La prima de riesgo en España se ha elevado por encima de los 150 puntos básicos, en máximos desde 2016, en un contexto complejo para los mercados ante la crisis del coronavirus y sus consecuencias económicas para el país. Los expertos hablan de recesión, crisis de empleo y mayores déficits, que harán a las agencias revisar la calificación crediticia del país, y que podría llevar a los inversores a replantear su inversión, si bien explican que España crecerá en 2021 y contará con el apoyo del BCE para financiarse de forma atractiva. Así, España afronta una recesión en 2020 pero con niveles de deuda y déficits que podrían no ser problemáticos y que podría venir seguida de una fuerte recuperación en 2021, con una financiación en los mercados favorable (la rentabilidad del bono a 10 años sigue situándose en niveles del 1%).
Con respecto al aumento de la prima de riesgo, Philippe Waechter, jefe de análisis económico de Ostrum AM (gestora de Natixis IM), recuerda que “la situación cambió a partir de febrero, cuando se empezó a percibir que el riesgo en España era tan alto como en Italia. Las cifras de gente infectada en España, como porcentaje de la población, empezaron a ser mucho más altas que en el resto de países europeos y ahora, a pesar de todos los esfuerzos del Gobierno español, el crecimiento del PIB está en riesgo. España es percibida ahora como un país de riesgo y los inversores no quieren correr demasiados”, advierte.
Sin embargo, en Scope Ratings creen que la calidad crediticia del país, y su futuro en los mercados, dependerá más de la recuperación que de la crisis: “Los desafíos a la calidad crediticia soberana de España a partir de la crisis del COVIS-19 dependerán más de la recuperación económica que de las cifras de déficit y deuda de 2020, ya que el BCE mantiene muy bajos los costes del servicio de la deuda pública”, explican Alvise Lennkh y Giulia Branz, analistas de la entidad. En la firma explican que España podría caer en una profunda recesión, con un crecimiento que se contraerá alrededor del 8% del PIB este año, seguido de un fuerte rebote en 2021, “suponiendo que haya una recuperación gradual en la actividad económica a partir del segundo semestre de 2020”.
Pero advierten, la economía española es particularmente vulnerable a la pandemia y a las crisis relacionadas con el confinamiento, dada la estructura de la economía: alrededor del 30% de la actividad económica y el 40% del empleo está relacionado con el turismo y actividades recreativas. “Una elevada proporción de empleo en los sectores más afectados por la pandemia y un uso generalizado de los contratos temporales (22% del total de empleados) provocarán un aumento significativo del desempleo, por encima del 18% este año”. En su opinión, la crisis sanitaria ha destapado las debilidades económicas estructurales, como “un rígido mercado laboral caracterizado por el uso extensivo de contratos temporales, o la falta de ajustes fiscales estructurales realizados en años anteriores en los que las condiciones económicas eran favorables”. Sin olvidar la fragilidad política, pues los gobiernos sin mayoría de los últimos tiempos han dificultado las reformas.
También critican la respuesta fiscal: “La respuesta fiscal de España a la crisis es, hasta la fecha, relativamente modesta en comparación con otras grandes economías de la eurozona, como las de Alemania y Francia, equivalente a alrededor del 1,4% del PIB, lo que refleja un espacio fiscal limitado”.
En la firma esperan que el déficit presupuestario aumente a alrededor del 8% del PIB, desde el entorno del 2,5% antes de la crisis, elevando la relación entre la deuda pública y el PIB unos 15 puntos porcentuales este año, hasta el 110% del PIB. Sin embargo, mientras los rendimientos se mantengan bajos, dicen, gracias al BCE, el problema fundamental no es tanto el déficit como la recuperación económica después de la crisis: “Si las medidas fiscales resultaran eficaces para lograr una reactivación más rápida de la recuperación económica, esto también apoyaría la sostenibilidad de la deuda a medio plazo”, explican en Scope Rating.
Un fuerte crecimiento en 2021
Con todo, las entidades vaticinan una fuerte recuperación el próximo año tras la crisis de éste. En AXA IM estiman un crecimiento en España para 2021 superior al 4%, con ciertas condiciones. Así, David Page, Head of Macro Research & Core Investments de AXA IM, pronostica que «la tasa de crecimiento global para 2021 será la más rápida desde 2010 al situarse en un 5,4%», lo que se traduciría en un «4,6% de crecimiento del PIB de España y un 5,2% en la Eurozona», así como un «crecimiento de 4% para EE.UU. y de un 8% para China» para el año que viene, pero cree que «la recuperación está condicionada a tres factores: la no recurrencia del COVID-19 más allá de 2020, la protección del mercado laboral y el impacto completo de las políticas de estímulos presentes y futuras.
“El PIB de la mayoría de los países desarrollados se contraerá entre un 5 y un 10 por ciento este año, una cifra superior a la que se produjo durante la crisis financiera mundial en 2008 y 2009”, vaticina Rob Lind, economista de Capital Group. Pero cree que habrá un repunte en la economía en el tercer trimestre a medida que las economías se abran y en 2021.
Fuerte déficit y deuda sin problemas
Lind reconoce que muchos países podrían tener déficits y deudas superiores a lo que solíamos pensar pero sin afrontar problemas: “Antes de la crisis financiera mundial, algunos economistas señalaban que un nivel de deuda superior al 90% comenzaría a pesar sobre el crecimiento de un país. Ahora está claro que los gobiernos pueden tener déficits y deudas superiores a lo que solíamos pensar anteriormente, en los años 80 y 90, y las ratios de deuda podrían llegar al 100% del PIB y no ser problemáticas», explica.
«Gracias a los bajos tipos de interés de los bancos centrales durante la última década, hemos visto que los niveles de deuda más altos son manejables para los países. Es imposible decir exactamente dónde se encuentra el punto máximo en la relación deuda/PIB para que esta sea manejable, pero al menos no hemos llegado a esa zona en la mayoría de los países”. España podría ser uno de esos países.
El apoyo del BCE
De hecho, los expertos agradecen en apoyo del BCE, que mantiene buenas condiciones de financiación para España: “Las acciones del BCE están apuntalando un acceso favorable al mercado para los países de la eurozona, lo que es crucial para evitar una crisis de liquidez a corto plazo, así como para apoyar la sostenibilidad de la deuda a medio plazo”, explican en Scope Rating. Y eso supone una diferencia enorme frente a 2012: “Entonces, la rentabilidad de la deuda pública española de referencia se elevó por encima del 7%. Los tipos de financiación de España se han mantenido favorables, con una rentabilidad del bono a 10 años de entorno al 1%”, recuerdan.