante la falta de referentes, una gran incertidumbre y la incertidumbre es el peor enemigo de los mercados”, detalla.
Desde Tressis descartan que el confinamiento no tenga un impacto a largo plazo y sitúan la recuperación del PIB entre finales de 2021 y principios de 2022. Respecto a la salida de la crisis, Lacalle ha recordado que las salidas en forma de “L” son más habituales de lo que se cree. “Es lo más frecuente, el crecimiento de la productividad salarios e inversión es más pobre y lento. Además, hay que tener en cuenta que en esta crisis se ha generado un aumento enorme de la diferenciación entre capacidad productiva y producción, por lo que es difícil que las empresas inviertan o consuman mucho más”, explica.
En este sentido, la entidad estima un crecimiento del PIB en España de los “más bajos vistos en décadas” y en la eurozona pronostica una caída entre el 8% y 8,5%, siendo estas “estimaciones cautelosas”. Ante este contexto, apuntan que el crecimiento de la eurozona no se recuperará hasta 2022.
Estas previsiones están muy afectadas por los volúmenes de paro que tanto España como la eurozona han alcanzado. “En España, al menos el 30% de la población activa tiene alguna forma de desempleo y en la UE alrededor del doble con el que cerró el año pasado”, explica Lacalle. “El paro es importante a la hora de pensar en la recuperación por el efecto del consumo. En 2019, lo que mantenía a la eurozona fuera de la recesión era el consumo y los servicios. La recuperación va a depender de cómo se reabsorba el desempleo”, añade.
Respecto a la comparación que automáticamente tendemos a hacer de esta crisis con la anterior, Lacalle considera que el cierre forzoso de la economía no tiene el mismo resultado que el pinchazo de una burbuja o un sector. «Aquí lo que ha ocurrido es que el cierre ha generado un problema de solvencia en el sector empresarial”, aclara.
“El problema ahora es que al llevar al cierre forzoso creas un problema de solvencia que no se soluciona con liquidez, esa liquidez se va a gasto corriente y a sectores que ya tenían acceso a deuda, pero los sectores que no estaban endeudados están cayendo como moscas en un mar de liquidez. Los gobiernos toman medidas fiscales muy agresivas y se van a financiar gasto corriente (sanidad, aumento del paro) y, por otro lado, a rescatar sectores que ya eran zombis en 2017, 2018 y 2019. Estás inyectando una cantidad de dinero en el sitio equivocado para generar crecimiento y productividad”, critica.