Los países de Latinoamérica se están viendo afectados por el escenario de crisis desatado por el coronavirus y por las tensiones entre los exportadores de petróleo. La situación es especialmente incierta para Argentina, país que esta semana inicia un proceso de reestructuración de su deuda externa.
Según un informe de PPI (Portfolio Personal Inversiones), según el cronograma del gobierno argentino, durante esta semana que comienza se debería lanzar la oferta de reestructuración para los bonos en dólares y el comienzo del roadshow de la misma.
“Desde el principio se entendía que el calendario era ambicioso, pero la realidad es que hasta ahora se cumplió. En las últimas semanas el gobierno demostró compromiso con el cronograma al definir la contratación del asesor financiero, Lazard, y del Bank of America y el HSBC como agentes colocadores en el marco de la Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Publica Emitida bajo Ley Extranjera”, señala el informe de PPI.
Pero, por ahora, ni siquiera se tiene en claro si hay una estrategia al presentar en forma conjunta un acuerdo con el FMI, y una propuesta a acreedores. Sólo se sabe que hay negociaciones en paralelo con ambos, pero aún no se sabe qué estará primero (dentro de la lógica del gobierno).
Los analistas de PPI señalan que “conocida la oferta, se comienza a entender que será operativamente complicado –salvo que exista una propuesta muy amigable- lanzar y cerrar en dos semanas. En especial, cuándo aún tampoco tenemos en claro el tamaño del universo de deuda a canjear. No obstante, los tenedores de la deuda argentina creen todavía en la vocación del presidente Alberto
Fernández de evitar el default. Por eso, buscarán nuevamente en los próximos días tender puentes de diálogo por canales políticos para intentar hacerle llegar el mensaje a Fernández: es esperable una primera oferta agresiva y hay predisposición para negociar, pero una propuesta excesivamente hostil, aun en la fase inicial, conlleva grandes riesgos. El principal, derrumbarlos precios actuales de los bonos hasta llevarlos al umbral atractivo para los fondos buitre”.
El ministro de Finanzas argentino, Martín Guzmán, había adelantado que el monto a renegociar será un poco inferior a los 70.000 millones de dólares. Los bonistas, que conversaron con el ministro en el inicio de la semana, dejaron trascender por los medios su disconformidad con la propuesta, confirmando que la pulseada será muy dura.
Por ello, desde PPI se considera que “la probabilidad de que el cronograma inicialmente planteado se rompa esta semana es alta. Pero una demora no debería sorprender, ni tampoco debería ser un punto con gran efecto sobre los precios que, en parte, ya lo descuentan. Cumplir en tiempo y forma con el mismo implicaría tener una propuesta sobre la mesa esta semana, y no parece ser esto posible -al menos- bajo la información oficial actual”.
Además, el contexto externo no ayuda. Este lunes negro impactó en las cotizaciones argentinas, con los bonos en dólares cayendo entre 11% y 12% (ver aparte), por lo que la atención ya pasará a estar sobre si estos precios son lo suficientemente bajos como para atraer a los fondos especulativos, y amenazar lo que se entiende busca ser una negociación en una batalla legal interminable.
“A medida que avanzamos en el año, el calendario de vencimientos apura al gobierno a la necesidad de normalizar el escenario financiero, o de lo contrario dos opciones: ir a un default, o emitir y/ o gastar reservas. Si bien los vencimientos de la deuda en pesos y en dólares tienen detrás estrategias diferentes, ambas dos se han encontrados con obstáculos a ir superando”, afirma el informe.
Afrontar los pagos en moneda nacional argentina mediante renovaciones en el mercado local –a través de licitaciones semanales- se ha complicado luego del reperfilamiento del AF20, y hasta las idas y vueltas sobre el Bogato 2020 en la última semana. Esto obliga al Tesoro a ser creativos con las propuestas, en un marco en donde los pagos de capital aumentaron. La situación no es muy diferente el escenario para la deuda en dólares que está atada a reestructuración.
Según PPI, “luego de un febrero y marzo muy tranquilos, la agenda de vencimientos volverá a presionar en abril (y mucho más en mayo). De acá la importante de una reestructuración rápida y prolija”.