La reunión del Banco Central Europeo (BCE) transcurrió el pasado jueves sin ninguna novedad, tal y como señaló la mayoría de los analistas. Las valoraciones sobre esta primera reunión hablan de un estado de “hibernación” por parte de la institución monetaria, pero también apuntan a que afronta uno de los retos más relevantes de los últimos 16 años: hacer una revisión estratégica, que espera tener lista a finales de este año.
Según las gestoras, la principal clave de la reunión fue que Christine Lagarde, presidenta del BCE,dio el pistoletazo de salida a hacer un revisión sobre sus herramientas y su política. Se espera que de este análisis alga un nuevo objetivo de inflación, una explicación de cómo exactamente el BCE pretende cumplir con este objetivo y una aplicación de criterios ESG a la gestión del balance del BCE.
“El BCE seguirá a la Reserva Federal de los Estados Unidos con una revisión estratégica de su objetivo de inflación y de sus instrumentos de política en 2020. Muchas cosas han cambiado desde la última revisión en 2003, bajo la presidencia de Trichet. Existe una creciente preocupación de que el objetivo de inflación por debajo, pero cerca del 2% sea impreciso y, de hecho, desde 2012, el BCE no ha llegado a ninguna interpretación razonable del objetivo. Los profundos cambios estructurales en la Eurozona y a nivel mundial, así como el aumento del alcance de las acciones de política monetaria del BCE, también han estado dificultando el trabajo del BCE”, explica Paul Diggle, economista senior en Aberdeen Standard Investments.
El efecto que pueda tener esta revisión no será a corto plazo, sino a largo. En opinión de Ulrike Kastens, economista de DWS, es poco probable que la política monetaria cambie, aunque el BCE ya no cree que los riesgos para las perspectivas económicas sean demasiado serios. “Mientras continúen las incertidumbres, el sesgo de relajación del BCE sigue en pie – aunque no esperamos que bajen más los tipos de interés. Mientras las perspectivas de inflación y crecimiento no cambien de forma significativa, la política monetaria seguirá en piloto automático y el entorno de bajos tipos de interés continuará”, apunta Kastens.
Según las perspectivas del economista de DWS, la revisión de la estrategia, presentada como un proyecto central, el segundo de este tipo en la historia del BCE, no debería dejar ninguna cuestión sin resolver. “Aunque el objetivo de Lagarde es asegurar una mayoría en el Consejo, es probable que algunos temas generen controversia. Por ejemplo, cómo se debe incluir la política climática en la lista de objetivos del BCE. Y aunque algunos en los países escandinavos podrían poner alguna esperanza en el próximo análisis de los efectos secundarios de la política monetaria del BCE, no creemos que esto anuncie el fin de la política expansiva”, añade.
En opinión de Andrea Iannelli, director de inversiones en renta fija de Fidelity International, la lista de aspectos a revisar es larga: “Como ocurre con otros grandes bancos centrales, el BCE se ha embarcado formalmente en una revisión que examinará todos los aspectos de su cometido y papel de forma amplia y completa. Esta revisión englobará no solo el objetivo de inflación del banco central, que sigue siendo la base de su misión, y sus herramientas estándar, sino también cómo puede comunicar mejor su estrategia al público en general y cómo incorporar mejor la sostenibilidad a su marco de política monetaria”.
Diggle, de Aberdeen Standard Investments, tiene una idea muy clara de qué espera de esa revisión estratégica:
- Es probable que el objetivo de inflación se reformule modestamente, así como un sistema de escalonamiento de los tipos de depósito más agresivo que permita más espacio para reducir los tipos de interés y un programa TLRO ampliado que incluya un tipo de préstamo más bajo
- Es posible que se avance hacia una orientación más firme hacia el futuro, estableciendo umbrales de inflación explícitos a partir de los cuales las tasas de interés empezarán a subir.
- La revisión podría introducir más transparencia en el proceso de toma de decisiones del Consejo de Gobierno, incluyendo las votaciones realizadas en cada decisión de política monetaria y la publicación de una previsión de los tipos de interés del Consejo de Gobierno.
