En la creación del presupuesto anual, tener correctos los supuestos macroeconómicos es de vital importancia. Es un tema del que ya he hablado en otras ocasiones, y que me gustaría retomar este mes.
Cuando se publicaron los Criterios Generales de Política Económica (CGPE) en septiembre 2019 en México, hubo una serie de críticas respecto a que algunos supuestos macro eran demasiado optimistas. ¿Fueron infundadas estas críticas? Ya entrados en 2020, ¿siguen siendo realistas las metas que propuso el gobierno? En la Gráfica 1 podemos ver los supuestos y los pronósticos actuales.
1. Menor crecimiento del PIB
A finales del año pasado, el crecimiento estimado para 2020 era de 1,40%. Sin embargo, este estimado ha ido a la baja por temas locales y globales. Específicamente, si no se logra contener en tiempo y forma la pandemia de coronavirus, podríamos ver cifras de crecimiento aún más deprimidas. Asimismo, si no se logra reactivar la inversión y la construcción en el país, podríamos enfrentarnos a un año similar al 2019.
Actualmente, el pronóstico de crecimiento bajó de 1,4% a 1%, sin embargo, ya hay analistas que tienen su estimado alrededor del 0,5%. Esto obviamente impacta en las finanzas públicas: menor crecimiento, menor recaudación. De hecho, por cada 0.5% menos de crecimiento, se estima que se dejará de recaudar alrededor de 17.247 millones de pesos. Es decir, si el crecimiento termina en 0,5% como lo estiman algunos analistas, el agujero en ingresos por esta cuestión sería de 51.741 mns. de pesos.
2. Producción de petróleo y precio de la mezcla
La producción de petróleo es el gran tema. El gobierno se ha ufanado de que logró detener la caída de la producción, lo cual es cierto, pero no ha ahondado en cómo lo ha hecho. Veamos los datos. En esencia hay 3 grandes zonas petroleras en el país: 1) Cuencas del sureste (por mucho la más productiva, equivalente al 95% de la producción); 2) Tampico-Misantla (4% de la producción); 3) Veracruz (1%).
En la gráfica 2 vemos que efectivamente la producción detuvo su caída, pero ¿de dónde viene la producción extra que ha logrado contrarrestar los efectos de la caída en producción de Cantarell y Ku-Maloob-Zaap? Lo ideal sería que de nuevos pozos, pero la respuesta no es esa.
De los 200 campos activos que existían en el país a finales de 2019, solo 8 eran nuevos. Esos 8 nuevos campos (divididos entre la zona de Cuencas y Tampico-Misantla) aportaron 16,4 Mbd, es decir, prácticamente nada (menos del 1% de la producción a cierre de diciembre). Entonces, la producción extra debió venir de la sobreexplotación de los campos existentes, incluido Cantarell (Gráfica 3).
¿Qué tan sostenible es esto? No mucho. El incremento en producción debe venir de la exploración de nuevos campos, y no de la sobreexplotación de los existentes.
En este sentido, la meta de 1.951 Mbd para 2020 es prácticamente imposible. De seguir con la misma estrategia, es probable que la producción se mantenga sin muchos cambios durante 2020, lo que implicaría que los estimados de los CGPE se quedarían cortos por alrededor de 200 Mbd. Esto implica un agujero en las finanzas públicas de 65.188 millones de pesos.
Ahora bien, respecto al precio del petróleo, actualmente se estima en 45 dólares por barril. Sin embargo, hay que recordar que la cobertura hecha para 2020 fue a un precio de 49 dólares (mismo que el presupuestado en los CGPE), por lo que se podría ejercer, y no habría un impacto para las finanzas públicas.
3. El tipo de cambio podría apreciarse.
Según fuentes cercanas al presidente podemos afirmar que hay dos cosas a las que teme y quiere evitar a toda costa: 1) perder el grado de inversión; 2) una depreciación fuerte del tipo de cambio.
Hasta ahorita una serie de factores externos (debilidad del dólar más que nada) ha ayudado a que el tipo de cambio se aprecie. Sin embargo, ¿esto es realmente positivo para las finanzas públicas? La respuesta es no. Un tipo de cambio depreciado ayuda a la recaudación a través de la venta de petróleo. Se estima que por cada 0,10 de dólar que se aprecie el tipo de cambio, se dejará de recaudar alrededor de 3.419 millones de pesos.
Entonces, con una FED ligeramente más acomodaticia por temas de crecimiento, esto podría implicar recortes extras a la tasa de interés, debilitando el dólar aún más (esto fortalecería al peso). Si bien este aún no es el caso base (pues se cree que la debilidad por el coronavirus será transitoria), es un riesgo que hay que tener presente.
Por lo pronto, a los niveles actuales (18,60 pesos por dólar), existe una apreciación de 1,30 respecto a los CGPE, lo que implica un agujero en la recaudación de 44.447 millones de pesos.
Juntando los 3 efectos mencionados, la recaudación para este año se podría ver afectada en 161.376 millones de pesos (Gráfica 4).
Ahora bien, para estabilizar los ingresos se cuenta con el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios (FEIP), sin embargo, el año pasado se usó cerca de la mitad del FEIP, y su saldo a cierre de diciembre era de 158.500 millones de pesos (Gráfica 5), es decir, prácticamente el agujero en el presupuesto que esperamos para 2020.
¿Qué es lo que hará el gobierno, acabarse el FEIP o hacer recortes al gasto? Creo que acabarse el FEIP mandaría una señal negativa al mercado, una señal más simbólica que realista, pues el saldo remanente del FEIP realmente no es un buen estabilizador del ingreso en casos extremos (como lo es, por ejemplo, el fondo soberano de Noruega, cuyo saldo equivale a 3 veces el PIB noruego). Entonces, probablemente aplique una combinación de ambas: utilizar el FEIP hasta cierto monto, y el resto solventarlo vía recortes al gasto.
Esto me hace pensar en un círculo vicioso: Falta de crecimiento que disminuye los ingresos, que a su vez disminuye el gasto, que a su vez disminuye el crecimiento. Y todo vuelve a comenzar. ¿Estamos en un “estancamiento sostenible” propiciado en su mayoría por la dinámica gubernamental? Después de todo, si revisamos la composición del PIB, el porcentaje que ha decrecido fue el correspondiente al sector gubernamental, mientras que el sector privado el año pasado creció, poco, pero lo hizo.
Por suerte, no tendremos que esperar mucho para ver cuál será el rumbo que tome el gobierno. A principios de abril publicarán los precriterios de política económica, que en esencia son el borrador de los CGPE para 2021 e incluyen una actualización de los supuestos macro para cierre de 2020. Ahí veremos si están corrigiendo el rumbo, o si podemos esperar un 2020 muy similar al 2019.
Columna de Franklin Templeton México, escrita por Luis Gonzali, CFA. Estratega de Renta Fija