Conforme nos adentramos en los últimos compases de 2018, los comentaristas están rehaciendo sus artículos de repaso al conjunto del año, que probablemente iban a centrarse en la volatilidad persistentemente baja y la divergencia entre el mercado estadounidense liderado por la tecnología y el resto del mundo. En lugar de eso, el cuarto trimestre nos ha dejado un repunte de la volatilidad, una grieta en la infalibilidad de los valores FAANG y unas bolsas estadounidenses en las que las ganancias anuales se han reducido hasta niveles próximos al cero.
El petróleo también ha descendido considerablemente, alrededor de un 30% desde que marcara máximos de cuatro años a comienzos de octubre, y los mercados de deuda corporativa, como los bonos high yield estadounidenses, sufren presiones. Aunque todavía no estamos corriendo hacia la salida y nos hemos posicionado adecuadamente para el profundo cambio en las condiciones, hemos adoptado una postura ligeramente más cauta colocando la renta fija en neutral y manteniendo nuestra exposición relativamente defensiva a las bolsas.
Para muchos de los integrantes de nuestro equipo en Londres, el Brexit lógicamente es protagonista y el riesgo extremo de divorcio sin acuerdo y tumultuoso podría no serlo tanto, pero el contagio del Brexit dista de ser la única preocupación de Europa. Quizá más preocupante sea la evolución de Alemania, ya que la locomotora económica de la región registró su peor dato trimestral de producción desde 2013. La incertidumbre en Italia continúa y el BCE sigue señalando el camino hacia la normalización de los tipos de interés, por lo que las perspectivas no son halagüeñas a corto plazo y nos han llevado a infraponderar la región.
A medida que nos acercamos a 2019, el abanico de posibles desenlaces, tanto positivos como negativos, es tremendamente amplio. ¿Reducirá la Fed el ritmo de sus subidas de tipos, como interpretó el mercado a partir del último discurso de Powell? ¿O se mantendrá en el tiempo la tregua comercial entre Estados Unidos y China resultante de la cumbre del G-20? Estos dos posibles resultados podrían reactivar la tolerancia al riesgo, al menos a corto plazo. Los inversores que tratan de resarcirse de sus pérdidas también podrían salir a escena y alimentar la apuesta por el riesgo, y estaremos muy atentos a los indicadores técnicos por si se produce esta eventualidad.
En este entorno tan incierto, seguimos recurriendo a la amplia gama de instrumentos y clases de activos a nuestra disposición para proteger el capital y encontrar las fuentes de alfa que, indudablemente, surgirán con el aumento de la volatilidad.
Columna de James Bateman, CIO del equipo de Multiactivos de Fidelity International.