La industria de la gestión de activos se ha acostumbrado a decir que el rendimiento pasado no es un indicador de resultados futuros, aunque a veces se comporta como si lo fuera. El asesoramiento “procíclico” puede hacer que los inversores se muevan hacia fondos o estrategias que funcionaron bien en el pasado, en lugar de aquellos que tienen el mayor potencial de futuro.
Del mismo modo, si bien los vehículos de inversión pasiva se han popularizado en el contexto de un mercado alcista prolongado, es posible que no dejen a los inversores en buena posición cuando cambien las condiciones y las oportunidades.
Es hora de romper ese ciclo y creemos que la gestión activa es una parte fundamental de la solución. Nos ayuda un entorno de mercado que parece estar cambiando a favor de la gestión activa. Las altas correlaciones entre los valores están empezando a romperse; la volatilidad muestra signos de aumento.
En este entorno, la selección activa desempeña un papel importante a la hora de identificar a los ganadores y a los perdedores – tanto en valores individuales, como en sectores, economías o clases de activos –. Y, frente a una perspectiva de rentabilidad más moderada durante los próximos cinco a diez años, los inversores necesitarán encontrar formas de hacer trabajar su dinero aún más. Pero no creemos que una perspectiva de mercado más desafiante sea suficiente para probar el caso de la gestión activa. Como industria, necesitamos cambiar el relato.
Con demasiada frecuencia, la gestión activa se considera únicamente como una tarea de selección de valores y de medición del rendimiento frente a un índice de referencia. Si bien esa es una parte central de lo que hacemos, creemos que la gestión activa implica una colaboración más amplia basada en la identificación de las necesidades de los clientes.
Implementamos un conjunto de estrategias para satisfacer esas necesidades y contamos con herramientas para hacer ajustes con los clientes en el largo plazo. Este conjunto de herramientas debe incluir las capacidades de expertos (tanto en una clase de activos en particular como entre distintas clases de activos), que nos ayuden a orientar a los clientes de una manera que sea verdaderamente independiente del producto. Para aprovechar al máximo esta agilidad, podríamos acordar un marco general con los clientes, dentro del cual las decisiones sobre la elección del momento oportuno y sobre el tamaño de la asignación de activos queda a discreción del gestor.
Este nivel de conocimiento y de destreza dinámica serán fundamentales para las inversiones de éxito en el futuro, a medida que la disrupción cambia el mundo que nos rodea.
Las nuevas tecnologías –inteligencia artificial, blockchain, aprendizaje automatizado (machine learning)– están revolucionando las industrias y abriendo una brecha entre ganadores y perdedores. Los gestores activos pueden distinguir las señales del ruido y facilitar la asignación eficiente de capital para apoyar los objetivos de nuestros clientes y de la sociedad en general.
En medio de estos cambios sísmicos, la gestión pasiva, por el contrario, se verá obligada a desempeñar un papel pasivo. Otro problema con la gestión pasiva es que dará mayor peso a los sectores que ya alcanzaron su punto máximo. La tendencia a seguir al rebaño o seguir el ciclo es potencialmente un gran destructor de valor.
Por el contrario, la gestión activa mira hacia el futuro con convicción. Un buen ejemplo es nuestro enfoque de los criterios medioambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG). Integramos factores ASG en nuestro proceso de inversión para interactuar con las empresas con el fin de una mejor rentabilidad y hacer que los equipos directivos sean más transparentes.
Sin importar cuáles sean los argumentos a favor de la gestión activa, las gestoras activas deben demostrar que ofrecen valor. Esto incluye ser audaz e innovador en los precios.
Hemos introducido un nuevo modelo de comisiones basado en el éxito. Cobramos una comisión de gestión baja, comparable a la de los productos pasivos, y aplicamos una comisión de éxito sólo por la rentabilidad positiva superior a la del índice de referencia.
Ya hemos recibido comentarios muy positivos. No sostenemos que el modelo de comisión sea incorrecto: simplemente queremos ofrecer opciones a los clientes, para que sientan que tienen un mayor control sobre el proceso. Y, aunque las comisiones fijas suponen un incentivo para crecer en patrimonio, el cambio hacia un modelo que depende más del rendimiento nos anima a limitar la capacidad de los fondos que ofrecemos. De esta forma, maximizamos el potencial de generar alfa del fondo y nos concentramos en compartir el valor con los clientes.
Nuestro objetivo es llegar a un entendimiento común con los clientes sobre dónde y cómo agregamos valor. La gestión de activos necesita recuperar la confianza de sus clientes. Las gestoras activas podemos hacer eso compartiendo con nuestros clientes un camino a largo plazo, agregando valor de un modo eficiente desde el punto de vista de los costes, incluso a través de estructuras de comisiones innovadoras, y manteniéndonos enfocados en encontrar dónde estarán las próximas grandes oportunidades.
Tribuna de Andreas Utermann, consejero delegado de Allianz Global Investors.