En mitad de la incertidumbre y de la volatilidad, las gestoras también hablan de oportunidades. La corrección que han vivido las bolsas durante el primer trimestre del año ha generado oportunidades atractivas debido al ajuste experimentado en las valoraciones de los activos de renta variable. Ahora comienzan las subidas y la gran pregunta es: ¿ha llegado el momento de coger posiciones o volverán las caídas
En opinión de Matthew Benkendorf, CIO de Vontobel Quality Growth, tras estas caídas, la renta variable ha subido por una combinación de factores, por un lado, el apoyo monetario y fiscal, por las noticias sobre el aplanamiento de las curvas de mortalidad de la COVID-19 y por la flexibilización de los confinamientos en Europa y en algunas ciudades de EE.UU.
“Esta crisis presenta una oportunidad para que los inversores mejoren y concentren aún más sus carteras en los modelos de negocio más fuertes. Si bien las caídas han sido indiscriminadas en todos los sectores, los inversores diligentes que han hecho sus deberes pueden identificar las empresas que se recuperarán y estarán en una posición más fuerte. Dado que el rendimiento de los bonos ha disminuido y es probable que los tipos de interés se mantengan bajos en el futuro cercano, el valor actual de los flujos de efectivo futuros de las compañías de crecimiento y de buena calidad debería aumentar. De hecho, el valor de las acciones de crecimiento de calidad podría ser mayor hoy que hace un año, cuando los tipos de interés y la inflación eran más altos”, explica Benkendorf.
En opinión de Salman Baig, gestor de Unigestion, las acciones growth de calidad son las más adecuadas para capear este primer momento de turbulencias. La volatilidad del mercado sigue siendo elevada y hay demasiadas incógnitas sobre el ritmo, el alcance y la amplitud de la recuperación económica. Sin embargo, dada la estabilización de los mercados financieros, Baig piensa que ahora es un momento oportuno para “asumir el riesgo selectivamente”. Dicho de otra manera, es el momento “del alfa, no de la beta”. A su modo de ver, las acciones de calidad son aquellas que tienen fuertes resultados y balances sólidos. Por tanto, entre los factores monitorea están los beneficios empresariales y el crecimiento de las ventas, sus márgenes y el cash flow, así como sus índices de apalancamiento y el retorno sobre capital (ROE). Dada la enorme incertidumbre en torno a la crisis, estas compañías de calidad deberían tener “un colchón lo suficientemente fuerte tanto para generar beneficio como para afrontar la financiación de la tormenta actual”.
Desde Fidelity ponen el acento en la solvencia, en contraposición a la liquidez, y que se está convirtiéndose en la prioridad para las empresas y los inversores. “En el plano de los fundamentales, nuestros analistas están proyectando las posibles curvas de recuperación de cada sector y empresa en diferentes horizontes. Los problemas que antes se colocaban en el largo plazo ahora han pasado al medio plazo y se han acelerado las tendencias que existían con anterioridad, como el descenso de la demanda de combustibles fósiles y el declive del comercio tradicional. Cada sector podría tener una curva con su propia forma”, explican Andrew McCaffery, CIO global de Fidelity, y Romain Boscher, CIO global del área de renta variable de Fidelity.
En su opinión, los ganadores de la crisis, como las empresas tecnológicas y sanitarias, podrían experimentar una aceleración del crecimiento (curva en forma de J), mientras que la industria y los bienes duraderos podrían beneficiarse al principio de la demanda contenida, pero recuperarse únicamente hasta un 70% u 80% de los niveles previos a la pandemia, con lo que adoptarían una forma de raíz cuadrada. Por último, los hoteles, las aerolíneas, los bancos y las empresas de energía podrían experimentar una curva en L que les mantendría cerca de mínimos durante un periodo prolongado.
Ideas de inversión
A la hora citar oportunidades concretas, Benkendorf de Vontobel AM destaca que el mercado está subestimando enormemente el negocio del off-trade a corto plazo. “Si bien no preveíamos el colapso del precio del petróleo que se derivó de la disputa entre Arabia Saudita y Rusia y la caída del crecimiento mundial, los inversores deberían buscar empresas que pudieran beneficiarse de la reducción de sus precios. Por ejemplo, para una empresa como Sherwin Williams, el petróleo es un componente importante de su suministro de materias primas, y para Ecolab, una empresa que hace suministros de limpieza, el petróleo es una parte sustancial de los costes de sus mercancías vendidas”, añade.
