Ha llegado el momento de que los inversores occidentales diversifiquen su exposición a dividendos invirtiendo en mercados emergentes, donde los reducidos niveles de deuda corporativa, unidos a unos elevados beneficios empresariales, favorecen el crecimiento de los dividendos.
De cara al futuro, desde ING Investment Management prevén un aumento del peso de los dividendos en las rentabilidades globales de la renta variable emergente, ya que será difícil que se repitan las plusvalías registradas durante la pasada década.
Además, en un escenario de inestabilidad bursátil, las acciones que pagan dividendos pueden atenuar la volatilidad de las carteras.
En la actualidad, más de 600 acciones de mercados emergentes globales ofrecen una rentabilidad por dividendo superior al 2% y una liquidez suficiente para el inversor institucional.
Mercados emergentes: mucho más que una historia de crecimiento
Hasta hace poco, la renta variable de mercados emergentes (ME) no aparecía en el horizonte del inversor que busca rendimientos. Después de todo, las empresas de países en vías de desarrollo han preferido, por lo general, destinar sus beneficios a expandir su negocio en lugar de distribuirlos entre los accionistas. Por tanto, existe la percepción de que las inversiones en ME ofrecerán revalorizaciones de sus cotizaciones, pero escasos rendimientos.
Sin embargo, tras las crisis sufridas en la década de los noventa, entre ellas la asiática, las empresas de países emergentes empezaron a decantarse por una cultura de reparto de dividendos, priorizando la consecución de unos cash-flows aceptables y balances prudentes.
Además, los inversores comenzaron a mostrarse cada vez más partidarios de los dividendos estables. Esta tendencia se ha acelerado en el contexto posterior a la crisis crediticia por la intensificación de la ‘búsqueda de rentabilidad’.
En la actualidad, la rentabilidad por dividendo de la renta variable emergente es aproximadamente del 3%, superior a la de algunos importantes mercados desarrollados como EE.UU. (2%) y Japón (2,6%).
Asimismo, en 2012 las empresas de ME destinarán el 35% de sus beneficios al pago de dividendos, un tercio más que en el año 2000.
La importancia de los dividendos
Desde una perspectiva a largo plazo, los dividendos son los que más contribuyen a la rentabilidad total de cualquier cartera de renta variable.
Sumado a lo anterior, la rentabilidad por dividendo es también la única fuente positiva de rentabilidad que se mantiene a lo largo del tiempo, ya que el crecimiento tanto de las plusvalías como de los dividendos puede arrojar cifras negativas.
Asimismo, el crecimiento de los dividendos es mucho menos volátil que el de los beneficios, sobre todo en fases de ralentización de la economía mundial. Ello hace de la estrategia orientada a dividendos una fuente de rentabilidad estable con características defensivas.
Compartiendo sus beneficios, las empresas con largos historiales de dividendos estables y crecientes potencian el vínculo con sus accionistas.
Los dividendos son un criterio de valoración estable y una señal fiable de las perspectivas de una empresa. Un incremento del dividendo es indicativo de que la empresa tiene confianza en su futuro. El pago de dividendos es un indicio de fortaleza y de gestión disciplinada. Significa que las empresas tienen que generar permanentemente beneficios y gestionar su tesorería de manera prudente.
Jacco de Winter se unió a ING Investment Management en enero de 2007. Como parte del equipo de editores financieros del departamento de Servicios de Inversión, es responsable de transmitir las visión y experiencia de ING al resto de unidades de servicio al cliente y de banca privada. Anteriormente Jacco trabajó como editor financiero en IRIS (instituto de análisis de Rbabobank y Robeco), BeursBulletin and Dow Jones Newswires.