Los inversores institucionales, incluidas las compañías de seguros, siguen utilizando los ETFs para asumir ciertas exposiciones de inversión, y cada vez más. Sin embargo, algo menos conocido es el rápido aumento de otra forma de inversión pasiva, los mandatos pasivos personalizados, que también han empezado a encontrar su lugar en las cuentas de las aseguradoras.
Así lo indican Mark Fehlmann, Head of European Insurance Coverage, y Simon Klein, Head of Passive Coverage en la firma de gestión de activos DWS, que analizan en un informe el cambio que han vivido las compañías de seguros y cómo están recurriendo, cada vez más en su búsqueda de valor, a los mandatos pasivos personalizados.
Tradicionalmente, las aseguradoras han sido inversores activos, generalmente equiparando sus flujos de pasivo con los activos correspondientes y jugando alrededor del margen con la selección de valores y/o la asignación de activos para obtener ingresos adicionales por inversiones.
Además de tener en cuenta su estructura del pasivo, las compañías de seguros deben de tener en cuenta las limitaciones reglamentarias y contables en sus decisiones de inversión. Para cumplir con estas limitaciones, las aseguradoras requieren un alto grado de personalización en sus inversiones, especialmente en renta fija.
En este sentido, los productos de inversión pasiva -que a menudo sólo se asocian a los ETFs o fondos indexados (one-size-fits all)- pueden no ser la primera opción para que las compañías de seguros realicen una inversión estratégica.
DWS cree que el sector de los seguros puede perder una oportunidad al descuidar el considerable valor que puede aportar una forma adicional de inversión pasiva, los mandatos pasivos personalizados, que pueden ofrecer una amplia gama de resultados de inversión diferentes, a la vez que tienen en cuenta las limitaciones de inversión individuales, como listas de exclusión o duración de los objetivos.
De hecho, algunas de las mayores compañías de seguros y reaseguros del mundo han comenzado a “pasivizar” parte de su asignación de activos, principalmente en renta variable, pero también cada vez más en renta fija.
En el documento se explican algunas de las consideraciones que han llevado a estas aseguradoras a adoptar la inversión pasiva por mandato, entre las que destaca que estos mandatos ofrecen una exposición eficiente a varios perfiles de riesgo/rendimiento en renta variable y renta fija mediante el seguimiento de índices estándar o personalizados, o que un seguimiento de los índices ESG puede ser una forma más rápida de hacer que una parte de la cartera sea «compatible con la ESG».
Además, la inversión pasiva tiene un coste menor y los ETFs pueden ser utilizados como una herramienta para asignaciones tácticas y de gestión de transición, así como para la creación eficiente de bloques para productos vinculados a unidades de activos múltiples.
Necesidad de personalización
La necesidad de personalización es una de las razones por las que los mandatos pasivos están cada vez más de moda. Las aseguradoras son más conscientes de la capacidad de un mandato pasivo para ser diseñado en base a reglas y principios muy específicos, en casi cualquier forma que se quiera.
Aunque se haya abusado del término “smart beta”, es adecuado para este debate: hay que invertir análisis en la construcción y diseño del mandato pasivo para transformarlo en un instrumento sofisticado y personalizado y no de simple seguimiento de índices, subrayan en DWS.
Como conclusión, los expertos de DWS indican que los inversores tienden a ser conservadores y que hacen bien en no seguir toda nueva tendencia, pero que en su opinión las compañías de seguros deben estar abiertas “a nuevos estilos de inversión incluso si eso implica cambiar levemente el modelo operativo”. En vista de las muchas ventajas que ofrecen los mandatos pasivos y ETFs, “creemos firmemente que las inversiones pasivas deben ser examinadas en profundidad por cada inversor de seguros en cuanto a su utilidad”.