La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) realizó ayer un gran ejercicio de realismo al describir la situación y la gravedad de la crisis económica que la pandemia del COVID-19 está provocando en el país. “La actual crisis de salud pública pesará mucho en la actividad económica, empleo e inflación a corto plazo, y plantea riesgos considerables a medio plazo», ha advertido la institución monetaria en su comunicado.
De nuevo la Fed manifestó que está dispuesta a usar “todas las herramientas disponibles para apoyar la economía de los Estados Unidos en estos tiempos difíciles, promoviendo así sus objetivos de empleo máximo y estabilidad de precios”. Pero no quiso tocar los tipos de interés ni llevarlos a terreno negativo, y los mantuvo en el rango de entre el 0% y el 0,25%, donde los colocó tras la reunión de urgencia del mes pasado.
Pese a la ausencia de novedades en su política monetaria. Los expertos señalan que la declaración de FOMC tras su reunión es bastante relevante. “La Fed destacando todo el trabajo que está haciendo para apoyar la economía y prometiendo hacer más si es necesario. Es sensato que se tome una breve pausa para establecer el impacto de lo que ya ha hecho. Pero no pueden permitirse el lujo de dormirse en los laureles. Necesita ser más audaz. Su primer paso debería ser aumentar la escala y el alcance de sus medidas de flexibilización del crédito para asegurar que la liquidez fluya a las partes de la economía que se enfrentan a una crisis”, explica James McCann, economista senior global de Aberdeen Standard Investments.
Rick Rieder, jefe de inversión de renta fija global de BlackRock, comparte esta misma visión sobre la reunión de la Fed de ayer. “El tema principal de la declaración y la conferencia de prensa del FOMC d fue que la Reserva Federal está comprometida a hacer lo que sea necesario, y más, sólo para asegurarse de que se pueda restablecer una recuperación lo más fuerte posible”, sostiene.
En este sentido, Rieder apunta que los dos mensajes relevantes que ha lanzado la Fed son: que evaluará las condiciones económicas en relación su objetivo de inflación del 2% y, por otro lado, que seguirá adquiriendo valores del Tesoro y valores respaldados por hipotecas residenciales y comerciales.
“Nuestra expectativa es que la Fed compre, aproximadamente, el equivalente a 1,5 billones de dólares en bonos del Tesoro durante el resto del año, alrededor de 200.000 millones de dólares al mes. Este nivel de compras demuestra la magnitud y contundencia de su respuesta ante esta crisis. Puesto en contexto, esto equivale casi un tercio del PIB de EE.UU., o visto de otra manera, las compras de la Fed hasta el final del año ascenderán a cerca del 28% de la capitalización del mercado del Índice S&P 500 o el 20% del Índice de Bonos Agregados de EE.UU.”, apunta Rieder de BlackRock.
Recesión económica
John L. Bellows, gestor de Western Asset, filial de Legg Mason, se muestra crítico y señala que la Reserva Federal subestiman la gravedad de la emergencia económica. Según explica Bellows, la propia declaración «insinuaba un conjunto más amplio de consecuencias al decir que la situación «plantea riesgos considerables para las perspectivas económicas a medio plazo». En su opinión, «la referencia al mediano plazo es importante, especialmente porque la declaración anterior de la Reserva Federal de marzo se había referido sólo a los riesgos de corto plazo. Mirando hacia el medio plazo, la Fed está estableciendo una política para ser activa y acomodaticia durante un largo período de tiempo, y casi con seguridad mucho más allá de la resolución de la pandemia del COVID-19».
Como indica McCann, ser “audaz” será necesario teniendo en cuenta que Estados Unidos ha registrado una caída del 4,8% en su PIB durante el primer trimestre de 2020, porcentaje que podría elevarse hasta el 30% para los siguientes tres meses. A esto se suma, el fuerte aumento que ha experimentado el desempleo, donde cerca de 30 millones de estadounidenses han solicitado subsidios durante el último mes. Lo que está claro es que después de once años de bonanza económica y crecimiento, Estados Unidos encamina una recesión.
“La economía estadounidense no experimentaba una contracción tan severa desde el cuarto trimestre de 2008, en plena crisis, cuando el PIB del país norteamericano observó una caída del 8,4%. Asimismo, se trata de la primera contracción de la economía desde el primer trimestre de 2014. Prácticamente, todos los componentes del PIB registraron datos negativos: el gasto de los hogares se contrajo un 7,6%, frente al incremento del 1,8% del cuarto trimestre, lo que supone la peor lectura del dato desde el segundo trimestre de 1980. El gasto en bienes duraderos se desplomó un 16,1%, mientras que en servicios, el gasto descendió un 10,2%. Este dato con una caída tan fuerte del PIB, nos muestra el efecto tan profundo del parón económico que estamos atravesando, especialmente teniendo en cuenta que la economía estadounidense solamente estuvo con medidas de confinamiento durante las dos últimas semanas del trimestre y que en aquel momento no afectaban a todo el país”, señalan los analistas de BancaMarch.
