Del cerdo a la rata. China estrena nuevo calendario tras haber cerrado 2019 con el peor resultado económico de sus últimos 30 años, logrado un crecimiento de su PIB del 6,1%. Pese a las consecuencias que han tenido las tensiones comerciales con Estados Unidos, los analistas siguen pensando que China tiene mucho atractivo para los inversores, tanto en renta variable con en fija.
“No hay duda de que en lo que se refiere a los mercados de capitales, el cerdo, símbolo de la fortuna y del éxito financiero, hizo honor a su nombre en 2019. Hubo resultados positivos en muchas clases de activos, principalmente impulsados por unas políticas monetarias y fiscales más expansivas, aunque también por los avances en el conflicto comercial entre EE.UU. y China y la esperanza de que la actividad económica vuelva a iniciar una senda ascendente”, señala Ann-Katrin Petersen, Investment Strategist, Global Economics & Strategy, de Allianz Global Investors.
Para la cultura china, comienza el Año de la Rata de metal. La rata es el primer animal del Zodíaco chino y está asociada con la riqueza y el estímulo. Además, también consideran que estamos ante una década, algo que se interpreta como un presagio positivo. El año de la rata marca el inicio de nuevas energías y deja atrás una época de energías negativas. En su opinión de Petersen, para 2020, esperan que esta nueva energía traiga un tímido crecimiento de la economía mundial que continúe por debajo de su tasa potencial. “Alegrémonos de que el año chino, que comenzó el 25 de enero, esté bajo el signo de la rata de metal. Las inteligentes y adaptables ratas mantienen la cabeza fría incluso en situaciones inesperadas, mientras que el elemento metal puede considerarse un símbolo de las oportunidades financieras”, apunta.
Según argumenta Petersen, en un contexto de persistentes tensiones geopolíticas y crecientes desequilibrios cíclicos tardíos, siguen dominando los riesgos a la baja. “En primer lugar, el año 2020 promete ser también un año altamente político, como lo demuestran las recientes tensiones en Oriente Próximo. En lo que se refiere a las perspectivas económicas, los indicios para 2020 apuntan de momento a que se volverá a ir tirando en la fase tardía del ciclo, en lugar de producirse una recuperación sostenida. En el transcurso de las últimas semanas, los mercados financieros han ido descontando de forma creciente una recuperación de la economía mundial. Desde luego, los signos de estabilización han aumentado recientemente. Sin embargo, seguimos siendo escépticos sobre la sostenibilidad de esta evolución”, afirma.
Para Patrick Zweifel, economista jefe de Pictet AM, China está en mucha mejor forma de lo que el crecimiento de su PIB muestra. “Es la tasa más débil en 30 años, pero en línea con el crecimiento potencial, 6%, que tiene en cuenta el efecto del reequilibrio estructural y cambio demográfico. Creemos que habría sufrido una recesión más severa si no fuera por las medidas de política anticíclicas de Beijing. El paquete de estímulo en 2019, que incluyó reducciones del impuesto sobre la renta de los hogares, proyectos de infraestructura y desgravación fiscal para las exportaciones, fue de 1,5 billones de renminbi, 1,6 % de su PIB, el mayor desde 2009. Además creemos que sus autoridades están dispuestas a facilitar más apoyo a las partes de la economía más vulnerables a la guerra comercial; el impulso crediticio ya ha vuelto a territorio positivo”, comenta.
A ello se añade, según explica Zweifel, que los temores de que las empresas extranjeras abandonaran China en masa no se han materializado. “El número de empresas de capital extranjero alcanzó un máximo histórico de 593.000 a finales de 2018, con nuevos récord en 2019 y el crecimiento de la inversión extranjera directa en China es estable 3% anual a largo plazo”, concluye.
Oportunidades de inversión
En opinión de Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, el Año de la Rata podría apuntar a otro período de crecimiento estratégico a largo plazo para China. “Creemos que muchas de las principales prioridades políticas de Pekín podrían beneficiar a los mercados locales de activos del país, particularmente a las acciones clase A chinas. Algunos de los temas de inversión más interesantes de China incluyen 5G, vehículos eléctricos, atención médica, comercio electrónico y ventas minoristas”, subraya.
