Volatilidad, menor crecimiento, bancos centrales y tensiones comerciales son las cuatro palabras clave que se pueden encontrar en la mayoría de las previsiones que las gestoras están publicado estos días. Sin duda, el mensaje que tienen en común sus análisis es que sostienen que no habrá recesión a corto plazo, pero sí un menor crecimiento. Un mensaje que llevamos escuchando desde mitad de año y en el que hacen hincapié las gestoras para evitar que los inversores caigan en el pesimismo.
El ciclo está avanzado, pero no eso no significa que para 2020 no vaya a haber crecimiento ni oportunidades de inversión. Según William Davies, director de inversiones para EMEA de Columbia Threadneedle Investments, el próximo año “amenaza con traer fuertes emociones”, desde el malestar social hasta las persistentes guerras comerciales, pasando por la agitación política y la volatilidad en el mercado.
“Creemos que la economía mundial seguirá creciendo a un ritmo más pausado y menos uniforme a escala regional. En este continuo entorno de bajo crecimiento, reducidos tipos de interés y baja inflación, tratamos de mantener el equilibrio en el estrecho camino entre los riesgos al alza, como una repentina aceleración del crecimiento, con los riesgos a la baja, entre los que se incluye la amenaza de una recesión más profunda. Nuestro enfoque global y nuestros análisis exhaustivos en un entorno de tales características nos sitúan en una buena posición para capear estas fluctuaciones macroeconómicas y de mercado”, argumenta Davies.
La inversión de la curva de tipos y lo que históricamente ha significado preocupa a las gestora, pero piden prudencia. Según explica Mark Holman, consejero delegado de TwentyFour AM (Vontobel AM), la inversión de la curva de tipos estadounidense entre dos y diez años se ha convertido rápidamente en “una noticia anticuada”, aunque hay algunas buenas razones por las que esta vez podría ser diferente y debemos seguir cuestionando la sabiduría convencional en este ciclo extraordinario.
“Históricamente, los grandes bancos comerciales estadounidenses han tomado esta reversión como una señal para reducir la concesión de préstamos, con el consiguiente endurecimiento de las condiciones financieras que conducen la economía a la recesión. Sin embargo, ahora que los bancos mantienen tanto capital y se les anima a conceder préstamos a lo largo del ciclo, puede que no sea tan urgente modificar las prácticas de préstamo a la primera señal de problemas. Los consejeros delegados de los bancos estadounidenses ciertamente no han cambiado de opinión, afirmando con frecuencia que creen que la economía de los Estados Unidos se mantiene en buena forma”, sostiene Holman.
Riesgos en el horizonte
Para Ariel Bezalel, responsable de estrategia del área de Renta Fija de la gestora Jupiter AM, cuesta pensar en algo que pueda dar impulso a la economía mundial en 2020. Por eso para el próximo año espera más de lo mismo: “Un crecimiento mundial exiguo, una política monetaria cada vez más expansiva y mayor riesgo político, mientras que las potentes fuerzas deflacionistas originadas por un mundo excesivamente endeudado, el envejecimiento demográfico y la disrupción tecnológica, siguen actuando en segundo plano”.
Entre los eventos que pueden mermar el crecimiento, las gestoras están teniendo en cuenta destaca Estados Unidos y sus tensiones comerciales con China, pero también hacia Estados Unidos y Europa. “En nuestra opinión, el retroceso del comercio mundial está provocando un cambio importante en la estructura del crecimiento, pero no apunta a una recesión total, especialmente en un momento de acumulación de políticas de relajación y se vislumbra un acuerdo parcial entre Estados Unidos y China. La combinación de las políticas monetaria y fiscal, un tema destacado en el futuro, puede ampliar aún más el ciclo actual. Aunque el ruido sobre las cuestiones relacionadas con el comercio será fuerte es poco probable que se produzca una escalada material, dadas las próximas elecciones americanas de 2020”, señalan Pascal Blanqué, director de inversiones Grupo Amundi y Vincent Mortier, director de inversiones adjunto Grupo Amundi.
Misma opinión comparte Neil Dwane, estratega global de Allianz Global Investors, quien sostiene se esperan unos giros pronunciados de “apetito por el riesgo/aversión al riesgo”, como consecuencia de las elecciones en EE.UU., de la evolución del conflicto comercial y de la abundancia de liquidez inyectada por los bancos centrales; la gestión del riesgo será fundamental.
“Las amenazas para la oferta de petróleo, la preocupación que genera la seguridad alimentaria y la creciente competencia entre EE.UU. y China podrían crear riesgos adicionales para las carteras. Se recomienda seleccionar cuidadosamente las acciones estadounidenses más demandadas; analizar los valores europeos infravalorados y la deuda de mercados emergentes; pensar en inversiones alternativas para obtener una rentabilidad menos correlacionada; y proseguir la búsqueda de beneficios en un contexto de bajos rendimientos”, añade Dwane.
Protagonistas del 2020
Desde Ostrum Asset Management comparten la idea de que en el próximo año el plano político tendrá más relevancia que en 2019. Según la gestora, en lo que se refiere a las elecciones presidenciales que tendrán lugar en EE.UU. el 3 de noviembre de 2020, éstas apuntan a una amplia gama de opciones lo que indica que la sociedad es más dispar. Mientras tanto, en China el crecimiento estructuralmente más bajo y los acontecimientos que se desarrollan en Hong Kong, podrían afectar al poder de Xi Jinping. En europa, la nueva Comisión Europea tendrá que generar un nuevo ímpetu e impulsar una mayor cohesión si se quieren afrontar los efectos del conflicto de influencia entre los americanos y los chinos. Además consideran que Christine Lagarde jugará un papel clave en el impulse del momentum en Europa y su papel probablemente irá más allá de una mera misión de política monetaria.
No solo Lagarde, los analistas de las gestoras coinciden en que los bancos centrales volverán a tener un papel relevante en 2020. “El papel de la política monetaria será ahora el de mantener una posición acomodaticia y frenar los riesgos para la economía, así que podemos esperar que los tipos de interés se mantengan bajos durante 2020” añade Philippe Waechter. Los bancos centrales no se verán amenazados por una inflación renovada y la volatilidad como indicador es simplemente un reflejo de las variaciones del precio del petróleo: dejando de lado este aspecto, la inflación subyacente permanecerá prácticamente plana. El dato en la zona euro ha estado fluctuando alrededor del 1% desde 2013 y esta tendencia manifiesta principalmente los ajustes en el mercado laboral y la disminución del poder de negociación de las clases medias”, afirma Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum Asset Management.
Por último, los mercados emergentes volverán a ser un foco de atención. En opinión de Keith Wade, economista jefe de Schroders, se producirá una aceleración en la mayoría de los mercados emergentes, a medida que el comercio se recupere y la inflación siga estando limitada. “Tenemos perspectivas positivas para Brasil, ya que la reforma de las pensiones debería impulsar la confianza y fomentar la actividad económica. Por el contrario, la India se ve amenazada por algunos desafíos, en particular, por sus bancos. Esperamos ver una mejora por el respaldo de la acción gubernamental. En 2010, el gobierno se comprometió a duplicar el tamaño de la economía y los ingresos medios para 2020. Para alcanzar estos objetivos, las autoridades tendrán que garantizar al menos que el crecimiento se mantenga en el nivel simbólico del 6%. Es posible una mayor flexibilización de la política económica”, concluye Wade.