Tras diez años de ciclo, los inversores comienzan a ver en la pandemia del coronavirus el cisne negro que le pondrá fin y dejará paso una recesión. Esta crisis sanitaria ha golpeado las bolsas de los principales países del mundo, así como sus perspectivas de crecimiento para el primer trimestre del año, pero también para todo el 2020. La pregunta es inevitable: ¿Acabará este virus dejando una recesión global? Y, según las gestoras, la respuesta también es inevitable.
Durante las primeras semanas del coronavirus, la mayoría de las firmas de inversión se mostraban cautas e insistían en que habría que esperar para ver el impacto del COVID-19 en las economías. Lo único que desde un primer momento todas han sostenido es que el impacto se notará en el primer y segundo trimestre del año, pero casi más motivado por las medidas de confinamiento y parón de la actividad económica que han impuesto los gobiernos para frenar el avance de la pandemia. “Con unas economías que seguían en proceso de recuperación, el brote generalizado del COVID-19 pone la economía mundial en stand by. El impacto económico de este brote sigue siendo difícil de medir. La actividad de sectores como viajes, restaurantes y ocio será muy difícil, por no decir imposible, de compensar. En otros sectores, como la industria de bienes duraderos, la recuperación será posible cuando la situación vuelva a la normalidad”, señala Julien-Pierre Nouen, economista jefe de Lazard Fréres Gestión.
En un contexto de mercados perdiendo más del 20% de su valor, Nouen se muestra más optimista, no cree que estamos entrando ahora mismo en recesión económica. Explica que, “la economía se verá afectada a corto plazo y, sin duda, el PIB caerá en algunos países. ¿Pero es esto una verdadera recesión? La respuesta es no, si acordamos que el término recesión significa una caída marcada y sostenida de la demanda final. Paradójicamente, la crisis actual probablemente se convierta principalmente en un aplazamiento de cualquier ajuste de combinación de políticas, que tiende a ser el principal desencadenante de la recesión. Si bien las perspectivas son buenas para los activos de riesgo, podemos esperar que la volatilidad permanezca en el centro del escenario en las próximas semanas, hasta que los países que se enfrentan a la epidemia muestren señales de tenerla bajo control”.
Desde Unigestion, al principio de esta crisis evitaban la palabra recesión, pero llegados al segundo trimestre, lo ven claro. «En términos trimestrales, una cuarentena que durase dos meses, como en China, con el 90% de la población cumpliendo y reduciendo el consumo en un 70%, resultaría provocaría unos efectos en el crecimiento del -5% trimestral. Esto se traduciría en que el crecimiento de 2020 en Estados Unidos fuese del -2,9% y el de la Eurozona del -3,6% interanual, lo que representa la normalización del crecimiento en la segunda mitad del año», apunta Salman Baig, gestor de Unigestion. Así, de acuerdo con el escenario central de la gestora, 2020 debería ver “la primera recesión global desde la Gran Crisis Financiera”.
Desde AXA IM, directamente, señalan una contracción del 4,6% en la eurozona para 2020. Según Gilles Moëc, Chief Group Economist en Axa Investment Managers, “el impacto de los confinamientos en la actividad es profundo y probablemente durará más de lo esperado inicialmente”. Esto ha llevado a AXA IM a anticipar que “el PIB de la eurozona se contraerá un 4,6% en el promedio anual de 2020”. Esta contracción tendrá un impacto automático en los déficit públicos. “Sin ni siquiera contar con los planes de estímulos fiscales discrecionales ofrecidos por los Gobiernos esto implicaría un automáticamente elevar los déficit de la eurozona a un promedio del 2,6% del PIB, frente a la proyección inicial de la Comisión Europea, que era del 0,9%”, añade el experto de AXA IM.
“La normalización va a ser gradual, sector por sector, con una división nítida del año en dos mitades, una profunda recesión en los dos primeros trimestres, que daría paso a un rebote en el tercer y cuarto trimestre. Creemos que lo está haciendo el mercado ahora es centrarse en la recuperación del segundo semestre y mostrarse menos sensible a la profundidad de la contracción del primer semestre, a medida que los inversores se están preparando para una algunas cifras realmente horribles. En nuestra opinión, el mercado se ve impulsado por el arsenal de políticas monetarias, como por ejemplo los últimos anuncios de la Fed; el acuerdo en relación al suministro del petróleo y, más fundamentalmente una creciente confianza en una relajación gradual del confinamiento, aunque eso dependerá mucho también de la capacidad para realizar pruebas que permitan un regreso generalizado al trabajo y controlar la pandemia al mismo tiempo”, , explica Gilles Moëc.