En este sentido Baig apunta a las tendencias seculares que continúan beneficiando a estas empresas de manera sólida. “La digitalización de muchos sectores de la economía, la aparición de dinámicas ganadoras en todas las industrias y las crecientes necesidades de atención médica ante un mayor envejecimiento de la población. Estas tendencias proporcionan más vientos de cola que deberían impulsar a las empresas en el Nasdaq y el SMI por encima de otras”, apunta.
Y desde Fidelity señalan a los mercados emergentes, ya que sigue teniendo un amplio universo que ofrece diversificación y sus bolsas están entrando en zona de sobreventa. “A medida que se propagaba la pandemia de COVID-19, las acciones de los mercados emergentes entraron rápidamente en zona de sobreventa. Esta clase de activos cotiza actualmente con un ratio precio-valor en libros de 1,2 veces, equiparable al de la crisis financiera mundial. Eso supone un descuento del 38% frente al MSCI World y un descuento del 59% frente al S&P 500”, afirma en su informe de mayo.
“Creo que los ganadores y perdedores obvios ya los conocemos bien: los viajes y el entretenimiento van a tardar mucho tiempo en reactivarse de nuevo. La mayoría del sector de tecnología y cuidado de la salud deberán continuar su buen desempeño, probablemente incluso sobre una base más estructural, ya que quizá va a cambiar la forma en que trabajamos y cómo vivimos. También esperamos que la mayoría del sector de salud e industrias estratégicas similares empiecen a ser repatriadas para que los mercados de países desarrollados no sean tan dependientes de las cadenas de suministro”, añade Esty Dwek, jefa de estrategia global de mercados de Natixis IM.
Por último Benjamin Melman, CIO Edmond de Rothschild AM, apunta que tendencias como la reorganización concentración se arraigarán en esta crisis generando oportunidades para el inversor. “Esta crisis será, pues, una oportunidad sin precedentes para los ganadores, con ganancias fáciles de cuota de mercado y poder de fijación de precios. Habrá un aumento de las fusiones y adquisiciones en todos los sectores e incluso podría producirse una importante consolidación en el comercio minorista, la energía en Estados Unidos y la automoción en Europa. También identificamos la determinación de un cierto número de activos como estratégicos y parte de la soberanía nacional/regional, como la atención sanitaria y la logística. Esto significa que ciertas empresas recuperarán importantes primas”, afirma.
Inversión post COVID-19
Las gestoras no apuntan solo hacia las oportunidades que están surgiendo ahora mismo, en parte por el ajuste que han sufrido muchas valoraciones, sino cuando llegue esa nueva realidad. En opinión de Kames Capital los inversores de todo el mundo se enfrentan actualmente a dos grandes cuestiones: la primera, si su cartera está protegida frente al inesperado y brutal shock económico que ha provocado la pandemia mundial y la segunda, cómo quedará el entorno de inversión una vez hayamos superado lo peor de la crisis sanitaria.
Para Michael Nicol, cogestor del Kames Global Equity Income Fund en Kames Capital, ambas cuestiones están íntimamente ligadas. “La primera tiene que ver con la fortaleza de los balances de las empresas, la demanda estructural, la flexibilidad de los costes y la protección de márgenes. Siempre hay valores defensivos donde refugiarse durante las caídas del mercado pero no siempre son los mismos, como se ha visto claramente durante esta crisis”, señala.
Nicol considera que hay cuatro ideas de inversión que podrían resultar muy atractivas cuando acaba la pandemia: la tecnología, la inversión ESG, la automatización, el gasto sanitario y la desglobalización. “En cuanto al entorno de inversión, creemos que los temas que impulsarán las bolsas una vez superada la pandemia serán muy similares a los que han venido haciéndolo en los últimos años. No obstante, como señaló Schneider Electric en la presentación de resultados del primer trimestre de 2020, estos temas avanzarán rápidamente a consecuencia de las demandas del mundo post COVID-19”, afirma.
En este sentido, la idea que más despunta es la desglobalización. Según explica Nicol, incluso antes de la pandemia, “las disputas comerciales ya habían puesto de manifiesto los peligros de deslocalizar la mayor parte de la producción mundial a una zona geográfica concreta. Reducir el riesgo de las cadenas de suministro será una de las prioridades de los equipos directivos y, probablemente, también la de muchos gobiernos”.