En un artículo que publicamos en octubre de 2018, describimos la historia del Reino Unido, su espíritu de lucha y el pragmatismo nacional para apoyar el argumento de que un Brexit con acuerdo, o sin él, no sería un problema a medio y largo plazo para los británicos. Si uno observa cómo la ciudadanía está continuando con sus actividades cotidianas, esta visión todavía es acertada.
También consideramos entonces la opción de algún tipo de acuerdo pasada la fecha límite para el Brexit. Con la posibilidad de que se produzca una prórroga sobre la mesa, esta postura también es pertinente en la actualidad.
Sin embargo, lo que no podríamos haber imaginado era la extensión del caos político que está generando el Brexit en la Cámara de los Comunes. Mientras el Parlamento británico rechaza la propuesta actual de la primera ministra Theresa May, al mismo tiempo, confirma que no desea abandonar la Unión Europea (UE) sin un acuerdo de algún tipo. Las acciones de los políticos británicos están haciéndolos a todos “prisioneros… de su propia estrategia” (literalmente: ‘prisioners here… of their own device’, como en Hotel California, de los Eagles).
De esta forma, se han arrinconado a sí mismos y no tienen a dónde ir. Ya no pueden cerrar el proceso de divorcio con la UE semanas antes de la fecha límite ni pueden aceptar el nuevo acuerdo, ya que no hay ninguno que ofrecer (aún).
En el frente económico, la industria de finanzas ya se ha organizado a sí misma para mantener el acceso al mercado financiero europeo, vía Luxemburgo e Irlanda. La “City” está bien preparada para cualquier resultado. Para el comercio, sin embargo, las logísticas organizativas se están convirtiendo en una pesadilla. Es probable que esto altere los intercambios con la UE, un gran exportador hacia el Reino Unido.
Además, el triste espectáculo de un desordenado Parlamento y el vapuleo de una prensa local que pronostica el inminente fin del mundo para la ciudadanía después del Brexit son dos factores que, probablemente, terminen pesando en el sentimiento de los consumidores de ahora en adelante. Un factor nada bueno para los negocios a ambos lados del canal.
“Muddling through” (salir del paso), “Fudging the deal” (amañar, falsear el acuerdo) o “‘Kicking the can down the road” (patear la lata por la carretera): son algunas de las formas mediante las cuales los políticos han tratado de resolver los problemas tradicionalmente.
Sin embargo, la situación actual es tan grave y las decisiones de tales consecuencias que este tipo de enfoques ya no son apropiados. A ello se suma que, actualmente, la población está divida y harta con todo el asunto del Brexit. Puede que ni siquiera un nuevo referéndum o unas elecciones generales den una respuesta clara sobre qué dirección tomar. Con la posibilidad de un nuevo acuerdo estancada (si es que acaso se llega a alcanzar alguno), el Reino Unido podría terminar siendo incapaz de abandonar, pese a haber invocado el Artículo 50 para salir de la Unión Europea.
Tribuna de Steven Groslin, socio e integrante del comité ejecutivo de ASG Capital