Son varios los segmentos que podrían verse afectados por las guerras comerciales: los bienes importados podrían encarecerse, las divisas de los países exportadores podrían depreciarse y las decisiones de inversión podrían posponerse hasta que la incertidumbre se disipe.
La guerra comercial también podría reducir el consumo en caso de que las firmas no absorban los precios más elevados. Además, podríamos asistir a un endurecimiento de las condiciones financieras si la inversión extranjera directa se reduce o si se incrementa la prima de riesgo sobre la renta fija o variable.
Pero en este punto, es difícil cuantificar el impacto preciso de las tensiones actuales porque las plantas de producción y las cadenas de suministro mundiales no pueden cambiar ni trasladarse a otro país de la noche a la mañana.
Daños Colaterales
En el caso de las materias primas, estas han registrado recientemente una caída por los temores a que las tensiones comerciales lastren el crecimiento chino y, por tanto, se reduzca la demanda de metales.
Sin embargo, las materias primas que China importa suelen utilizarse en proyectos de infraestructuras —que dependen en mayor medida del crecimiento interno—, pero la imposición de aranceles ha afectado principalmente a los productos manufactureros.
Por tanto, la demanda de materias primas podría no caer tanto como algunos esperan, a menos que el crecimiento chino sufra una drástica ralentización debido a la guerra comercial o que las autoridades del gigante asiático respondan con la adopción de unas políticas que generen inestabilidad financiera.
Estas circunstancias deben analizarse país por país. Chile, productor de cobre, por ejemplo, tiene muy poca deuda, una moneda de cambio que fluctúa y no tiene grandes preocupaciones por el déficit por cuenta corriente. Si los precios del cobre colapsan, el banco central tendría que subir las tasas de interés y verse forzado a registrar déficits fiscales en el mediano plazo, pero tienen las herramientas para defenderse.
Otros países, sin embargo, pueden ser mucho más vulnerables. Los países con una mayor deuda denominada en dólares también sufrirían si una escalada en las tensiones comerciales condujera a un dólar estadounidense más fuerte.
La respuesta de China será crucial. Si ellos, por ejemplo, comienzan a utilizar la moneda como una herramienta de negociación, forzando una devaluación, esto agregaría más tensión y tal vez conduciría a un periodo de inestabilidad financiera.
Principales preocupaciones en el universo emergente
Si bien hemos observado una reducción generalizada de los déficits por cuenta corriente en muchas economías emergentes y podemos afirmar que parte del proceso de reequilibrio se ha completado, los progresos en sus déficits fiscales son todavía incipientes. Un mayor crecimiento podría ayudar, pero, en algunos casos, aún queda mucho por hacer.
Claudia Calich es experta en mercados emergentes de M&G.