Los centros de datos que permiten que estemos siempre conectados consumen el 3% de la oferta eléctrica global y son responsables del 2% de las emisiones de gases de efecto invernadero, situándolos al mismo nivel que la industria aeronáutica. Pero allí donde las aerolíneas afrontan el aumento de los costes del petróleo y la caída de los márgenes, la computación en la nube apuesta por la eficiencia energética al tiempo que ofrece exposición al crecimiento. Desde NN Investment Partners, aseguran estar comprometidos con invertir en la transición hacia la computación en la nube, que ofrece una huella de carbono menor sin sacrificar retornos.
Tradicionalmente, la computación en la nube se centra en externalizar las necesidades tecnológicas de las empresas mediante servidores en la “nube”, o, más concretamente, centros de datos. Una infraestructura segura permite innovar y ofrece beneficios de conectividad al tiempo que garantiza la privacidad de los datos.
Para los clientes, la seguridad en la nube asegura una participación digital sencilla y barata; y, para las empresas, ofrece actualizaciones de software más fáciles, un almacenamiento de datos más barato o ahorro energético, entre otras ventajas. “Como resultado de ello, los gigantes de la computación en la nube están disfrutando de un crecimiento estelar”, asegura la gestora en un informe reciente.
Los fondos de renta variable sostenible de NN IP aprovechan el crecimiento de la computación en la nube, lo que ha tenido un impacto positivo tanto en su huella de carbono como en la generación de alfa. Es el caso del NN (L) Global Sustainable Equity, con una cartera de empresas de alta calidad con modelos de negocio sostenibles. Centrándose en activos que cumplen sus criterios ASG, la gestora busca un rendimiento medio anualizado a 3 años que supere al índice en un 2%. Hasta septiembre, su rentabilidad ha sido del 27,77%, un 7,23% superior.
“Mientras continúe la transformación digital y la computación en la nube se convierta en parte ineludible de nuestras vidas, proyectamos oportunidades de crecimiento para inversores que busquen reducir las emisiones y seguir beneficiándose del alfa”.
Reducción de la huella de carbono
La computación en la nube puede reducir las emisiones totales de gases invernadero, ya que se trata de una técnica de virtualización energéticamente eficiente. Microsoft es un buen ejemplo de ello, ya que busca reducir en un 75% sus emisiones entre 2013 y 2030. Además, las de Microsoft Azure son un 92% más bajas que las de los centros de datos tradicionales gracias a la eficiencia operacional y al uso de electricidad renovable.
“Una infraestructura basada en la nube es más eficiente energéticamente, ya que la capacidad de los servidores de los centros de datos puede subir o bajar según las necesidades, por lo que los consumidores utilizan solo la energía que necesitan. Además, la mayoría de los principales operadores están comprometidos a utilizar un 100% de energía verde en sus centros de datos”, afirma NN IP.
En este sentido, destaca que, en la nube, las empresas necesitan menos de un cuarto de los servidores que requerirían en una sede física. Asimismo, esta última suele ser un 29% menos eficiente que un proveedor en la nube a gran escala que utiliza diseños modernos y equipos de trabajo optimizados. “Una transición a una infraestructura basada en la nube asegura que la capacidad de los servidores no se desperdicia”, insiste la gestora.
El compromiso de los gigantes tecnológicos
Grandes líderes de la nube como Adobe, Microsoft Azure y Amazon Web Services se han comprometido a alcanzar un uso de la energía 100% renovable y ya han logrado grandes avances. A finales de 2018, la mitad de la potencia utilizada por los centros de datos de Microsoft provenía de energía renovable y la empresa busca que, para 2023, esta cifra sea del 70%.
Con el fin de “ecologizar” sus operaciones, también ha aumentado su impuesto interno de carbono a 15 dólares por tonelada métrica en todas las emisiones. Mientras, Microsof Azure ha disfrutado de tasas de crecimiento estelares en los últimos años, apuntalando el impresionante desarrollo de la industria en general. Por eso es una posición significativa del fondo NN (L) Global Sustainable Equity.
Pese a los riesgos, es más verde en la nube
Según NN IP, la transición a una infraestructura en la nube no está libre de riesgos. Las acciones del sector están cotizando a valoraciones elevadas y la mayoría de las empresas cotizadas de software en la nube lo hacen a una prima significativa para el mercado. Estas últimas ofrecen resistencia, previsibilidad y un incremento de los ingresos por encima de la media, pero la ralentización del crecimiento podría impactar en sus valoraciones.
Los riesgos de ciberseguridad también son comunes. Los consumidores y las empresas están confiando sus datos a los proveedores de computación en la nube, pero mantener la seguridad y la accesibilidad de forma simultánea es “un desafío constante”. La gestora señala que las empresas del sector deben trabajar para evitar las brechas de seguridad y asegurar que esos riesgos no se materialicen.
“Incluso teniendo estos riesgos en cuenta, seguimos creyendo que es más verde en la nube”, afirma. Además, insiste en que la industria ofrece un crecimiento favorable, un atractivo modelo de negocio basado en las suscripciones y un impacto medioambiental positivo. “Con los consejos de administración priorizando la computación en la nube y la transformación digital, el sector parece listo para crecer rápidamente en el futuro más cercano”, sentencia.