La Gran Inestabilidad: esta es la temática o etiqueta que elegimos el año pasado para describir la fragilidad de la economía y la sociedad global de cara a 2020. Está inspirada por el contraste con un periodo muy distinto conocido como la Gran Estabilidad: un pasado vago, pero no tan distante, en los años previos a la crisis financiera global, en los que parecía que la economía había alcanzado el “nirvana”. Una pandemia global no era precisamente un tema que tuviéramos en mente cuando elegimos esta temática o etiqueta de “la Gran Inestabilidad”, pero encaja bastante bien con el concepto general. Al fin y al cabo, el mundo ya era, y seguirá siendo, un lugar volátil.
Por supuesto, el brote de COVID-19 plantea un peligro claro e inminente para la humanidad, y la prioridad inmediata de las autoridades es salvar vidas y evitar el colapso de la economía. Sin embargo, los inversores profesionales deben concentrarse en monitorizar la evolución del virus, comprender la respuesta de las autoridades y calibrar su impacto en los mercados desde una perspectiva que contempla dos frecuencias: una alta y otra baja. En otras palabras: qué rumbo tomarán los mercados en las próximas 24 horas, pero también en los próximos 12 a 24 meses, cuando vuelvan a imponerse los fundamentales.
Este artículo se concentra en la importancia de no perder de vista el medio plazo. La sociedad acabará ganando la guerra contra el virus, y el sistema seguirá siendo fundamentalmente frágil. Comprender las fuentes de la Gran Inestabilidad y lo que esta significa para las sociedades, las economías y los mercados seguirá siendo crucial para los inversores.
En este contexto, hemos identificado cinco lecciones:
1. El riesgo de sucesos extremos: la pandemia no es la excepción que confirma la regla, sino la última de una larga serie de conmociones. Estos riesgos derivados de sucesos extremos y de alto impacto ponen en peligro la estabilidad del sistema, pero se pierden fácilmente de vista al evaluarse los sucesos más probables. El mundo es más volátil de lo que queremos creer.
2. Un ecosistema frágil: hoy, una red altamente interconectada de empresas caracterizadas por su agilidad, han subcontratado múltiples aspectos del proceso de producción. Mantienen un mínimo de existencias y dependen en gran medida de la tecnología. La globalización, el cambio tecnológico y la competencia han fomentado una economía mundial eficiente pero vulnerable a grandes conmociones disruptivas.
3. Un papel para el Estado: el Gobierno es el único actor capaz de movilizar recursos para desarrollar resistencia frente a los riesgos que describimos antes de que se hagan realidad, y para gestionar la crisis resultante una vez que se materializan. La respuesta contundente frente a la pandemia demuestra que “querer es poder”. No obstante, ello requiere competencia técnica, un sistema político que funcione correctamente y la confianza del electorado.
4. La única alternativa ha terminado: inversores y políticos habían pasado a depender de unos bancos centrales que harían “lo que hiciera falta” para abordar cualquier conmoción y proteger a la economía. Desgraciadamente, la capacidad de las autoridades monetarias para respaldar a la economía ha ido disminuyendo gradualmente, elevando la vulnerabilidad del sistema. En las últimas semanas, los bancos centrales se han quedado sin la poca munición que tenían antes del virus.
5. El día de mañana: la pandemia podría cambiar profundamente a la sociedad y darnos una lección, especialmente sobre la necesidad de abordar seriamente los riesgos derivados de sucesos extremos. Esto propiciaría una respuesta más contundente a la crisis climática y un replanteamiento del papel que juega el Estado en la sociedad. Los nuevos hábitos aprendidos durante el confinamiento y el distanciamiento social podrían conducir a cambios duraderos de comportamiento, incluido el modo en que trabajamos y consumimos.
Pese a su carácter especulativo, creemos que cada una de estas lecciones es importante en el análisis de aquellos inversores con horizontes a largo plazo. En BNP Paribas Asset Management estamos acostumbrados a investigar antes de invertir, y a examinar las cosas desde distintos ángulos.
Tribuna de Richard Barwell, director de análisis macroeconómico de BNP Paribas AM
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