- Las consideraciones climáticas pasen a ocupar un lugar más destacado en las previsiones económicas y en las evaluaciones de riesgos del BCE, así como en una pantalla ESG aplicada a la gestión del balance del BCE. La superposición de las consideraciones ASG en la gestión del balance del BCE no estará exenta de críticas, pero dado el papel generalizado que desempeñan actualmente las pantallas ASG en la gestión de los balances del sector privado, creemos que el BCE adoptará finalmente algo de este enfoque. Si el BCE comienza a aplicar políticas ESG a la gestión de su propio balance, es una razón más para que los inversores tengan en cuenta las consideraciones ESG en su propia toma de decisiones de inversión.
- Si son correctos, estos cambios tendrán amplias implicaciones en los mercados financieros. Una inflación puntual específica requeriría una política monetaria sistemáticamente más flexible. En la medida en que el nuevo régimen de objetivos de inflación se considere creíble, las expectativas de inflación del mercado deberían aumentar. Una orientación más explícita hacia el futuro y una previsión real de los tipos de interés del Consejo de Gobierno proporcionarían al mercado señales más claras sobre (las expectativas del BCE) el curso de la política monetaria. Dicho esto, al igual que con el gráfico de puntos de la Reserva Federal, esto no eliminaría el margen para que los precios de mercado adopten una visión bastante diferente de la trayectoria futura de la política al propio banco central.
Sin subidas en los tipos
Los analistas de Monex Europe apuntan que “esta revisión de las políticas se utiliza para retrasar la aplicación de nuevos estímulos monetarios sin tener que soportar preguntas incómodas de los periodistas, pero como probablemente no daría sus primeros frutos hasta final de año, el Consejo de Gobierno podría verse forzado a intervenir antes de esa fecha”. Iannelli considera que para los inversores, es poco probable que la revisión tenga implicaciones significativas a corto plazo; así, los tipos de interés probablemente se mantengan dentro de rangos claramente definidos en ausencia de grandes turbulencias. “Sin embargo, teniendo en cuenta los retos que plantea una nueva ampliación del programa cuantitativo, esperamos que la deuda pública con vencimientos más largos se resienta, especialmente en los mercados del núcleo del euro, y que las curvas incrementen su pendiente a consecuencia de ello”, añaden.
Los analistas tampoco creen que vaya a suponer un cambio en los tipos de interés ni en la intención del BCE de modificarlos. Es más, en líneas generales no creen que vaya a subir los tipos a corto plazo. “El mantenimiento de la política monetaria también se justifica por el hecho de que el panorama macroeconómico no ha cambiado sustancialmente en el último mes: los datos económicos han seguido siendo débiles, aunque los principales indicadores, tanto en la eurozona como a nivel mundial, han mostrado signos de estabilización y los riesgos geopolíticos han sido mitigados gracias a la primera fase del acuerdo firmada por EE.UU. y China, y a la victoria de Johnson en las elecciones del Reino Unido que eliminó, al menos a corto plazo, el riesgo de un no deal. En este contexto, el BCE puede hacer una pausa, durante la cual puede observar la evolución del entorno económico y geopolítico y evaluar el efecto de las medidas de estímulo decididas en septiembre”, afirma Laura Dal Bosco, del equipo de Macro Research en Eurizon AM.
En todo caso, podría suceder lo contrario si el entorno macro empeora o hay un gran presión comercial.“A corto plazo, el BCE encontrará alivio en la ligera estabilización de los datos macroeconómicos europeos gracias, en gran medida, a la reducción de las tensiones geopolíticas. No obstante, el banco central estará preparado para actuar con más estímulos en caso de que el rebote se quede sin fuelle. Creemos que es más probable que haya recortes de tipos que más estímulos cuantitativos a tenor de las limitaciones legislativas a las que está sometido el BCE en relación con los segundos, y al hecho de que los tipos diferenciados parecen estar funcionando extremadamente bien, como indicó Lagarde durante la rueda de prensa”, afirma Iannelli.
“En contra de la opinión general, creemos que el BCE reducirá los tipos de interés a finales de año, cuando concluya el análisis, para subrayar su compromiso de cumplir el objetivo de inflación”, concluye Diggle, de Aberdeen Standard Investments.