Después de su colapso entre mediados de abril y mediados de septiembre y la inversión temporal de la curva de tipos estadounidense a dos y diez años a finales de agosto, los rendimientos de la deuda pública ahora han aumentado nuevamente con la esperanza de que el apoyo de las políticas pueda posponer el final de uno de los ciclos económicos más largos en la historia.
Por otro lado, los rendimientos de los bonos del gobierno europeo han tocado fondo desde finales de agosto en anticipación de la medida del BCE para reducir los tipos como parte de sus intentos cada vez más desesperados por reanimar la deslucida inflación. Philippe Baché, director de ETFs de Renta Fija de Lyxor, revela cómo las estrategias de curvas de tipos podrían ayudar a lidiar con los desafíos de los actuales mercados de deuda pública.
Una cuestión de sensibilidad
La forma de la curva de tipos suele reflejar las perspectivas sobre los mercados, la política monetaria y el futuro crecimiento económico. Los valores a corto plazo muestran normalmente una considerable sensibilidad a los tipos de interés fijados por los bancos centrales, aunque los valores a más largo plazo se ven más influenciados por las expectativas de la inflación futura.
El aplanamiento de una curva de tipos puede sugerir que el mercado detecta valor en los bonos de mayor vencimiento y que anticipa progresivamente menos subidas de tipos, e incluso recortes de tipos. En cambio, una pronunciación de la pendiente de la curva indica una actividad económica más vigorosa, unas expectativas de inflación al alza y, por ende, un mayor nivel del diferencial de los tipos de interés entre los distintos vencimientos.
Abordar el dilema de la inflación
Los tipos de interés ultrabajos vigentes en todo el mundo desde la crisis financiera mundial han contribuido a reducir la atonía de la actividad económica y han permitido el aumento de los precios de algunos activos. No obstante, la inflación ha permanecido en cotas notoriamente bajas en los mercados desarrollados, pese a las ínfimas tasas de desempleo. Esto podría deberse al hecho de que una perturbación económica de tal envergadura puede retrasar la transición hacia un régimen de inflación estable. Además, las incertidumbres que afrontamos hoy en día (en concreto, el Brexit y la guerra comercial entre Estados Unidos y China) son complejas y muy diferentes a las del pasado, lo que torna sumamente difícil para los mercados asignar las probabilidades correctas a sus desenlaces (incertidumbre irreducible o «knightiana»).
Hasta la fecha, los bancos centrales de todo el mundo han fracasado en su intento por reavivar la inflación, pese a haber implementado un abanico de medidas no convencionales. La creciente apertura comercial, las cadenas de suministro mundiales y los mayores flujos transfronterizos de inversiones y capitales constituyen otros factores que han hecho mella en los precios en todo el planeta, incluso antes de la crisis. Ahora bien, sugerir que el régimen de inflación es una «nueva normal» podría resultar prematuro. Se necesita un mayor respaldo de las políticas, que podrían aún surtir efecto.
Navegar las curvas de tipos estadounidenses y europeas
Desde que la Fed comenzó a subir los tipos en 2015, la diferencia entre los rendimientos a largo y corto plazo se ha reducido hasta situarse en los niveles previos a 2008. Recientemente, la preocupación de que el débil crecimiento internacional pudiera propagarse a la economía estadounidense y las señales de que el conflicto comercial está socavando la confianza empresarial provocaron una breve inversión de la curva de los bonos del Tesoro estadounidense a dos y diez años. Si esto sucediera de manera persistente, alentaría la especulación de que la expansión más larga de la historia está llegando a su fin, lo que ejercería presión sobre la Fed para adoptar nuevas medidas de relajación. En la actualidad, los mercados siguen anticipando dos recortes adicionales antes del cierre del año. Se prevé que el próximo recorte se acometa el 30 de octubre.
Dado que el tramo corto está vinculado a los tipos de los bancos centrales, una pronunciación de la curva solo puede materializarse en el tramo largo (una inclinación conocida como «bear steepening»). Una mejora en las perspectivas sobre las negociaciones comerciales y la posibilidad de un mayor gasto fiscal podrían constituir catalizadores de unos rendimientos más elevados y una curva más pronunciada.
Mientras tanto, en Europa, el BCE redujo los tipos en otros 25 puntos básicos en septiembre y ahora es probable que se mantenga en espera y se centre en su nueva ronda de compras de activos, que comienza a principios de noviembre. Ha habido algunos signos tempranos de un aumento correctivo del rendimiento del euro desde septiembre. Esto solo durará si el BCE y los gobiernos de la región se combinan para facilitar aún más las políticas monetarias y fiscales, como dijo Mario Draghi -el único presidente saliente del BCE que nunca aumentó las tasas en el cargo-, en su conferencia de prensa de despedida.
De la teoría a la práctica con Lyxor ETF
Las operaciones en el diferencial de la curva de tipos ofrecen a los participantes del mercado la oportunidad de generar rentabilidades o cubrir sus carteras. Además, estas estrategias no suelen presentar correlación con la direccionalidad de los tipos de interés.
Como parte de la creciente oferta de soluciones innovadoras de Lyxor, hemos lanzado una gama única de estrategias de ETFs centradas en las curvas de tipos estadounidenses y europeas, las primeras de su clase en el Viejo Continente. Nuestra nueva gama proporciona una forma sencilla de construir exposiciones estratégicas a las curvas sin la necesidad de reajustar las futuras posiciones individuales a diario. El componente de apalancamiento de nuestros índices permite a los inversores adquirir una exposición significativa al tramo a dos y diez años, bien de la curva del Tesoro estadounidense, bien de la curva de la deuda pública alemana, a partir de una posición concentrada. Esto significa que un aumento de un punto básico en la pronunciación/el aplanamiento de la pendiente de la curva (la diferencia entre los rendimientos a diez y a dos años) se corresponde con un aumento aproximado de siete puntos básicos para el fondo.
Esta caja de herramientas permite a los inversores profesionales posicionar tácticamente sus carteras con el fin de anticipar cualquier cambio en la forma de las curvas de tipos de la deuda pública estadounidense y europea, ya sea una pronunciación o un aplanamiento.
Tribuna de Philippe Baché, director de ETFs de renta fija de Lyxor ETF.