Agosto fue un mes lleno de fuertes contrastes en términos de rentabilidad. No sólo América fue la primera en términos de política (“América First” en el texto original en inglés), sino que su mercado de capital también mostró su dominio. La mayor fase alcista de su mercado, que ya dura casi diez años, sigue alcanzando nuevos máximos e hitos; Apple se ha convertido en la primera compañía en alcanzar una capitalización de un billón de dólares.
La solidez de los activos en dólares es inversa a la angustia que se ha observado en los mercados emergentes. Cuando se mira a la rentabilidad de los mercados, esos países relacionados vía comercial o diplomática con Estados Unidos (por ejemplo, China, Turquía, Rusia, Irán o Venezuela), son decididamente los segundos mejores.
Turquía dominó los titulares durante el pasado mes. Las presiones de un sentimiento erosionado y una política monetaria no ortodoxa se vieron amplificados por unas sanciones diplomáticas a Estados Unidos del tipo “ojo por ojo”, que resultaron ser un punto de ruptura para los mercados y que provocó que la lira entrara en caída libre. Posteriormente, la divisa encontró un frágil nivel de estabilidad después de que los anuncios del Banco Central apuntarán hacia inyecciones de liquidez y a una especie de “rescate” parcial por parte de Qatar.
Argentina, que sufre una infinidad de problemas económicos, conseguía poner peor las cosas al escenificar una comunicación torpe sobre el paquete del FMI que dio la impresión de que era necesario que la institución acelerara el desembolso. Esta comunicación del tipo “paso en falso” fue especialmente sorprendente, ya que el ministro de finanzas Luis Caputo es un ex trader que se supone que debe saber cómo comunicar al mercado. Estamos perplejos ante el hecho de que dejara hablar al presidente Mauricio Macri antes de tener el apoyo total del FMI y sin dar muchos detalles. Esto desembocó en una carrera de los inversores hacia las salidas tras interpretar que la historia era peor de lo que en realidad era. El Banco Central luego intervino en un intento por calmar la situación y subió los tipos un 15%.
En definitiva, Argentina es casi un mercado frontera en términos de profundidad y amplitud de sus mercados de capital. De esa forma la salida es siempre más dolorosa que la entrada ya que hay una baja liquidez y los actuales movimientos de divisas son particularmente exagerados.
Las pérdidas diarias del peso argentino (-16,8% el 30 de agosto) y la lira turca (-13,8% el 10 de agosto) se situaron como las tercera y quinta en la tabla de las mayores caídas diarias de una de las grandes divisas en los últimos quince años, según Goldman Sachs. ¡Un gran logro conseguir que se produjeran esos dos hitos en el mismo mes! Lo sucedido en Turquía y en Argentina muestra el grado de sensibilidad del mercado en la actualidad ante cualquier insinuación de noticias negativas de los mercados emergentes.
En Asia, la potencial escalada de una guerra comercial entre China y Estados Unidos es la historia que no desaparece. La retórica ha vuelto a escalar con la imposición de Estados Unidos de aranceles por un importe de 200.000 millones de dólares a importaciones chinas. Como consecuencia, la divisa china sigue bajo presión. En cualquier caso, se ha estabilizado ante las esperanzas de un gran avance desde el punto muerto de la negociación y como el Banco Popular de China empleó su «amortiguador contra cíclico» en los cálculos de la fijación del renminbi, para aumentar el margen de maniobra.
Los inversores de los mercados emergentes se han visto sacudidos por los eventos de meses anteriores y actualmente no es un buen lugar para estar para aquellos que prefieren una navegación en calma. En el corto plazo, Turquía y Argentina permanecerán en el foco ya que siguen luchando contra la presión de los mercados. De otra manera, es probable que se produzcan otros acontecimientos geopolíticos, incluyendo aquellos que vinculan a Estados Unidos con Rusia, China, Turquía, Irán, Korea.
En medio de todo este nerviosismo hay esperanza, parece que los mercados ya han descontado muchas de esas malas noticias y las rentabilidades ahora parecen más tentadoras de lo que eran hace unos pocos meses.
Por ejemplo, la rentabilidad de los índices de bonos soberanos de los mercados emergentes siguen cotizando cerca de los máximos de 2009, alrededor del 7%. Esto es algo que muchos inversores olvidan, igual que olvidan que los periodos de fuerte volatilidad son parte del escenario de los mercados emergentes. Los inversores experimentados han resistido y prosperado a partir de este tipo de tormentas antes y ahora ésta también pasará.
Luc D’hooge, responsable de Renta Fija de Mercados Emergentes, Vontobel Asset Management.