La evolución de la pandemia, las bolsas y las medidas anunciadas por los diferentes bancos centrales han ido cambiando la valoración de las firmas sobre una posible recesión. Por ejemplo desde Bank Degroof Peterca señalaban que estábamos ante un «choque severo», pero «muy probablemente temporal». Ahora pone el acento en el efecto que las medidas anunciadas tengan. «Una fuerte conmoción está dañando el crecimiento mundial, tanto desde el punto de vista de la demanda como de la oferta. Es un impacto a la confianza, y la creciente incertidumbre que genera, conducirá a la reducción o el retraso del consumo de bienes y servicios, pero también a la interrupción o incluso a la pérdida de inversiones. Además, la fuerte caída de los precios de la energía y los metales significa que la inflación general disminuirá sustancialmente debido a la aparición de efectos de base. Y, por supuesto, también afectará a la inversión”, explica Hans Bevers, economista jefe de Bank Degroof Petercam.
FMI: la recesión ha llegado
Como una verdad que todo el mundo sabe, pero que da miedo decir en voz alta, Kristalina Georgieva, directora gerente del FMI, ha cogido el toro por los cuernos y ha sido muy clara: «El mundo se enfrenta a una crisis como ninguna otra”. En su opinión, la pandemia del coronavirus ha alterado el «orden económico y social a la velocidad de un rayo» y provocará un impacto en la economía global que será el mayor desde la Gran Depresión de los años treinta.
Ayer, la institución internacional presentaba sus previsiones de primavera y el mensaje fue claro: como resultado de la pandemia, se proyecta que la economía mundial sufra una brusca contracción del 3% en 2020, mucho peor que la registrada durante la crisis financiera de 2008–2009. «En el escenario base, en el que se supone que la pandemia se disipa en el segundo semestre de 2020 y que las medidas de contención pueden ser replegadas gradualmente, se proyecta que la economía mundial crezca 5,8% en 2021, conforme la actividad económica se normalice gracias al apoyo brindado por las política», apunta en el informe presentado.
El FMI defiende que el pronóstico de crecimiento mundial está sujeto a una gran incertidumbre y muy vinculado a la evolución de la pandemia, así como de las medidas que gobiernos e instituciones internacionales están lanzando. «Muchos países se enfrentan a una crisis con múltiples aristas, que comprenden un shock sanitario, perturbaciones económicas internas, derrumbe de la demanda externa, cambios de sentido de los flujos de capital y colapso de los precios de las materias primas. Predominan los riesgos de que los resultados sean peores. Para evitar tal desenlace resulta crucial adoptar políticas eficaces. Las medidas necesarias para reducir el contagio y proteger vidas harán mella a corto plazo en la actividad económica, pero también deben ser consideradas como una inversión importante para la salud humana y económica a largo plazo», insistió.
Y recordó que no se puede abandonar la senda de las reformas fiscales: «La respuesta fiscal en los países afectados ha sido rápida y considerable en muchas economías avanzadas (como Alemania, Australia, España, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido). Muchas economías de mercados emergentes y en desarrollo (como China, Indonesia, Sudáfrica) también han empezado a proporcionar o han anunciado importantes medidas de apoyo fiscal a favor de los sectores y trabajadores duramente afectados. Será necesario reforzar las medidas fiscales si persisten las paralizaciones de la actividad económica, o si el repunte de la actividad cuando se levanten las restricciones es demasiado flojo».
Valoraciones
Esta misma visión tiene Nick Maroutsos, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson. Según explica el gestor, el riesgo de recesión está aumentando: “La reducción de los precios de los activos con más riesgo también refleja la perspectiva de un crecimiento económico muy inferior en EE. UU. y el resto del mundo. No podemos apagar el motor del consumo, que representa el 70% de la economía estadounidense, y esperar que no se produzca un impacto de grandes dimensiones en el crecimiento de los ingresos. Por ende, el riesgo de recesión ha aumentado notablemente, en nuestra opinión. A escala mundial, el bloqueo prácticamente total de Italia y España —por no mencionar la drástica reducción de la actividad económica de China en fechas anteriores— también acabará reflejándose en los datos de crecimiento de 2020. Una actividad económica inferior lleva aparejado un descenso de los precios de los activos con mayor riesgo, tanto en renta fija como en renta variable”.
El último informe del Instituto Flossbach von Storch va un paso más allá y sostiene que es probable que la pandemia del coronavirus cause una recesión global. “Italia es uno de los países más expuestos, si no el más, tanto a la pandemia como a la recesión. La crisis del coronavirus provocará grandes estragos financieros”, señala el documento. En cambio, Keith Wade, economista jefe de Schroders, apunta que el caer o no en una recesión dependerá de lo efectivo que sean las medidas que Europa y Estados Unidos vayan tomando. En su opinión, la situación en Europa podría empeorar, pero EE.UU. es “el mayor factor de oscilación dado su tamaño y su papel como impulsor de la demanda mundial”.
