Cuando hablamos de fondos de pensiones nos encontramos con una industria donde la variedad de vehículos, en relación a su política de inversión, es relativamente escasa, sobre todo si la comparamos con la industria de fondos de inversión.
Desde un punto vista oficial (DGS, Inverco) solo existen cinco categorías: RFC, RFL, RFM, RVM, RV. Son cinco categorías genéricas, que no especifican ni definen políticas sectoriales, geográficas, factoriales…etc., tan sólo definen un mix objetivo entre renta fija y renta variable, o los parámetros de duración objetivo de la renta fija. Así, bajo esta ambigüedad, se han consolidado grandes masas patrimoniales en vehículos de pensiones con políticas ambiguas amparadas por el mantra del conservadurismo (mal entendido) que se le debe exigir a este tipo de ahorro largo placista y que en el fondo solo oculta deficiencias en la gestión.
La gestión de los fondos de pensiones merece la misma o más dedicación que la del resto de vehículos de inversión colectiva; también somos muy conscientes que el conservadurismo no debe ser mal entendido, especialmente en un entorno financiero de tipos de interés cero o negativos, donde las políticas conservadoras pasivas, mal enfocadas y caras, producen rendimientos negativos sistemáticos.
¿Qué debemos exigirle a un fondo de pensiones conservador? Podemos enmarcar en este segmento todos aquellos fondos de renta fija e incluso renta fija mixta que utilicen con moderación la ventana de la renta variable. Como vehículos de pensiones y por tanto destinados a canalizar un determinado tipo de ahorro finalista y largo placista, lo primero y fundamental que se le debe exigir es la preservación del patrimonio, pero esto debe ser bien entendido. Preservar el patrimonio significa mantener su poder adquisitivo, por consiguiente, el objetivo debe ser superar la tasa de inflación a largo plazo.
Este reto se ha convertido en un verdadero hito para la gestión de esta categoría de vehículos, ya que, en un entorno financiero de tipos como el actual y tras hacer frente a los gastos de administración y gestión, se hace realmente complicado superar tasas de inflación que rondan el 1,5% y con objetivos estructurales del 2%. Es complicado, pero no imposible, y para lograrlo es fundamental implementar un enfoque de gestión dinámico, activo, que busque continuamente las oportunidades y las ineficiencias del mercado para lograr la captura de valor con la menor volatilidad y riesgo posible.
No debemos confundir la gestión conservadora con la gestión pasiva, aquella que lleva implícita una pérdida continua de poder adquisitivo por no superar las tasas de inflación. Con esa pretensión se diseñó la política de inversión del fondo de pensiones senior FP, una política conservadora pero activa, dinámica, que busca continuamente los nichos de valor en el mercado de renta fija corporativa, gestionando dinámicamente su valor relativo y duración.
Para ello, y siempre basándose en profundo conocimiento de los emisores y las emisiones, trata de encontrar valor buscándolo allí donde el mercado tiende a ser ineficiente, como es el caso de emisores no calificados por agencias de rating; emisores solventes en países en crisis; emisores solventes en sectores en crisis; emisores de sectores desconocidos; emisores que pierden por primera vez el grado de inversión; emisores en dificultades con ampliaciones de capital cubiertas; y emisores pequeños y primerizos en mercados capitales.
Tribuna de José Antonio Cortés, director general de GVC Gaesco Pensiones.