Algo falta para la desaceleración de la economía global. Hace un mes concluimos que no había riesgo de una recesión a corto plazo en Estados Unidos. Los datos recientes sugieren que a nivel global hemos esquivado una recesión y que ya hemos dejado atrás una desaceleración económica.
La economía mundial está mostrando indicativos de que está pasando por una desaceleración sin recesión. El índice JPM Global Manufacturing registró una pequeña subida por tercer mes consecutivo desde que alcanzó el mínimo el mes de julio, pero el riesgo a corto plazo de un Brexit caótico ha caído de manera sustancial y los responsables políticos de los mercados emergentes han seguido a la Reserva Federal de Estados Unidos implementando una ola de recortes de tipos de interés que aún tiene espacio para más. Significativamente, también hay señales de que Estados Unidos y China están a punto de llegar a un entendimiento comercial.
La obsesión de la administración de Trump por imponer aranceles a las importaciones chinas ha dominado la economía mundial los últimos 18 meses. Como hemos publicado, hay nuevos informes que niegan que Estados Unidos y China estén cerca de un acuerdo para eliminar gradualmente los aranceles. Independientemente de que esta ‘fase uno’ esté o no cerca, el desarrollo podría al menos indicar que la escalada de aranceles ha terminado.
Curar una resaca comercial
Aun así, el comercio sigue siendo la clave para curar por completo la resaca económica global y el FMI ha dicho que un acuerdo “mejoraría nuestra previsión de referencia” del PIB global. Los aranceles sobre los productos chinos han sido fundamentales para las políticas económicas de Trump. Se ha comprometido a defender los puestos de trabajo de la competencia china. Sin embargo, mientras la cifra de desempleo sigue cerca de ser la más baja de los últimos 50 años, los puestos de trabajo del sector industrial están desapareciendo a medida que el sector se hunde más en una recesión. Este es el indicador más obvio de que los aranceles están incrementando los costes y socavando las inversiones empresariales. Factor que puede ser políticamente clave en los estados industriales como Michigan y Pennsylvania en la carrera presidencial del próximo año.
La economía estadounidense ha crecido un 1,9% durante el tercer trimestre, frente al 3,4% del año pasado, apoyada por el gasto al consumo, que representa más de dos terceras partes de la producción del país. Esperamos que el crecimiento anual del PIB se ralentice aún más. Aunque los consumidores estadounidenses ayudarán a prevenir la recesión según nos acercamos a 2020, solo el final de los aranceles a China puede realmente invertir la desaceleración. El desempleo en Estados Unidos, la inflación y el crecimiento de los salarios se están haciendo a un lado. Mientras que la FED mantiene los tipos en suspenso e incluso deja espacio a una mayor bajada, estas métricas juntas, sin señales de que las compañías estadounidenses estén despidiendo mano de obra, sugieren que el ciclo económico continuará en lugar de estancarse.
China madura y Alemania peligrosa
La economía china también se está ralentizando como resultado de la madurez alcanzada alejándose del sector industrial. Creemos que un crecimiento económico anual del 6% es sostenible para el año que viene (desde 6,1% en 2019), ya que una inflación subyacente estable permite al banco central y a las herramientas fiscales y monetarias apoyar una expansión estable y continuada. La gestión de la moneda china también tiene que ver con la estabilidad y la economía aún tiene la capacidad de amortiguar los conflictos comerciales y si es necesario depreciar del yuan.
Volviendo a la zona euro, donde el crecimiento está claramente por debajo de su potencial, uno de los retos es el liderazgo a la deriva que hasta hace poco dábamos por sentado desde Alemania. La mayor región económica también necesita significativos estímulos fiscales para mejorar su infraestructura que, como hemos comentado, va en contra de la ortodoxia presupuestaria alemana. Mientras tanto, aunque la demanda interna compensa algunos de los vientos que vienen en contra, la producción de coches en Alemania ha caído en picado junto a sus exportaciones a China en los últimos tres años. El Banco Central Europeo ha reaccionado reduciendo los tipos de interés y reiniciando la compra de activos de duración indefinida, manteniendo bajos los rendimientos de los bonos y así como los tipos de depósito de forma persistente, junto con sus condiciones monetarias adaptables hasta 2020. A menos que los aranceles de Estados Unidos y China fueran suprimidos rápidamente o que la política fiscal fuera de repente mucho más expansiva, se espera que el crecimiento anual del PIB de la región descienda hasta el 0,7%-0,8% el año que viene.
En los mercados emergentes, anticipamos las condiciones económicas para fortalecer el crecimiento el próximo año después de la ola de recortes del banco central en 2019 (desde Brasil y México a Corea del Sur e India) siguiendo baja inflación de la FED. Este entorno debería continuar en 2020, gracias a la estabilidad del dólar estadounidense y los bajos precios del petróleo que deberían hacer poco probable el aumento de los tipos de interés. Como en cualquier otro lugar, un repunte más fuerte depende en gran medida de si Estados Unidos y China pueden empezar a resolver su disputa arancelaria.
El rompecabezas de la recesión
El entorno monetario y crediticio en Estados Unidos y Europa se mantiene relativamente sólido, con el mercado laboral en niveles saludables y apoyo económico proporcionado por el gasto al consumo. La única amenaza significativa, aunque cada vez menor, sigue siendo la incertidumbre en torno al comercio y su impacto en la inversión. En este entorno de bajo crecimiento persistente, el puzzle de una desaceleración sin recesión puede hacer que los inversores se devanan los sesos unos cuantos trimestres más. Sin embargo, según los datos disponibles, las perspectivas más bien mediocres sugieren que el fin del ciclo económico no está cerca y que lo peor de la desaceleración en relación al comercio puede incluso haber pasado.
Tribuna de Stéphane Monier, CIO de Lombard Odier