Durante las últimas semanas la volatilidad ha sido notablemente alta y no sólo en los mercados, sino también en la vida de millones de personas de todo el mundo. La actual crisis de mercado es única, en cuanto a que está asociada a una crisis global de salud, que es mucho más inquietante. Pero, por lo que respecta a los movimientos de mercado, esta no es la primera crisis a la que hacen frente los inversores en mercados emergentes.
Los movimientos en estos mercados durante las últimas semanas han sido de una magnitud no vista desde 2008 y desde mediados de 2002. Sin embargo, desde 2002 ha habido 10 meses en los que el diferencial del índice Emerging Markets Bond Index Global Diversified (EMBI GD) se ha ampliado en más de 60 puntos básicos y nueve meses en los que el spread del Corporate Emerging Markets Bond Index Broad Diversified (CEMBI BD) se ha ampliado más de 60 puntos básicos. El que sea esta la primera vez que se produce una ampliación similar del spread, desde septiembre de 2011, es un importante indicador de la mejora en la estabilidad de los mercados emergentes, tanto en términos económicos como de mercado. Aunque, por supuesto, gestionar la volatilidad del mercado es parte de la vida del inversor en mercados emergentes.
De los fondos de la categoría VDOS de renta fija internacional emergentes, el mejor resultado por rentabilidad en lo que llevamos de año corresponde a MAN GLG GLOBAL EMERGING MARKETS DEBT TOTAL RETURN, con una rentabilidad de 9,52% desde comienzos de año en su clase IH en euros.
El objetivo del fondo es conseguir retornos a largo plazo en cualesquiera condiciones de mercado. Para ello, invierte en una cartera de valores de renta fija denominados en divisa local o de países de la OCDE, además de en derivados.
Su enfoque de inversión busca añadir valor combinando análisis fundamental en profundidad con un filtrado top-down (de arriba hacia abajo) y cuantitativo, complementado por una fuerte disciplina de gestión de riesgos.
Está gestionado por Guillermo Osses, un gestor de inversiones con una larga trayectoria de inversión en estrategias de mercados emergentes. Guillermo es el director de estrategias de deuda de mercados emergentes de Man GLG. Con anterioridad a su incorporación a Man GLG, fue director de carteras de mercados emergentes de HSBC Asset Management, gestor senior de carteras de renta fija de mercados emergentes de PIMCO y responsable del trading propietario y creación de mercado de divisas de mercados emergentes de Barclays Capital.
Fue también trader de mercados locales latinoamericanos en Deutsche Bank. Guillermo es MBA por la MIT Sloan School of Management y se licenció en Administración de Empresas en la Universidad Católica de Córdoba, en Argentina.
El equipo gestor cuenta con flexibilidad para implementar ideas de inversión de forma autónoma y reaccionar rápidamente en un entorno dinámico, disponiendo de acceso flexible al conjunto completo de oportunidades de deuda de mercados emergentes, tanto en moneda local como en monedas principales. Se beneficia además de la amplia plataforma de crédito de Man GLG y de su infraestructura operativa.
La base de su proceso inversor es un análisis fundamental exhaustivo de los componentes de cada universo, con el objetivo de identificar las oportunidades que, a su juicio, son las más atractivas por valoración. Por ejemplo, para evaluar si un país puede ser un candidato para invertir, se valora en primer lugar la calidad del crédito de ese país. Para ello, se analizan varios datos macro como tasa de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB), inflación y algunos otros factores por su porcentaje respecto al PIB. Tras considerar ciertos factores cualitativos, como la historia de impagos soberanos y el riesgo político, el equipo inversor asigna una puntuación a cada país. A continuación, esta puntuación se compara con el diferencial de su deuda soberana para identificar los países mejor valorados.
En la siguiente etapa se pasa ya a la selección de valores, focalizándose en las valoraciones, con el objetivo de identificar los más atractivos por precio. Un análisis similar se lleva a cabo respecto a divisas y tipos de interés locales, con el énfasis puesto en la valoración. El equipo se centra en desarrollar una expectativa de futuro respecto a la balanza de pagos de cada país con el fin de evaluar el atractivo relativo de las monedas emergentes. Respecto a los tipos de interés, la credibilidad de los bancos centrales y la calidad del crédito soberano son las claves de su análisis de valoración.
En el siguiente paso del proceso, realizan una evaluación descendente (top-down) sobre valores individuales identificados por su análisis fundamental. Su objetivo es garantizar que las tendencias macro globales apoyen su visión respecto al posicionamiento, considerando las expectativas de retorno de la clase de activo, los temas macro y los escenarios globales. Esta valoración también incluye la evaluación del grado de compra en los valores que han identificado, con la ayuda del análisis de regresión del comportamiento de los fondos de mayor tamaño.
Para construir la cartera, el equipo gestor utiliza una lista de posiciones de alta convicción, asignando los pesos a cada posición individual en base a las expectativas de retorno y volatilidad. El riesgo de cartera se evalúa tomando en consideración dimensiones como la duración, tanto externa como local, la duración del spread, el valor de mercado y la exposición a la divisa.
Finalmente, la cartera se somete a una prueba de stress en cuanto a beta y correlaciones respectos a índices de referencia, tracking error y ratio de información, volatilidad y riesgo de bajadas. La cartera se ajusta de forma iterativa en base a los resultados de las pruebas.
Las mayores ponderaciones en la cartera en deuda externa, denominada en dólares, corresponden a Colombia (0,17%), Sudáfrica (0,19%), Brasil (0,18%), Indonesia (0,15%) y Turquía (0,57%). En cuanto a la exposición a divisas y tipos de interés locales, las mayores son en Indonesia (0,30%), México (0,28%), Sudáfrica (0,13%), Turquía (0,12%), Colombia (0,10%) y Chile (0,08%).
El patrimonio bajo gestión del fondo es de 1.650 millones de dólares (aproximadamente 1.520 millones de euros). Por rentabilidad, el fondo se posiciona entre los mejores de su categoría en el actual 2020 y en el grupo de los segundos mejores de su categoría, en el segundo quintil, durante 2017 y 2018. A tres años, su controlado dato de volatilidad es del 6,65% y del 7,56% en el último año, situándose por este concepto entre los mejores de su categoría, en el quintil cinco. En este último periodo, su Sharpe es de 0,82 y su tracking error, respecto al índice de su categoría, de 22,49%. La suscripción de la clase Institucional I H requiere una aportación mínima de 1.000.000 dólares (aproximadamente 921.700 euros), aplicando una comisión fija del 0,75% y de depósito de hasta el 0,04%. El fondo cuenta también con la clase DH en euros para el inversor individual, con aportación mínima de 1.000 euros y comisiones fija y de depósito de 1,50% y 0,04% respectivamente.
Los recortes de tipos de interés y las inyecciones de liquidez de los bancos centrales, en opinión del equipo gestor, pueden ralentizar la contracción de la demanda, pero tendrán un efecto limitado en la reversión del shock de la oferta en las cadenas de suministro. Además, países emergentes como Indonesia, Sudáfrica, Turquía, Brasil y Colombia tienen un margen fiscal limitado para contrarrestar el impacto del coronavirus en sus economías domésticas.
Además, creen que, de acuerdo con el seguimiento que realizan, las posiciones no se han aligerado. Por lo tanto, en el futuro estiman que los diferenciales de riesgo y crédito desempeñen un papel más importante en los retornos de mercados emergentes.
Por su excelente evolución por rentabilidad, especialmente en el último periodo de tres años, el fondo obtiene la calificación cinco estrellas de VDOS.
Tribuna de Paula Mercado, directora de Análisis en VDOS