Para Aneeka Gupta, directora asociada y análisis de WisdomTree, el anuncio de MSCI en 2019 de cuadruplicar el factor de inclusión de la cuota de las acciones A chinas del 5% al 20% ha supuesto un impulso para la renta variable china el año pasado cuyo efecto, previsiblemente, se seguirá notando este en 2020. «Esto ha impulsado la compra pasiva de acciones chinas a través de los fondos que duplican a los índices, lo que se tradujo en flujos positivos para el país. Aún así, la inversión extranjera de activos de renta variable china es baja en comparación con otros mercados emergentes, lo cual permite un gran margen de crecimiento», explica Gupta.
Desde Matthews Asia, firma experta en la región, coinciden en que las ganancias corporativas en Asia tiene potencial para irse recuperando a lo largo de este año y a medida que hacen efecto los estímulos económicos de los gobiernos asiáticos. Según argumenta la gestora en su outlook para Asia en 2020, «el potencial del estímulo monetario y fiscal en todo el mundo, lo que haría que las curvas de rendimiento se intensifiquen una vez más, sería un entorno sólido para los mercados bursátiles asiáticos, para las pequeñas y medianas capitalizaciones y para las empresas de crecimiento secular subestimado, pero no algo que vaya a ayudar de forma espectacular a los sectores más cíclicos».
En opinión de Sean Taylor, CIO para Asia Pacífico de DWS, en los próximos doce meses, creemos que los mercados de capitales de la segunda economía más grande del mundo ofrecerán buenas oportunidades para demostrar este talento. «El año pasado, los mercados de valores chinos estuvieron marcados por un cierto desequilibrio: mientras que las acciones A registraron un buen año 2019, el balance de los American Depositary Receipt, (ADRs sus siglas en inglés) fue desigual, e incluso pobre para los valores Hang-Seng y las acciones H. Para el Año de la Rata esperamos un rendimiento más equilibrado. Probablemente, las acciones A y los ADR encabecen la lista, ya que están más centrados en empresas de mayor crecimiento. Sin embargo, al mismo tiempo, los valores Hang Seng y las acciones H deberían recuperarse de sus niveles de sobreventa. El principal impulsor de los precios de las acciones será el crecimiento de los beneficios corporativos. Esperamos que el Índice MSCI de China crezca más de un 12%», estima Taylor.
Y renta variable
Por último desde UBS AM destacan que el China también es un mercado atractivo para la renta fija. Concretamente en 2019, China ha pasado a ser el segundo mercado de bonos más grande del mundo, mostrando un fuerte crecimiento dinámico. Además, a lo largo de los próximos cuatro o cinco años, la deuda corporativa en moneda local supondrá otro impulso para la renta fija china. «Desde una perspectiva de rendimiento, la renta fija China ofrece un rendimiento muy superior al de los mercados desarrollados; actualmente el rendimiento del bono a 10 años se sitúa en torno al 3% – 3,2%. Esto podría interpretarse como una mayor prima de riesgo tanto en deuda local como en divisa. Sin embargo, también veríamos ese rendimiento más alto como una prima pionera, dado que muchos inversores todavía tienen dificultades para invertir en la deuda local china», afirma Uta Fehm, especialista en renta fija asiática de UBS AM.
En su opinión, es un mercado de deuda de calidad. «Incluso cuando se trata de calificación, es al menos similar, si no superior, a la de muchos mercados desarrollados. Desde ese punto de vista, se trata de una clase de activo atractiva en comparación con los demás mercados, incluso integrando un riesgo cambiario ligeramente mayor. Pero seamos sinceros: las inversiones de los tesoros de EE.UU. (dólares), los gilts (libra esterlina) o el JGB (yen japonés) también conllevan un riesgo de divisa», concluye Fehm.
Misma valoración comparte Stephen Li Jen, CEO de Eurizon SLJ Capital, quien señala que los bonos chinos son los nuevos activos seguros. «Muchos inversores piensan que la inversión en el mercado chino está asociada a un alto riesgo y, dado que en 2020 la estabilidad es lo primero, prefieren otras clases de activos considerados más seguros. Sin embargo, desde que el mercado chino de bonos se abrió a los inversores extranjeros, ha experimentado una tendencia comparable a la de los activos refugio, como el oro o los bonos del Tesoro estadounidense, especialmente durante periodos de turbulencias e incertidumbre en los mercados. La apertura de China al capital extranjero le confiere un gran atractivo. El mercado en renta fija en renminbi es muy grande.Tanto, que sobrepasa el tamaño combinado de los mercados de renta fija de Alemania, Francia e Italia. Aunque, por ahora, solo el 2% son inversores extranjeros, la apertura de los mercados financieros chinos al capital extranjero cuenta con un gran potencial. Podría conseguir que la cuota de inversores foráneos en el mercado de bonos en moneda local crezca significativamente y llegue hasta el 10-15% del total de bonos en renminbi, lo que significa unos dos billones de dólares de entradas a medio plazo», argumenta Li Jen.
