Muy por encima del 10% de rentabilidad de nuestro Ibex 35 (al momento de escribir estas líneas), tanto los principales índices europeos como estadounidenses se han apuntado ganancias superiores al 20% este año. ¿Están las economías tan boyantes? ¿Están las bolsas reflejando un crecimiento de beneficios demasiado optimista?
Analizando distintos factores potencialmente determinantes de la evolución de los mercados, podría haber varias explicaciones. En primer lugar, la economía ha resistido la embestida de la guerra comercial mejor de lo esperado. Es cierto que el sector industrial a nivel global se ha dado de bruces contra un muro los últimos 18 meses, sin embargo, el sector servicios y el consumo han tenido un comportamiento robusto apoyados en la creación de empleo, la buena evolución de los salarios y unos costes de financiación extremadamente bajos.
En segundo lugar, sigue sin haber una alternativa de inversión a la renta variable que ofrezca una rentabilidad aceptable. El precio de la renta fija y los depósitos bancarios a cero, o incluso en negativo para los inversores institucionales, siguen metiendo mucha presión al ahorro para que asuma más riesgo.
En tercer lugar, no ha habido una desconexión importante entre beneficios empresariales y la valoración de las bolsas. Es evidente que los retornos del 2019 han sido excepcionales, pero si tomamos como referencia la evolución del mercado desde el 1 de enero de 2018, no se aleja sustancialmente de lo que han hecho los beneficios empresariales tanto en Estados Unidos como en Europa.
Mirando a 2020 divisamos un mercado más ordenado que el que hemos vivido estos dos últimos años. El giro de los bancos centrales en 2019, incipientes signos de resurrección del sector industrial y un frente de riesgos políticos menos congestionado debería dar cierta estabilidad y profundidad al entorno de inversión. Es muy posible que no veamos rentabilidades como las de este año a nivel índice, pero con un cuadro macro más ordenado, seguimos pensando que la selección de valores será clave para capturar rentabilidades razonables.
Bajando a un plano más doméstico, son muchas las explicaciones que podemos encontrar para justificar la diferencia de rentabilidad de nuestro índice versus sus comparables europeos en 2019: el mayor peso del sector bancario, la incertidumbre política, la mayor exposición relativa a Latinoamérica…
Pero más allá de empezar a atribuir culpas con la brocha gorda, es importante recordar que el mercado cotizado español es más profundo que su Ibex 35 de referencia únicamente, ofreciendo una diversidad de empresas presentes en multitud de sectores y regiones que conforman una plataforma muy interesante para realizar inversiones a nivel global.
Si a la profundidad de este mercado le sumamos la posibilidad de realizar un profundo análisis puramente local, entendido como aquel que facilita la cercanía entre inversores y equipos gestores y la posibilidad de fiscalizar sus motivaciones, decisiones y objetivos de forma más completa e inmediata, pensamos que podremos encontrar rentabilidades de doble dígito en numerosas compañías con argumentos micro muy potentes, bajo la premisa básica de minimizar los errores y evitar “charcos” en cualquier cartera de inversión.
Tribuna de Ricardo Seixas, gestor de la estrategia Iberia Long Short y CEO de Fidentiis Gestión SGIIC