Intentar adelantarse al mercado (timing de mercado) se considera, con razón, una práctica poco efectiva. Sin embargo, la trayectoria que están siguiendo las divisas y los mercados presenta un punto de entrada interesante no visto desde hace años.
Desde el equipo de mercados emergentes globales (GEM) de Newton hemos identificado un punto de entrada potencialmente atractivo para los inversores basado en las divergencias que muestran los precios de los activos y las divisas de EE.UU. y los GEM.
Aunque reconocemos que intentar adelantarse al mercado no suele ser recomendable, la trayectoria de los PER, en términos de divisa local, indica que el mercado estadounidense se acerca a la sobrevaloración mientras que los mercados emergentes ofrecen una interesante oportunidad de valor tras las recientes correcciones.
Con el S&P 500 rozando un PER de 27,7 veces y el MSCI EM en 12,7 veces este año, la posición está forzada en una dirección concreta y parece que seguirá estándolo. Teniendo en cuenta que el dólar estadounidense también se está acercando a una posición forzada, creemos que el mejor enfoque consiste en aprovechar las oportunidades específicas y hacer un promedio.
Desde el punto de vista de las divisas, el discurso a favor del dólar alcanzó su punto álgido hace tres años, cuando hubiese tenido sentido apostar a la baja por el billete verde. No digo que el dólar no vaya a apreciarse más, pero hemos observado cierta debilidad entre las divisas de mercados emergentes, en algunos casos más que en otros.
Tras haber dejado atrás la manufactura y la exportación, actualmente nos decantamos por las oportunidades de crecimiento estructural en China, sobre todo en los sectores orientados al consumo nacional, la sanidad e Internet. La inversión en activos fijos viene reduciéndose desde 2009, coincidiendo con el desplome del mercado exportador chino, una tendencia exacerbada por la amenaza, cada vez más real, de una guerra comercial con EE.UU.
A medida que la manufactura y la construcción han ido perdiendo peso, creemos que la industria de servicios de consumo ofrece oportunidades mucho más interesantes que la inversión en activos fijos. En los últimos siete años, se ha producido una rotación hacia empresas tecnológicas, de Internet y financieras.
Trío de temas
La estrategia se apoya ahora mismo en tres temáticas clave, empezando por la denominada como “el planeta importa”, que se centra, por ejemplo, en los vehículos eléctricos. Este sector podría registrar rápidamente unos niveles de crecimiento elevados gracias a la fuerte presión de la regulación sobre emisiones de carbono aprobada en Europa y China, que está forzando el abandono del diésel y los motores de combustión en favor de los vehículos eléctricos, impulsa una mayor eficiencia con respecto al coste de las baterías de litio y fomenta el compromiso entre los consumidores.
La “financiarización” es otro de los temas clave de la estrategia y se relaciona con la creación de riqueza en los mercados emergentes, que continúa filtrándose al sistema financiero. El aumento de las rentas de los consumidores no solo beneficiará a sectores como el comercio electrónico y la salud, sino que una mayor confianza en el gasto inevitablemente elevará las tasas de ahorro. Cuando se alcanzan los 10.000 dólares per cápita, empiezan a despegar los sectores vinculados al ahorro, como seguros y gestión de activos.
Por otra parte, nos mantenemos reticentes respecto a los sectores sujetos al control del gobierno. En Newton, llevamos aplicando desde hace mucho tiempo el tema de la intervención estatal, según el cual evitamos estar expuestos a empresas en las que el gobierno tiene un peso demasiado relevante. El gobierno chino controla más de una quinta parte del índice y, en cuatro sectores estratégicos –comunicaciones, suministros públicos, finanzas y materias primas–, los accionistas minoritarios suelen tener un rol bastante marginal.
Los temores se han calmado
De cara al futuro, reconocemos que los bruscos movimientos son inherentes a los mercados emergentes pero el enfoque de largo plazo de nuestro equipo nos permite aprovechar esas fluctuaciones. Además, teniendo en cuenta que los emergentes mantienen ahora mismo unas cuentas corrientes sobre PIB mucho más robustas que durante el taper tantrum de 2013, estos mercados son ahora mucho menos vulnerables que en otros momentos de la historia reciente.
Aunque el porcentaje de deuda pública sobre PIB ha aumentado en la mayoría de los mercados emergentes, sigue siendo considerablemente inferior al de los mercados desarrollados. Y, pese a que los niveles de deuda privada también se han incrementado, la cifra total se ha visto influida por mercados más desarrollados como Singapur y Hong Kong. Si excluimos estos dos mercados y China, creemos que un crecimiento de la deuda privada de mercados emergentes inferior al 10% no resulta preocupante.
La proporción de deuda externa se sitúa en un punto relativamente bajo en términos históricos, lo que representa un indicador clave de la mayor resiliencia mostrada durante la crisis asiática. Por ese motivo, ahora estamos mucho más cómodos que en ocasiones anteriores con las posiciones en divisas que mantenemos en diversas áreas.
Tribuna de Rob Marshall-Lee, gestor de carteras en Newton, gestora perteneciente a BNY Mellon IM.