A lo largo de 2019, las crecientes señales de un bajón de la actividad manufacturera llevaron a los inversores a temer una fuerte ralentización de la economía mundial, o incluso una recesión. Según BNP Paribas Asset Management, los efectos nocivos de las políticas proteccionistas todavía no son plenamente patentes, pero la falta de visibilidad en las negociaciones entre Estados Unidos y China ha comenzado a causar malestar en las empresas.
“Todo esto ha suscitado revisiones a la baja de los pronósticos de crecimiento para 2020 en la mayoría de las economías desarrolladas y emergentes. Ante tal trasfondo, y con unos mercados de renta variable ya afectados por la incertidumbre, la ausencia continuada de presiones inflacionarias ha permitido a los bancos centrales relajar más si cabe sus políticas”, asegura en su informe de perspectivas para el próximo año.
La gestora no prevé un cambio importante de este entorno en 2020, y anticipa otro año de “crecimiento moderado e inflación baja”, respaldado por políticas monetarias acomodaticias y, quizás, estímulos fiscales. En su opinión, esto “bastará para evitar una recesión”.
Pesimismo no es depresión
BNP Paribas AM considera que los riesgos para la actividad económica global han aumentado, y la incertidumbre por el conflicto comercial Estados Unidos-China, unida a la política proteccionista de la administración Trump, “ha hecho mella” en la confianza de las empresas de todo el mundo.
En el sector manufacturero, el PMI global cayó en julio hasta 49,3 -su nivel más bajo desde mediados de 2009- y en octubre marcaba 49,8. “Los resultados de esta encuesta llevan muchos meses siendo decepcionantes, y en parte explican las revisiones a la baja de las previsiones de crecimiento que caracterizaron 2018 y 2019”, señala.
En los últimos meses, las estimaciones de crecimiento se han recortado repetidamente, “lo que podría haber contribuido al pesimismo general reinante y a la inversión corporativa apagada”. El informe apunta que, posiblemente para romper este círculo vicioso, los principales bancos centrales adoptaron una postura acomodaticia a comienzos de 2019, antes de relajar su política monetaria.
Tras una serie de revisiones a la baja, el FMI prevé un crecimiento global del 3% en 2019. La media de crecimiento del PIB global a largo plazo (1980-2018) ha sido del 3,5%, por lo que, para la gestora, un ritmo del 3% apunta a condiciones económicas debilitadas. “Creemos que la economía global debería poder evitar la recesión el año que viene, aunque los riesgos de una desaceleración sincronizada han aumentado”, apunta.
El proteccionismo como riesgo principal
BNP Paribas AM cree que los riesgos de cara a 2020 obedecen principalmente a la incertidumbre asociada al largo conflicto comercial EE.UU.-China. “De momento, los datos disponibles no han mostrado un desplome del comercio mundial desde comienzos de año, sino más bien un patrón errático”, afirma. Además, algunas empresas fueron capaces de adelantar exportaciones antes de que entraran en vigor las subidas de aranceles, y los indicadores adelantados no han reflejado una parálisis del comercio mundial.
“En nuestra opinión, el rumbo de la política comercial a nivel global apunta hacia la desglobalización, que, sin embargo, debería ser parcial y limitada”, asegura. En esa línea, pronostica que esta tendencia seguramente se mantendrá incluso si Estados Unidos y China firman un acuerdo “y tendrá consecuencias para las condiciones económicas generales a largo plazo”.
Un crecimiento moderado
Tras más de una década de expansión, la pregunta clave es si la economía estadounidense va a planear hacia su potencial de crecimiento a largo plazo (cercano al 1,8%) o si caerá en picado hacia una recesión. La gestora cree que ocurrirá lo primero.
“No obstante, ahora que la Reserva Federal se mantiene en compás de espera tras tres recortes de tipos en 2019, se teme que la entidad tenga una capacidad de respuesta limitada de producirse una desaceleración”, advierte. Por ello, la necesidad de una respuesta fiscal expansiva “es más grande si cabe”. Afortunadamente, unos tipos de interés bajos amplían la capacidad para implementar medidas fiscales.
En China, el crecimiento del PIB frenó hasta el 6% interanual en el tercer trimestre de 2019, su ritmo más bajo en 30 años. No obstante, las medidas de estímulo deberían compensar las consecuencias de un eventual deterioro del conflicto comercial.
En cuanto a si abanderará el país asiático la recuperación económica en 2020 y el avance hacia una mayor cooperación entre las políticas monetaria y fiscal, la gestora considera que es difícil dar una respuesta clara, pero destaca que “a finales de 2019 aumentaron las peticiones de inversión pública dirigida a estimular el crecimiento de la economía”.
Por último, en la Eurozona, las medidas acomodaticias del BCE y los llamamientos de respaldo fiscal deberían seguir apuntalando a la economía. La preocupación por los efectos corrosivos de unos tipos de interés negativos aumenta a medida que el programa de compra de bonos se acerca a su límite, por lo que “es, sin duda, momento de plantearse políticas fiscales capaces de cambiar el panorama”.
BNP Paribas AM afirma que, pese a las decepciones en las encuestas de confianza y actividad empresariales, los datos empíricos no han mostrado un deterioro significativo: el crecimiento del PIB de la Eurozona debería rondar el 1% en 2020, varios elementos fundamentales apuntan a una aceleración del consumo, y las encuestas de inversión parecen haber sobreestimado los riesgos para la demanda.