Hoy en día, una cartera bien administrada debe otorgar mayor peso a la teoría financiera y la macroeconomía: convexidad, arrastre, correlaciones entre valores y análisis de crédito para permitir una discriminación depurada entre los emisores en función de la calidad de su firma. Este tipo de enfoque requiere distanciarse del esclavismo de seguir los índices y trascender ciertas barreras, especialmente entre los segmentos del mercado.
Para los inversores en bonos, ahora es más necesario que nunca diversificar entre investment grade y high yield, entre emisores soberanos y corporativos, entre deuda subordinada y no subordinada, en lugar de tener una visión ‘núcleo’ de estos mercados diferentes, para obtener el máximo beneficio de su amplitud y mezcla. En un entorno cada vez más volátil, esto permite buscar curvas de rendimiento cuya valoración relativa es mucho más atractiva que la del bund alemán, y así recuperar la posibilidad de gestionar la duración en parte de sus carteras.
Los desarrollos macroeconómicos son una herramienta operativa esencial para los gestores de bonos: desde una perspectiva a futuro, deben enfocarse en países que demuestran un dinamismo real, como lo son actualmente Indonesia o Perú, por ejemplo.
Sobre todo, hay que alejarse de la división clásica entre los mercados desarrollados y emergentes. Tomando como ejemplo el Emirates Telecommunications Group: a pesar de ser una empresa de ‘mercados emergentes’, sus emisiones en monedas fuertes tienen una calificación AA- en Standard & Poor’s. Esto es suficiente como para que cualquier empresa FTSE 100 se ponga verde de envidia. Evidentemente, el factor clave que define la calidad de un emisor es la naturaleza de su flujo de efectivo en lugar de la ubicación de su oficina central.
A partir de esto, se puede cruzar un enfoque sectorial con un enfoque regional: por ejemplo, observe el diferencial entre valores en el sector asiático de telecomunicaciones y sus homólogos europeos. A través de un análisis crediticio detallado, que es la base para cualquier convicción en el universo de bonos, la identificación de las ineficiencias del mercado podrían ser una fuente de oportunidades.
Al dar la espalda a los benchmarks, podemos cultivar un enfoque más libre y más flexible. Más que nunca, la gestión de bonos necesita un enfoque mejorado, capaz de salir de los caminos trillados, o más bien la autopista que ha estado viajando durante varios años. Las leyes de análisis matemático y crediticio son correctas.
Columna de Jean-Philippe Donge es responsable de renta fija de BLI.