Según explica, “nuestras expectativas de crecimiento en EE.UU. ya son bajas, con un 1,6% para 2020, pero la recesión en los EE.UU. significaría una recesión mundial. Los bancos centrales se han movido rápidamente y deberían ser capaces de proporcionar la base para una recuperación durante 2020. En muchos sentidos, la economía mundial está mejor situada para hacer frente a estas perturbaciones que en 2008: los bancos centrales han desarrollado nuevas herramientas y el sistema bancario está bien capitalizado. Los inversores buscan ahora medidas en el frente fiscal”.
La gestora que más contundente se muestra sobre la llegada de una recesión es Fidelity International, a quien le preocupa cómo de grave será. Según Anna Stupnytska, responsable de macroeconomía de Fidelity, la economía mundial se encuentra en una situación precaria. «No importa qué definición se utilice del término recesión: estamos sumidos en una. La pregunta no es si habrá una recesión mundial, sino lo profunda y larga que será. Para impedir que ésta derive en una depresión, los gobiernos deben ser audaces y creativos a la hora de lanzar instrumentos fiscales novedosos, amplios y a gran escala que aborden específicamente la crisis actual, en lugar de confiar únicamente en las herramientas existentes, que se diseñaron para anteriores crisis. La multiplicidad de medidas anunciadas en las grandes economías durante los últimos días son ciertamente alentadoras, pero habrá que hacer más para ayudar a los países, y a sus gentes, a sobrellevarlo», explica.
En opinión de Stupnytska está recesión de 2020 será la debilidad de 2021. «Esperamos que el PIB se contraiga en la mayor parte de los países desarrollados en 2020, con dos o tres trimestres de crecimiento muy negativo. La contracción del segundo trimestre probablemente sea de una magnitud nunca vista hasta ahora. Las regiones empezarán a mostrar los primeros atisbos de crecimiento en la segunda mitad de 2020, pero la recuperación probablemente sea débil. No esperamos que sea en forma de V», concluye.
Esta visión, de estar ya viviendo una recesión, ha sido reafirmado por Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo Monetario Internacional. Ayer advertía que el coronavirus causará una recesión tan mala o incluso pero que la de 2008. En un comunicado emitido por el organismo, tras la videoconferencia de ministro de Finanzas y banqueros centrales de los países de G20, el FMI indicó que espera un crecimiento negativo de la actividad económica para el ejercicio 2020, pero con recuperación en el 2021 y apuntó que cuanto antes se frene la propagación del virus, más fuerte será la recuperación. «En el comunicado, Georgieva mostró su apoyo a las medidas fiscales tomadas hasta el momento, valoró de forma positiva la decisión de relajar la política monetaria por parte de los bancos centrales y aprovechó para recordar que en esta situación son los mercados emergentes los que se enfrentan a desafíos más significativos», apuntan los analistas de Banca March.
¿Qué dice el PMI europeo?
Sin dejar de lado la visión de las gestoras, esta semana conocíamos en europa el índice de confianza de los gestores de compras, el PMI compuesto, que cayó en marzo hasta niveles de 31,4 desde los 51,6 de febrero, el mayor retroceso mensual desde que la serie comenzó a publicarse en 1998. Según los analistas de BancaMarch, esta caída del PMI compuesto estaría señalando una contracción de la actividad del orden del 2% trimestral.
«Los retrocesos de la confianza estuvieron liderados por el sector de los servicios con el PMI cayendo hasta niveles de 28,4 desde el 52,6 de febrero y muy por debajo del 39,2 que fue el mínimo registrado en febrero de 2009. Por su parte, el sector manufacturero registró una caída de la confianza algo más contenida, con el PMI manufacturero retrocediendo en marzo hasta 39,5 desde el 48,7 anterior. Además, los sub-índices muestran una fuerte caída de los nuevos pedidos y también que el empleo estaría ya registrando una fuerte contracción. Estos son datos de confianza que suelen adelantar la actividad y que advierten de una profunda caída de la actividad en estos meses», apuntan en su último análisis de mercado.
Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, se muestra algo más negativo al valorar este indicador en Europa. «Es probable que el PIB europeo se vea afectado en al menos un 3% en el primer trimestre y la situación empeorará antes de mejorar. Los estímulos monetarios y fiscales anunciados por el BCE y los gobiernos son muy necesarios. Llevará tiempo alimentar el sistema y que pueda tener un efecto, pero al final se requerirá una mayor relajación de las políticas y el gasto», afirma.