El lustro 2015-2019 fue especialmente difícil para el sistema de pensiones. El SAR sufrió reveses por las alzas verticales de las tasas “largas”, la devaluación del peso, y el repunte de la inflación, principalmente. Beneficiados por la moderación de las variables en los últimos trece meses, los activos netos del sistema crecieron 66,66% en el ciclo, con promedio anual de 13,33%. Dos miradas necesarias:
Descontando el 20,82% de inflación acumulada entre enero de 2015 y noviembre de 2019, el aumento de los activos fue de 37,93% en términos reales.
En dólares, los activos subieron 25,7%, con promedio anual de 5,14%. Pudo haber sido peor, pues entre junio de 2014 y enero de 2017 el tipo de cambio subió 70%. El sistema es vulnerable a las vicisitudes cambiaras; si los parámetros de inversión en activos internacionales se ampliaran, podría resentir menos la devaluación de la moneda.
¿Cuánto cambiaron los activos netos en cada Afore?
- Véase la tabla siguiente, ordenada por porcentaje de aumento. Las cinco primeras gestoras ganaron participación. Diríase que Sura la mantuvo y XXI Banorte dejó algo en el camino.
- La participación de Azteca se duplicó, a 2,75%. En diciembre de 2014 el monto de sus activos no era ni un tercio de los de Inbursa; de mantener el ritmo, pronto dejaría a ésta el último lugar que ha ocupado por años.
- Meritorio el crecimiento superior a 100% de PensionISSSTE, Coppel y Profuturo.
- Invercap, Inbursa y Principal perdieron peso notorio. El incremento de sus activos fue inferior a 5% anual promedio, menos de lo que hubieran logrado por puras aportaciones si hubiesen mantenido el número de cuentas, e incluso sin afiliados nuevos. El rezago de Invercap fue consecuencia de flujos netos (entradas menos salidas) muy bajos, de 4,081 millones de pesos; el de Inbursa y Principal, de retiros netos de 7,077 y 21,215 millones de pesos, respectivamente. El caso de Principal es llamativo: perdió participación pese a sumar los 70.159 millones de pesos de Metlife.
Los “no registrados”, uno de los grandes pendientes del SAR
Desde el origen no hubo regulación ni soluciones o propuestas correctivas para registrar a millones de trabajadores, tampoco para encauzar a quienes se incorporan a la vida productiva. La proporción de registrados subió marginalmente pero los “no registrados” son más: eran 16,7 millones en 2014; son ya 19,2 millones al inicio de 2020. En alguna nota apunté que en Chile no hay tal problema porque el trabajador estipula la AFP al firmar su contrato laboral. En México, la tarea se deja a administradoras y (des)interesados. Es costosa y difícil.
Los “no registrados” se distribuyen y redistribuyen en función de la rentabilidad (criterio ya ampliado), que es el atractivo de quienes se cambian por motu proprio.
- XXI Banorte perdió la mitad de trabajadores, todos los que tenía asignados y poco más.
- El incremento de Azteca se debe a que en 2018 ganó la licitación para administrar 8,1 millones de cuentas por tres años. Consar describe el hecho así, para quien pueda entenderlo: “…se llevó a cabo un proceso masivo de asignación de cuentas a la Prestadora de Servicios (cuentas de trabajadores asignados con recursos depositados en Banco de México), lo que provocó un incremento considerable en el total de cuenta.”
- Resaltan los casos de Principal e Invercap, que perdieron el 36% y 34% de trabajadores. Principal cedió al 87% de los distribuidos; Invercap, a la totalidad, y fue dejada además por 400 mil registrados.
- Casos paradigmáticos los de Coppel e Inbursa, que en 2015 contaban con el 100% de registrados y en 2019 seguían con cifras altas: 94% y 99%, respectivamente. La cuestión es que Coppel casi duplicó sus clientes mientras que Inbursa perdió 9,6%. Previo a la asignación masiva, Azteca tenía también solo a registrados. PensionISSSTE, como Coppel, se favoreció de su buena racha de rendimientos para multiplicar sus cuentas.
- Sin el caso extraordinario de Azteca, las de mayor incremento fueron Coppel, 73,6% y PensionISSSTE, 62,9%.
- La más baja proporción de cuentas registradas es de Sura, con 56%. Sigue sumando con las distribuciones. Exceptuando, claro, a Azteca, cuyo 33,2% se explica párrafos arriba.
A inicio de 2014 las expectativas de la economía se describían favorables. Los pronosticadores fallaron. El fiasco de la reconversión del sector energético, el desplome del precio del crudo, la irrupción de Trump, y diversos males internos fueron mazazos duros. A inicio de 2020 todos se empeñan en augurar que el nuevo ciclo será difícil. En ese entorno transitará el sistema de pensiones, con sus reformas impostergables. Ojalá se amplíe el régimen de inversión, para potenciar rentabilidad, aprovechar oportunidades externas y cubrir adversidades.
Columna de Arturo Rueda