La integración de los criterios ESG en las inversiones en renta variable emergente genera valor. Así lo apunta el estudio El impacto de invertir en renta variable emergente teniendo en cuenta criterios ESG publicado por Candriam. El documento, llevado a cabo por los equipos especializados en mercados emergentes y ESG de Candriam, se ha desarrollado desde 2005 con una base de datos propia utilizados para verificar una estrategia ESG específica y a través de un universo de inversión ESG cualificado: Candriam ESG Elegible.
De este modo refleja que la integración de los criterios de medioambiente, sostenibilidad y buena gobernanza (ESG) en las inversiones en valores de mercados emergentes, utilizando una estrategia diseñada para crear valor, puede incrementar los rendimientos de la inversión. Por ejemplo, como promedio, el universo estudiado ha presentado un rendimiento superior al del MSCI EM Index en un 2,4% anual durante 10 años sobre una base bruta, con unos niveles de riesgo similares.
Por industria, se generó un exceso de rentabilidad positivo en diez de los once sectores. Algunos se generaron simplemente por la decisión de qué empresas analizar, pero en ocho de los once sectores, el exceso de rentabilidad de la ESG Elegible superó el exceso de rentabilidad de la ESG Analizado, subraya el informe.
Destaca el caso de Asia, donde hubo un cierto exceso de rentabilidad positiva para el Candriam ESG Eleginle y, durante el periodo, dos tercios de los componentes del MSCI EM Index (por número) se encontraban en Asia. También se registraron rendimientos excesivos en las otras tres regiones geográficas, pero fueron menos pronunciados.
Del mismo modo que el estudio analiza la inclusión de los factores ESG en las estrategias de inversión, también monitorizó las implicaciones de la desclasificación de un título que pasa de ESG «elegible» a «excluido», o «no sostenible». Según el informe, tras una desclasificación, se produce un retorno negativo durante periodos superiores a un año y de hasta tres años. El punto más bajo se alcanza en el mes número 30, con una mediana del diferencial de rentabilidad del -14,8% sobre una base bruta, lo que muestra que el impacto de la desclasificación se diluye más allá de este horizonte temporal.
El informe destaca el caso de la corporación multinacional brasileña Vale. Está compañía experimentó un gran crecimiento a lo largo de los años, principalmente en la primera década del siglo XXI, impulsada por el crecimiento económico y la globalización. Sin embargo, a partir de 2011 comenzó a aparecer en los periódicos por su implicación en varios incidentes medioambientales como las operaciones de minería de níquel y contaminación del río en Onça Puma, la ruptura de la Presa en Mariana o el colapso de la presa en Brumadihno.
Hasta ese momento, las rentabilidades totales de los accionistas alcanzaban el 38,2% anuales y, después de enero de 2019, el precio de la acción se desplomó un 24%. Además, Vale tuvo que hacer frente al gobierno de Brasil, que congeló aproximadamente 3.000 millones de dólares de sus activos para pagar los daños potenciales y abrió una investigación sobre la responsabilidad de la empresa en el asunto y a las sanciones del Instituto de Medioambiente y Recursos Naturales Renovables de Brasil, así como las sanciones del ayuntamiento local.
Además, Candriam también ha definido cinco tendencias de sostenibilidad global que, según la gestora, configurarán los retos futuros de mercado y el crecimiento a largo plazo de las empresas: el cambio climático, el agotamiento de los recursos, la evolución demográfica, la interconectividad, y la salud y el bienestar.
Así, según Candriam, la estrategia que combina el gobierno corporativo, el análisis del riesgo de controversia y la exposición a temas de sostenibilidad, ha añadido valor al rendimiento de la inversión en valores de mercados emergentes en nueve de cada diez años y advierten de que la desclasificación de los criterios ESG puede constituir un factor de predicción de diferencia de rentabilidad negativa a largo plazo.