Las turbulencias que han afectado a los activos emergentes, consecuencia del endurecimiento de las condiciones financieras y de las tensiones geopolíticas, han enfriado el entusiasmo que despertaba esta clase de activo. No obstante, los fundamentales generales dan muestras de solidez, y desde BlackRock consideramos que esta caída presenta oportunidades de compra. Priorizamos la renta variable emergente y ciertos títulos de deuda emergente en divisa fuerte.
Los activos emergentes están ganando peso en las carteras. Los flujos acumulados en renta variable y deuda emergente se han recuperado a un ritmo constante desde principios de 2016, tras un dilatado periodo de salidas.
La reversión es especialmente significativa en la deuda emergente, tal y como muestra la línea azul del gráfico. El favorable contexto económico mundial y la solidez de los rendimientos impulsaron a los inversores ávidos de rentas de todo el mundo a decantarse por la deuda emergente durante 2017.
La resistencia a las perturbaciones, como las que ocasionó el repunte de volatilidad del mes de febrero en los mercados bursátiles, atrajo a más inversores en un contexto caracterizado por los niveles de las valoraciones, cada vez más elevados. Esto dejó a la renta fija expuesta a los vaivenes de la confianza de los inversores. Por el contrario, los flujos en renta variable emergente se mantuvieron en cotas relativamente moderadas, como muestra la línea verde del gráfico.
Priorizamos la renta variable emergente debido a los sólidos beneficios empresariales y a unos balances relativamente más saneados en Asia. Consideramos que existe margen para que los flujos de entrada en renta variable se incrementen durante los meses venideros.
Richard Turnill es director mundial de Estrategia de Inversión en BlackRock.