A la hora de invertir, las firmas de inversión advierten que la volatilidad puede volver este año, por eso será importante ser muy cuidadoso en la selección de los activos. «Observamos que las empresas chinas centradas en el ámbito doméstico están mejor aisladas de un posible deterioro de las relaciones comerciales o del crecimiento global. La enorme economía interna de China seguirá estando bien apoyada por el aumento de la riqueza y el consumo, así como por los estímulos monetarios y fiscales específicos. El poder adquisitivo de las clases medias de rápido crecimiento de China seguirá impulsando los ingresos y beneficios de las empresas locales. Nuestra estrategia consiste en ser selectivos y en mantener empresas de calidad que tengan balances sólidos, buen gobierno y que se beneficien de tendencias estructurales como la ampliación del consumo interno. Creemos que serán las ganadoras a largo plazo», afirma Álvaro Antón Luna, Country Head de Aberdeen Standard Investments para Iberia.
El riesgo del coronavirus
Sobre las oportunidades que las gestoras identifican pesa un nuevo riesgo: el coronavirus. La alerta sanitaria en torno a este virus ha despertado cierta inquietud entre los inversores. “A estas alturas todo el mundo ya ha oído hablar de este nuevo coronavirus que se originó hace unas semanas en la ciudad de Wuhan, la capital de Hubei en China Central (la sexta ciudad más grande de China con 11 millones de habitantes, incluidos 2 millones de trabajadores migrantes) y que ha provocado el cierre del aeropuerto de la ciudad, la estación de tren, la red de metro, el muelle y todas las estaciones de autobuses para evitar una mayor propagación del virus”, señala Fabrice Jacob, CEO de JK Capital Management, filial de La Française.
En opinión de Gilles Moëc, economista jefe de Grupo AXA IM, es demasiado pronto para cuantificar el impacto económico del coronavirus, pero una de sus consecuencias será que la lectura de los datos cíclicos procedentes de China sea más difícil en los próximos meses. Según afirma, a la hora de afrontar shocks inesperados como este, la aproximación más razonable parece la de evaluar los precedentes: “En este sentido, la crisis ocasionada por el SARS en 2003 rebajó el PIB de China un 1,1% y un 2,5% el de Hong Kong, mientras que solo supuso un impacto del 0,1% en el PIB de EE.UU. Sin embargo, hay que tener en cuenta que desde 2003 el peso de China en la economía mundial ha crecido significativamente, así que el contagio en la economía mundial probablemente debería ser mayor. Si bien conviene insistir que en este momento todavía es demasiado pronto para saber si el SARS y sus efectos económicos constituyen el precedente correcto para evaluar el coronavirus”. Moëc enfatiza que “los contactos entre China y el resto del mundo se han disparado en los últimos 15 años y la aparición de focos de contagio a larga escala más allá de la región de Gran China obviamente cambiaría la ecuación”.
Por último, Philippe Waechter, director de Economic Research de Ostrum AM (Natixis IM), añade que el cierre de Wuhan por una larga epidemia con la correspondiente imposibilidad de abandonar esta y otras ciudades de Hubei, “tendría un fuerte impacto en la economía china” ya que “redundaría en un crecimiento más débil del PIB para China en 2020”. El impacto que esto puede tener en la economía se debe a que Wuhan es la sede de los principales productores nacionales de automóviles y acero en la que, además, más de 300 de las 500 principales empresas del mundo tienen presencia. Tal y como señala Waechter, es un centro industrial y de transporte que “ha sido impulsado por el reciente auge del mercado automotor en China”.
Además, el experto indica que “la principal fuente de debilidad a corto plazo vendrá de las ventas minoristas” ya que, por ejemplo, las celebraciones del año nuevo chino se han reducido o cancelado drásticamente y la gente limitará sus viajes para celebrar el año de la Rata con su familia. Según Waechter, eso significa que “el crecimiento del PIB del primer trimestre será menor de lo esperado”.