El fuerte castigo sufrido por Wall Street la semana pasada probablemente no haya pillado a nadie por sorpresa. En todo caso, los inversores se andarían preguntando cómo era posible que el mercado estadounidense siguiera dando muestras de tanta fortaleza ante las subidas de los tipos de interés, la contracción del mercado laboral y el encarecimiento del petróleo.
Largos en momento, cortos en volatilidad
Existen múltiples explicaciones, pero creo que los movimientos de los precios en 2018 refuerzan la idea de que tanto los inversores activos como el creciente elenco de estrategias pasivas y sistemáticas han estado largos en momentum y cortos en volatilidad.
Dicho con otras palabras: los inversores, preocupados por unas perspectivas políticas y económicas inciertas, han optado por clases de activos y sectores que parecen ofrecen unas perspectivas más sólidas en sus fundamentales y que han demostrado una evolución más predecible en sus precios.
Búsqueda de valor
En este periodo, el concepto de valor ha quedado ensombrecido por el énfasis en los baches del camino. La otra cara de ello es que hemos visto importantes caídas en áreas del mercado donde la incertidumbre es elevada, como los mercados emergentes, China y el Reino Unido, que ahora cotizan en niveles de valoración históricamente bajos.
Dado que las perspectivas de la economía mundial siguen siendo sólidas a medio plazo y la retirada gradual de los estímulos monetarios es una señal de retorno a condiciones más normales, la respuesta adecuada de los inversores ante las señales de que el mercado estadounidense podría estar quedándose sin fuelle es buscar valor en áreas que ya han sufrido abultados descensos.
Tribuna de Paras Anand, responsable de renta variable europea