El 31 de julio la Fed decidió, con votación dividida, reducir su tasa de interés en 0,25% después de 10 años de no realizar ningún recorte. Los motivos expuestos fueron debilidad inflacionaria y guerra comercial afectando el crecimiento. Se recalcó que dicho recorte tiene carácter de “preventivo”, y que no implica un ciclo de recorte de tasas más profundo, sino más bien un ajuste de “mitad de ciclo”.
Hay que recordar que la Fed tiene un doble mandato: controlar la inflación y promover el pleno empleo en la economía. Si bien en EE.UU. la inflación se ha mostrado contenida, e incluso por debajo de la meta del banco central, el crecimiento ha mostrado síntomas de ralentización como resultado de la guerra comercial que ha emprendido Trump contra el resto del mundo. Este fue el mayor detonante de la Fed para realizar el recorte en tasas: dar un impulso extra a una economía que parecía estar estancándose. Pero ¿qué efectos secundarios podría traer esta decisión? ¿Históricamente los recortes a “mitad del ciclo” que consecuencias suelen tener? Uno de los efectos más importantes es un repunte en la inflación a través de un encarecimiento del mercado laboral.
Para apreciar esto, hay que recordar un indicador importante: el NAIRU (Non-Accelerating Inflation Rate of Unemployment, por sus siglas en inglés). En esencia, nos indica el nivel de desempleo teórico en la economía que no causa inflación extra, es decir, cualquier tasa de desempleo menor al NAIRU empezará a causar presiones inflacionarias a través de presiones en el mercado laboral.
En la (Gráfica 1), se muestra cómo ha funcionado históricamente.
Actualmente la diferencia entre U3 menos NAIRU se encuentra en terrenos negativos, es decir, en riesgo de generar presiones inflacionarias.
Ahora bien, desde hace 12 meses, otro indicador importante ha levantado señales de alarma: los puestos disponibles de trabajo vs. la gente buscando trabajo (Gráfica 2). Actualmente hay más puestos de trabajo disponible que gente desempleada. Este fenómeno tenderá a aumentar las presiones en sueldos, derivando eventualmente en inflación.
De lo anterior se concluye, que hay varios factores que apuntan a que la inflación podría repuntar en los próximos meses. Asimismo, también hay factores que apuntan que una recesión en EE.UU. aún no es inminente (tasa de desempleo en mínimos, diferencial de tasas de 10 y 2 años aún positiva, PMI aún en terrenos de expansión, entre otros). Entonces, dado el doble mandato de la Fed, ¿Qué es lo que buscará combatir: repunte inflacionario o desaceleración económica?
Dado que actualmente la inflación está contenida, hace sentido que la Fed esté preocupada por combatir la ralentización económica. Sin embargo, históricamente, la Fed ha dado prioridad a combatir una inflación descontrolada que a combatir una ralentización económica. Los círculos naranjas en la (Gráfica 3) muestran las veces en las que la Fed ha decidido aumentar tasas para combatir la inflación. Curiosamente, dicho aumento de tasas siempre va acompañado de una recesión, pocos meses después. De ahí el dicho: “el ciclo económico no muere de viejo, lo mata la Fed”.
Entonces, ¿este ciclo será diferente? El mercado está pensando que sí. En la (Gráfica 4) se muestra el consenso de hacia donde cree el mercado se va a mover la tasa de la FED. En los próximos 12 meses el mercado espera que la tasa de la Fed alcance el 1%, es decir, 5 recortes de 0.25% más. Eso solo se podría lograr con una inflación contenida.
Sin embargo, yo creo que esta vez será igual a las anteriores. La mesa está puesta para que la inflación empiece a repuntar, y la baja de tasas de la FED lo único que hará será seguir calentando una economía que ya está trabajando arriba de su pleno empleo, eventualmente causando inflación, y reactivando el ciclo alcista de las tasas de una manera más agresiva. Esto implicará una inyección de oxígeno al fuego de la siguiente recesión. Si bien no creo que esto suceda en el corto plazo, sí lo hará en el mediano (de 12-18 meses), y con un poco de suerte, en medio de las elecciones en EE.UU. ¿Por qué? Hay que recordar que, en tiempos de elección, al presidente que busca reelegirse le suele costar mucho trabajo hacerlo ante una economía debilitándose o en recesión, y de concretarse un cambio de partido en la presidencia de EE.UU., una baja en las tensiones comerciales y geopolíticas serían muy bienvenidas por los mercados globales.
Columna de Franklin Templeton, escrita por Luis Gonzalí, CFA