Desde hace mucho tiempo hemos mantenido la opinión de que en las últimas etapas de un ciclo económico es prudente tener una asignación razonablemente grande y estratégica a los tipos «libres de riesgo», y al mismo tiempo tener una duración suficientemente «buena» para equilibrar la cartera y mitigar la volatilidad. Ese tipo de asignación de bonos irá en detrimento de la rentabilidad, pero debería mostrar una apreciación del capital en momentos de estrés.
En este comienzo de año, pensamos que los principales riesgos a los que se enfrentaban los inversores en renta fija eran de carácter geopolítico, en particular una nueva escalada de la guerra comercial que tenido tanto peso en la confianza empresarial durante 2019. Consideramos que una reescalada de este conflicto podría hacer que los activos de riesgo detuviesen su repunte, quizás estimulando a la Fed a recortes adicionales de los tipos, y ciertamente daría impulso y justificación a un fuerte rally de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos.
Ninguno de nosotros había contemplado el brote epidémico de un nuevo coronavirus, pero el resultado ha sido similar, en particular en lo que respecta al rendimiento de los activos «libres de riesgo»; tanto los bonos del tesoro a cinco como a diez años se recuperaron alrededor de 40 puntos básicos entre el 1 de enero y el final del mes.
Si bien todos estamos debatiendo ahora la forma en la que el brote podría afectar a ciertas industrias y empresas, el efecto directo que tendrá en la economía china (y por extensión en la mundial), y si impulsará la acción del banco central, también debemos permanecer atentos a la vulnerabilidad que tienen ahora los bonos del Tesoro a una recuperación. La historia demuestra que el impacto de esos acontecimientos tiende a tener forma de V, ya que el crecimiento del PIB se recupera rápidamente una vez que se restablece el orden. Por lo tanto, es probable que la caída de los rendimientos del Tesoro también tenga forma de V, a menos, por supuesto, que intervenga otro catalizador para mantener el miedo.
Así, si bien por un lado querríamos ser objetivos, con una asignación significativa a los tipos «libres de riesgo», que para nosotros en los últimos meses han sido los bonos del Tesoro de los EE.UU., por otro lado, deberíamos reconocer que las ganancias que han obtenido los inversores con ellos se corrijan.
Averiguar el momento perfecto es prácticamente imposible en situaciones como ésta, pero una forma de abordar este riesgo es reducir gradualmente la «buena» duración desplazándose a la parte más corta de la curva UST, que sería menos sensible a un movimiento más alto en los rendimientos. Este movimiento sería puramente táctico, y parece lógico, pero incluso con una posición de riesgo estratégico es importante ser prudente y pragmático, ya que pueden ocurrir otras sorpresas y nos quedamos en una fase madura del ciclo de crédito.
Tribuna de Mark Holman, consejero delegado de TwentyFour AM (Vontobel AM).