El inicio del año llegó con un claro consenso: la relajación del conflicto entre Estados Unidos y China daba oxígeno a los mercados y rebajaba su volatilidad, que seguía siendo inusualmente baja. Pero desde del Nuevo Año Chino, se ha desatado el primer evento importante del mercado: el contagio de la crisis sanitaria del coronavirus a todas las bolsas del mundo y a la mayoría de los países.
Esta realidad ha hecho que la mayor parte de las gestoras rebaje, o al menos ajuste, sus perspectivas de crecimiento. Una de ellas ha sido Schroders. “En respuesta a la propagación del virus, los economistas de Schroders han rebajado sus perspectivas de crecimiento global para 2020 del 2,6% al 2,3%. Tal resultado haría que este año fuera el más débil desde 2009, cuando se registró el pico de la crisis financiera mundial”, señala Keith Wade, economista jefe de Schroders.
Según explica Wade, el coronavirus proyecta una “oscura sombra sobre la economía mundial amenazando con hacer fracasar la reactivación del crecimiento que comenzó a finales de 2019”. Además, su compañero Johanna Kyrklund, CIO del Grupo y responsable mundial de inversiones multiactivo de Schroders, explica cómo se ha posicionado su equipo: “Como mínimo, los esfuerzos por contener el virus pondrán en suspenso la incipiente recuperación que mostraban los datos, por lo que continuaremos evitando invertir en acciones de sectores cíclicos y en las materias primas. No es el momento de asumir riesgos; para volver a entrar en activos de riesgo necesitamos ver pruebas de un pico en las tasas de infección o más información sobre el daño económico en los beneficios corporativos y los datos económicos. Seguimos creyendo que los bonos son un cinturón de seguridad en nuestras carteras en caso de que los continuos trastornos económicos causados por los intentos de contener el coronavirus nos lleven a una recesión mundial”.
Este mismo posicionamiento de ser cauto no tomar riesgo también lo defiende MFS Investment Management en su último informe. “Nos adentramos en 2020 con cautela. Nuestro posicionamiento no se basaba en ningún conocimiento premonitorio sobre el coronavirus, sino más bien en un amplio reconocimiento de los desafíos que los inversores afrontarán en el nuevo año. Estos retos parecen aún más acentuados a la luz del virus y su impacto en la economía mundial”, señala.
Según el informe de la gestora, la dinámica económica resultará indudablemente desfavorable en el primer trimestre de 2020, si bien se desconocen la duración y la magnitud de los efectos del virus. “En 2019, prácticamente todos los activos líquidos cosecharon rentabilidades espectaculares. No obstante, estamos firmemente convencidos de que las semillas de la cosecha de 2019 se sembraron en 2018. Sin la volatilidad del mercado bajista en el cuarto trimestre de 2018, sobre todo en diciembre, las rentabilidades de 2019 probablemente no se habrían materializado. De igual modo, la evolución del año pasado define el entorno en el que nos hallamos hoy en día. Solo pueden lograrse unas rentabilidades impresionantes tras un periodo de caída. En ausencia de volatilidad, las expectativas de rentabilidad deberían ser más reducidas, dado que el punto de partida son unas valoraciones exigentes”, añade.
BlackRock también ha decidido adoptar un enfoque prudente. Según recoge en su comentario semanal, “modificamos nuestra postura de predisposición al riesgo moderada para adoptar un posicionamiento neutral al respecto debido a las numerosas incertidumbres relacionadas con el brote del coronavirus y sus repercusiones”. En este sentido, la gestora considera que las medidas de contención relacionadas con esta crisis sanitaria acabarán provocando una reducción de las perspectivas del crecimiento mundial para 2020.
¿Opciones de volver a la normalidad?
“La propagación del coronavirus más allá de China ha conllevado que la epidemia adquiera un cariz mundial y la posibilidad de que esta provoque una caída más acentuada de la economía a raíz de los esfuerzos emprendidos para contener el brote. Prevemos que la expansión económica permanecerá intacta, si bien su ritmo se ralentizará. Creemos que se producirá un marcado repunte una vez que las posibles disrupciones se disipen, si bien el desconocimiento sobre la profundidad y la duración de esta perturbación añaden considerables riesgos de caída. En consecuencia, hemos revisado a la baja nuestra postura de predisposición al riesgo moderada hasta adoptar las ponderaciones del índice”, señala BlackRock para explicar su enfoque.
El análisis de la situación que hacen las gestoras tiene un punto en común: no se sabe el impacto real que dejará toda esta crisis vírica, ni en la economía global ni en los mercados. Por eso, encontramos posiciones polarizadas. Por ejemplo, la hipótesis central de Vontobel AM es que el brote sea contenido desde principios del segundo trimestre, y bajo este supuesto, su impacto económico deber ser más manejable. “Las economías desarrolladas sufrirán temporalmente. Sin embargo, no esperamos ninguna recesión, especialmente si la propagación del virus se mantiene en el primer trimestre”, defiende Mondher Bettaieb, director de crédito de Vontobel AM.
Además, Bettaieb afirma que “ahora esperaríamos que tanto el clima primaveral como un mayor estímulo monetario o las políticas acomodaticias restauren la normalidad y la recuperación. Nos alienta la tremenda cantidad disponible de liquidez que requiere ser invertida en un mundo de rendimientos negativos. Es probable que esta liquidez triunfe sobre los riesgos mundiales, incluido este inesperado”. Por lo tanto, explica que la postura de la gestora permanece inalterada: “Seguiremos adelante a través del COVID-19 ya que el modesto crecimiento económico es, al fin y al cabo, un entorno perfecto para que los inversores sigan centrándose en la obtención de rentas recurrentes y de cupones, sin previsión de recesión”.
En cambio, para algunas firmas de banca privada e inversión, “lo peor está por venir”, según defiende el último informe del equipo de Investigación Global de Nomura. En ese sentido, Nomura ha revisado más a la baja su previsión de crecimiento del PIB del primer trimestre de 2020; en el caso de China hasta el 0% interanual, y para el resto del mundo hasta el 0,9%. Además, apuntan que en esta anormal caída económica, las políticas macroeconómicas están menos preparadas para ayudar o «solo pueden ayudar hasta cierto punto». En su último informe, afirman que si los controles de seguridad sanitaria no logran contener la propagación de COVID-19, es posible que los mercados financieros tengan que aceptar pronto que una recesión mundial es una conclusión inevitable.