En los más de 10 años desde la gran crisis financiera global, algunos de los riesgos se han transformado, pero muchos de los aspectos clave aún permanecen. La crisis financiera global es principalmente un asunto de riesgo sistémico dentro del sistema bancario. Este riesgo ha disminuido, pero no se ha acabado por completo.
Los bancos de EE.UU. se han desempeñado significativamente y reconstruido sus reservas de capital. Sin embargo, los bancos europeos, si bien han mejorado mucho en este frente, se han mostrado menos dispuestos a aceptar algo de la propia medicina que requieren como los créditos sin retorno o afianzar sus proporciones de capital. Esto es una espada de dos filos porque los requerimientos necesarios de calidad y liquidez bajo regulaciones como las de Basilea III y Dodd-Frank potencialmente significan que las instituciones están más limitadas en su capital – otro viento en contra macroeconómico en una economía global que ya está creciendo demasiado lentamente.
Un derivado de riesgo sistémico fue que los reguladores descubrieron en muchos casos, que las instituciones financieras eran demasiado “grandes para fallar.” Desafortunadamente, desde la crisis financiera global, muchos bancos e instituciones financieras solo se han expandido más ya que dichas firmas necesitan a mayores economías de escala para competir en un entorno más costoso (ej. Regulaciones) y de tecnología avanzada. Los bancos en EEUU no requieren demostrar solvencia ni concretar planes, pero nadie sabe cómo dichos planes elaborados en tiempos sin crisis, funcionarán realmente en la confusión de una crisis real.
Una lección de la crisis de Lehman fue que la falta de riesgos de liquidez es a veces más letal que el riesgo de solvencia. Las firmas más importantes que son rentables a largo plazo pueden ser arrastradas a la crisis si no pueden financiar sus obligaciones y operaciones a corto plazo. En todo el panorama financiero, es claro que la mayoría de las empresas han emprendido medidas significativas para gestionar su falta de liquidez y medir los riesgos. Pero la liquidez es una criatura impredecible –puede aparecer rápidamente y sin avisar y ninguna firma o estrategia empresarial es completamente inmune cuando los mercados de capital se caen. Esto también puede significar oportunidades para los negocios e inversionistas que pueden navegar por brotes de falta de liquidez y desplazamiento masivo de precios. Los inversionistas de valor todavía pueden generar ganancias si diferencian entre un modelo empresarial fallido (insolvencia/bancarrota) y paro temporal.
¿Qué riesgos siguen estando en el horizonte? Con tasas de interés ultra bajas globalmente, la deuda y el apalancamiento han continuado aumentando en algunos frentes importantes. Si bien los consumidores en mercados desarrollados no se extienden demasiado, los beneficiarios de créditos corporativos y deuda de gobiernos soberanos se han hartado de deuda super barata. En el supuesto de que los costos por servicio de deuda sigan siendo manejables, quizá este riesgo no se manifestará en problemas de solvencia. Sin embargo, las empresas y países siguen dependiendo de mercados de capital abiertos y de libre flujo, tasas reales bajas, y tasas de inflación bajas. Ninguna de estas condiciones es una certeza en un futuro más distante. El ciclo clásico del crédito no ha desaparecido.
Para los inversionistas, quizá la lección clave es no asumir la inherente estabilidad de las instituciones financieras, sin importar qué tan sólidas parecen hoy día. Los compradores pueden hacer huelga. Los activos son solamente líquidos dentro del contexto de la aversión al riesgo. Las perdidas aumentan a través de la estructura de capital y los derivados tienen tanta posibilidad de exacerbar el daño como de brindar protección. Las correlaciones bajas son deseables, pero no son de esperarse, y la gestión de riesgos no puede reducirse a un simple estimado. La recuperación post-Lehman y expansión ha sido históricamente prolongada. A medida que avancemos en el ciclo, entre más discreción mostremos, mejor parte de valor se obtendrá.
Tribuna de David F. Lafferty, Estratega en Jefe de Mercados de Natixis IM.