2020 va a estar marcado por un entorno único para las inversiones. Así lo ve Kristina Hooper, la jefa de la estrategia global de mercados de Invesco, que considera que lo más probable es que el crecimiento económico alcance su mínimo en la primera mitad del año para después reacelerarse. En este “contexto inusual”, protagonizado por la guerra comercial y una política monetaria acomodaticia, cree oportuno buscar rentabilidad y, por ende, favorecer los activos de riesgo, en concreto, el crédito investment grade y la renta variable emergente.
En un encuentro con periodistas organizado en la sede de la gestora en Madrid, destacó que las principales economías del mundo se encuentran en una fase de final de ciclo, pero, aparte de una desaceleración, no ha habido aumento de la inflación ni medidas de endurecimiento desde los bancos centrales, como suele ocurrir en escenarios de este tipo. “De hecho, la relajación de la política monetaria está siendo bastante extraordinaria”, apuntó.
La guerra comercial: el riesgo clave
En este contexto, no se cumplen las reglas habituales y, por ende, no se espera una recesión el próximo año. Sí observará de cerca el que ha sido el mayor factor de riesgo en 2019 y seguirá siéndolo en 2020: la guerra comercial entre China y Estados Unidos. La opinión de Hooper es distinta a la mayoritaria del mercado, ya que no cree que esté cerca la fase uno del acuerdo. “A China no le interesa realizar grandes concesiones, es preferible que estimule su economía antes que ceder ante un presidente estadounidense que quizás no esté en el poder el año que viene”.
Además, el país asiático está tratando de reorientarse comercialmente, buscando articular nuevas relaciones con otros países, como ha quedado latente tras el reciente acercamiento con el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Con todo, el impacto de la guerra comercial es, a su juicio, más que evidente en su economía, pero también en la europea, ya que la “principal víctima” del conflicto han sido las manufacturas, lo que se ha visto con la marcada caída de las ventas del sector automovilístico en Alemania.
Hooper hizo hincapié en que, aunque Estados Unidos es mucho menos dependiente que Europa del sector manufacturero, también ha sufrido las consecuencias de los enfrentamientos comerciales, con la caída de las inversiones de las empresas, algo que ha ocurrido a nivel global. Se trata de una secuela inevitable de esa incertidumbre global que, según destacó, “es incluso mayor que durante la crisis financiera”.
Continúa la relajación monetaria
Hooper afirmó que el otro elemento clave que influirá en la economía en 2020 son las políticas de los bancos centrales. Después de que en 2018 supusieran un obstáculo, en 2019 se convirtieron en un impulso gracias a la visión acomodaticia y el recorte de tipos de interés por parte del BCE (que relanzó el QE), los bancos centrales de China e India e incluso por parte de la Fed, que opera en una economía relativamente fuerte.
En su opinión, esta relajación monetaria se extenderá a nivel global durante el próximo año y posiblemente se sumen a ella otros estímulos fiscales en China, India y Japón. Mientras, en Europa, continuarán los efectos positivos del QE, pero, si los Gobiernos no aumentan el gasto fiscal como han solicitado las instituciones comunitarias, “el BCE tendrá que considerar una política monetaria más experimental”.
En ese sentido, Hooper destacó que Christine Lagarde es “poco ortodoxa” y, viniendo del FMI, “entiende mejor que otros banqueros centrales la importancia de los estímulos fiscales”, por lo que “podría explorar alternativas como el dinero helicóptero”, una herramienta que permite que el dinero llegue directamente a la ciudadanía.
El momento de los activos de riesgo
A su juicio, este entorno favorecerá a los activos de riesgo, ya que los inversores deberán centrarse en “encontrar rendimientos”, teniendo en cuenta que los tipos de interés permanecerán bajos. En concreto, Hooper apuesta por aquellos activos con mayores rendimientos en términos absolutos, como son el crédito corporativo high yield e investment grade y aconseja evitar los bonos gubernamentales, a excepción de los de los mercados emergentes.
En renta variable, hizo referencia al ratio P/E (precio-beneficio), que continúa valorado de manera atractiva para la mayoría de las regiones, salvo Estados Unidos. “Las valoraciones no son predictivas a corto plazo, pero nos dicen que necesitamos estar bien diversificados por activos y regiones”, afirmó antes de recomendar la renta variable emergente, ya que saldrá beneficiada de la relajación de las políticas de los bancos centrales en esas regiones. En cuanto a la de EE.UU., no cree que haya que infraponderarla todavía, pero “habrá que vigilarla de cerca” por esas valoraciones más estiradas, como también recomienda con la del Reino Unido, donde “el Brexit todavía genera mucha incertidumbre”. Por último, en alternativos, su “favorito” sigue siendo el real estate, ya que, históricamente, sus valoraciones han sido sorprendentemente estáticas.