Frente a esta situación, el economista senior global de Aberdeen Standard Investments, considera que la Fed necesita innovar y poner la opción del “dinero helicóptero” sobre la mesa. “Lo que se está considerando en este momento no es verdadero dinero helicóptero porque las medidas que se proponen para financiar los esfuerzos fiscales no son permanentes. Esa es una diferencia crucial. Al hacerlas permanentes, la Reserva Federal podría impulsar poderosamente el crecimiento y la inflación, de una manera que es poco probable que ocurra si se mantienen las mismas herramientas de siempre. Si se hace correctamente, la Reserva Federal puede evitar perder la independencia, algo que le preocupa que ocurra al adoptar el dinero helicóptero. Pero el primer paso para hacer un cambio es aceptar la necesidad de cambiar, y ahí es donde empiezan los problemas de la Reserva Federal», añade McCann.
Mercados e inversores
La Fed solo ha puesto por escrito lo que muestran los datos económicos del país durante el primer trimestre del año y ha reconocido que la economía podría sufrir una caída sin precedentes. El inversor es consciente de ello y por eso el inversor se muestra más adverso al riesgo, aunque confía en la capacidad de la Fed para sostener la economía.
Según recoge Deutsche Bank en su último informe, a los mercados le está pesando el dato negativo del PIB del primer trimestre, pero aún así reaccionaron bien a la reunión de la Fed. “El índice S&P 500 subió un 2,7% hasta 2.940 puntos, con los sectores de servicios energéticos y comunicaciones repuntando un 7,4% y un 5,1%, respectivamente. El rendimiento de los bonos del Tesoro a dos años cayó al 0,18%, mientras que el rendimiento a 10 años subió al 0,62%. El índice del dólar cayó un 0,3%, mientras que el oro subió más de un 0,3% a 1.713 dólares por onza”, apunta.
Desde Deutsche Bank, para el mercado y los inversores resulta alentador que la Fed considera que la economía estadounidense se recuperará de cara al tercer trimestre, aunque Jerome Powell, presidente de la Fed, descarta una recuperación en V.
“La declaración del FOMC de abril nos proporciona lo que esperábamos, pero no lo que buscábamos. Aunque obviamente esperábamos que las tasas se mantuvieran cercanas a cero hasta que las tasas de desempleo mejoren, así como los precios se estabilicen, consideramos que ha faltado más información sobre cómo se desarrollará su programa de compras”, apunta Christian Scherrmann, economista para EE.UU. en DWS.
Según el análisis de AXA IM, lo que más preocupa a la institución monetaria es cómo vaya avanzando la pandemia del COVID-19 por el país. «Hay poco más que la Fed pueda o necesite hacer por ahora. Sin embargo, la Fed está claramente insegura acerca de cómo progresará el virus y la economía en los próximos trimestres y está lista para ajustar la política en consecuencia. Pensamos que era revelador que Powell se refiriera constantemente a la necesidad de proporcionar un estímulo adicional, monetario y fiscal, para asegurar una recuperación sólida, con nuestra opinión de que gran parte del estímulo proporcionado hasta la fecha solo satisfará la caída de la actividad esperada en los próximos meses», apunta en su último análisis.
En este sentido, la gestora espera que Fed continúe expandiendo su balance general en los próximos trimestres en un intento por lograr una recuperación sólida frente a los persistentes vientos en contra. «También esperamos que la orientación futura sea más específica en los próximos meses, posiblemente a partir de junio, cuando la Fed produzca su próxima ronda de Summary Economic Projections», concluyen desde AXA IM.
Para Keith Wade, economista jefe y estratega de Schroders, es importante que la Fed gestione el momento actual, pero sin dejar de mirar hacia el futuro. En su opinión, «lo peor está por venir», pero los mercados y la Reserva Federal ya lo saben. «El debate se desplazará hacia la forma que tomará la recuperación a medida que se levante el confinamiento. Vale la pena destacar que el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, dijo que espera que la reapertura de la economía impulse el gasto de los consumidores, pero no a los niveles anteriores a la pandemia. Añadió que el organismo está preocupado por los efectos a largo plazo, o por las cicatrices, en la actividad económica. Es evidente que la política seguirá siendo flexible después de que se levante el confinamiento y hasta bien entrado el 2021″, afirma Wade.