El mundo mira con atención la evolución de los casos de contagio de coronavirus y los picos de infección porque, en gran medida, su evolución marcará el ritmo de las economías de los países más afectados por esta pandemia. Al calor de estas cifras, los analistas, gestores e inversores intenta identificar si las bolsas ya han caído a sus mínimos y si los primeros rebotes que observamos serán sólidos.
En opinión de Esty Dwek, Head of Global Market Strategies en Natixis IM Solutions (Natixis IM) y Dave Lafferty, Chief Market Strategist de Natixis IM, hay indicios de que lo peor ya ha pasado. “Después de 42 recortes de tipos de interés por parte de los distintos bancos centrales desde comienzos de febrero, los mercados están descontando ahora una recesión, pero no una prolongada. Cómo de drásticas y cuánta duración tendrán que tener las medidas de confinamiento es lo que finalmente determinará cómo de malo será el escenario económico. De momento, los riesgos a la baja permanecen. Esperamos que las recientes medidas ayuden a evitar el peor escenario, pero se necesita un mayor apoyo fiscal para tranquilizar a los mercados, aunque creemos que los riesgos sistémicos permanecen bajos y mantenemos un escenario de lenta recuperación en U”, señala Dwek.
Por su parte Lafferty completa la valoración que hacen desde Natixis IM añadiendo que, en renta variable, “el índice VIX ha bajado de los niveles de hemorragia vistos recientemente, lo que da ciertos indicios de que, aunque queda cierto dolor por sufrir por los mercados, lo peor en la caída de la renta variable podría haber pasado ya. Acertar con el timing de mercado es imposible, pero estamos viendo algunas valoraciones que parecen interesantes. En todo caso, todo esto es sujeto a revisión. Si la pandemia no está bajo control para mayo o junio, entonces nuestras previsiones podrían ser demasiado optimistas”
Según el último informe de BlackRock, un considerable estímulo fiscal para reducir el impacto económico del coronavirus está en camino, y está siendo subestimado por los mercados. En su documento apunta que, en última instancia, “los mercados se asentarán si se cumplen tres condiciones”:
- Visibilidad en la escala definitiva del brote de coronavirus y evidencia de que la tasa de infección ha alcanzado su punto máximo de contagio a largo plazo
- Un despliegue de paquetes de políticas creíbles y coordinadas
- Confianza en que los mercados financieros están funcionando correctamente.
“Una vez que entendamos mejor la escala y el impacto del brote, la respuesta política se preparará para una eventual, y fuerte, recuperación. Por eso nos mantenemos neutrales en cuanto a los activos de riesgo y creemos que los inversionistas deben adoptar una perspectiva a largo plazo. Fomentamos la resiliencia de las carteras mediante una asignación por índices a bonos del Estado, acciones de alta calidad, efectivo e inversiones sustentables. Para los inversionistas a largo plazo, vemos creación de valor en los activos de riesgo”, señalan desde BlackRock.
En opinión de Amundi el mercado está buscando “un verdadero catalizador”. Según indica su último análisis de mercado los inversores han pasado de subestimar la gravedad de la crisis (mercados boyantes) a una escalada global completa (con EE.UU. uniéndose a las medidas de emergencia) que ha llevado a una disrupción y sobre-reacción en los mercados. “Todavía estamos en esta fase de sobrerreacción y es probable que continúe durante algún tiempo, ya que el flujo de noticias es intenso. Es importante mirar a China e Italia como indicadores adelantados de lo que los países pueden esperar. Los datos macroeconómicos, como es lógico, serán muy débiles, como hemos visto en las cifras de ventas al por menor y producción industrial de China en enero y febrero”.
Las consideraciones de la gestora indican que lo que será vital es que la actividad se reanude después de las medidas de contención. “Una vez más, China es nuestro indicador adelantado. Italia será crucial en la evaluación del impacto y la duración de la crisis en Europa, seguida por EE.UU. Todavía estamos en una etapa demasiado temprana para ver grandes mejoras; las próximas dos semanas serán críticas para ver los efectos de las medidas de contención y para estimar la duración potencial de la contracción económica. Cualquier sorpresa positiva o negativa en este sentido moverá el sentimiento del mercado. Además, la reanudación de la actividad en China permitirá evaluar el riesgo de un segundo brote”, añade en su informe Amundi.
Señales positivas
Desde Robeco también ven algunas señales positivas en mitad de esta crisis de mercado y sanitaria. “Entender lo que nos ha llevado hasta aquí requiere que echemos la vista atrás y analicemos la tendencia a largo plazo de las últimas décadas: la tendencia secular. A lo largo de los últimos 20-30 años han venido desarrollándose distintos focos importantes de desequilibrio en la economía mundial. En mi opinión personal, su causa reside en la gran voluntad de los bancos centrales de evitar o suavizar las recesiones. Ya en la era Greenspan veíamos que, en cuanto la economía deceleraba, la Fed comenzaba a rebajar tipos. Al hacerlo, creamos un superciclo de deuda”, apunta Victor Verberk, director de inversiones y codirector del equipo de Crédito Gestor de la Estrategia Global Credit.
En su opinión es el momento de fijarse esas señales positivas, como por ejemplo las decisiones que están tomando los gobiernos e instituciones monetarias mundiales. Y señala que, ante la evidente recesión que estamos iniciando, hay buenas noticias: “A diferencia de lo que sucedió en 2008, esta vez los políticos están comprendiendo mucho más rápido que nos encontramos ante una situación precaria. Sobre todo porque las grandes empresas y las pymes, al igual que sus propios votantes, están sufriendo. En 2008, eran los bancos y Wall Street, que ya habían ganado mucho dinero, los que necesitaban ser rescatados, y eso no era plato de gusto. Ahora mismo, se observa una reacción mucho más rápida y parece que se van a adoptar medidas presupuestarias de estímulo. El movimiento se demuestra andando, por supuesto, pero al menos hay alguna noticia positiva”, explica.
Otro aspecto positivo que Verberk observa es la velocidad de la oleada de ventas. En este sentido apunta que “la venta masiva que ha tenido lugar tanto en el mercado de renta variable como en el de crédito no tiene precedentes. La velocidad de esta venta masiva, o el ritmo de ampliación de los diferenciales, han sido mucho mayores que en 2008. En los mercados de renta variable, por ejemplo, hemos caído en un mes lo mismo que en casi un año durante la crisis de 2008. De modo que la velocidad de la oleada de ventas es muy alta, y eso en sí es algo bueno”.