Ha sido un largo camino, pero los inversores se están haciendo a la idea de que los rendimientos de la renta fija mundial están apuntando al alza. Este hecho ha suscitado ríos de tinta sobre la respuesta de los mercados de renta fija y variable a la revalorización de los bonos. Se ha prestado menor atención al posible impacto del aumento de los rendimientos y los tipos de interés sobre el precio de las materias primas.
No cabe duda de que están aumentando los rendimientos de la deuda pública, especialmente en Estados Unidos. Las subidas de la Reserva Federal desde 2015 han aumentado poco a poco los rendimientos de la deuda pública estadounidense. La administración actual está reforzando esta tendencia en estos momentos. Al ser más nítidos los desmanes de la Casa Blanca en el capítulo de la política fiscal, los inversores mundiales están revisando el riesgo de la deuda estadounidense, con repercusiones sobre la inflación, el dólar y los mercados de renta variable.
En cuanto a las materias primas, el aumento de los rendimientos de los bonos va a encarecer los préstamos para los productores. Como resultado, los proyectos nuevos serán aparentemente menos atractivos y la respuesta de la oferta al encarecimiento posterior de las commodities podría verse gravemente afectada.
Sin embargo, un posible quebradero de cabeza para los productores de materias primas podría suponer una oportunidad para los inversores. El aumento de los rendimientos contribuirá a reforzar las limitaciones en el lado de la oferta, ya de por sí favorables, lo que supone que, en caso de dispararse el precio de las commodities, se podrían superar las previsiones.
Una disciplina poco ortodoxa
Las existencias ya han pasado por una fuerte contracción en todo el mercado de las materias primas, ya que los productores están dando muestras de una disciplina atípica en esta fase del ciclo. Desde nuestro punto de vista, fuera de los mercados de renta fija, existen tres factores fundamentales que favorecen las limitaciones en el lado de la oferta.
China es uno de ellos; el mayor consumidor mundial de recursos naturales, que ha restringido la oferta en muchas commodities: específicamente, el carbón, el acero y el aluminio, por razones medioambientales. La actuación concertada de China ya ha tenido el efecto de ejercer una presión alcista sobre el precio del carbón, el mineral de hierro y los metales básicos, con un impacto positivo en el sector de los materiales.
Al cierre del año 2016, la OPEP y Rusia forjaron una alianza que eliminó 1,8 millones de barriles al día en la producción del petróleo en el mercado. Una vez más, esta situación no tiene precedentes. Si hacemos una retrospectiva, hace 40 años, nunca funcionaron las tentativas de la OPEP para que Rusia cooperase en la reducción del suministro.
Hoy por hoy, tras haberse cumplido el primer año de esta acción, tenemos la prueba de que esta época es distinta. Tanto la OPEP como Rusia iniciaron los cortes en la producción a finales de 2016, y a lo largo de 2017, parece que también van a mantener un equilibrio en el mercado a lo largo del año 2018. En su acción coordinada proyectan una imagen de fuerte unión.
Atentos a la meteorología
Nos entrevistamos con los productores que operan en todo el espectro de los metales básicos, los metales preciosos, las commodities a granel y la energía. En esas conversaciones que mantuvimos, los productores siguen centrados en el saneamiento de sus balances y la creación de valor para el accionista en lugar de aumentar sin más la producción.
Las existencias de las materias primas agrícolas también están acusando una contracción, que se revelará significativa si las condiciones meteorológicas producen daños en las cosechas. En este año, se han dado notables aumentos en el precio de los cereales y las semillas oleaginosas.
Estas han sido las consecuencias de dos fenómenos meteorológicos bien localizados: el primero afectó al trigo en las llanuras del sureste estadounidense; el segundo tuvo efectos sobre la producción argentina de la soja. Otro acontecimiento meteorológico que afectó al hemisferio norte podría impulsar aún más el precio de los productos agrícolas.
Perspectivas positivas
El sector de las materias primas nunca ha seguido semejante disciplina en la limitación de la nueva producción conforme se estabilizan los precios y aumentan en algunos casos. Este rigor se produce en un momento en el que el actual crecimiento económico mundial en los mercados desarrollados y emergentes está apuntalando la demanda de commodities estratégicas. Si acaso, estamos presenciando un repunte de la demanda en los mercados emergentes, puesto que la depreciación del dólar ha apuntalado la vuelta al apalancamiento, el crecimiento y la inversión.
Como establecimos a finales del año pasado, creemos que la dinámica favorable de oferta y demanda resulta especialmente favorable en el caso de los metales básicos. A medio plazo, los metales preciosos deberían también beneficiarse de un repunte de la inflación.
También persisten focos de incertidumbre y volatilidad potencial. Los aranceles anunciados por la administración estadounidense sobre el acero y el aluminio, por sí solos, no tienen un impacto sustancial sobre el precio de las commodities a medio plazo. Ahora bien, la situación cambia si a raíz de esta decisión se producen represalias y una escalada que conduzca hacia una guerra comercial.
Mientras tanto, estamos observando una estabilización y una cierta consolidación de los mercados de materias primas. Nunca hemos observado que China siga una disciplina en el lado de la oferta, y nunca ha funcionado la colaboración entre la OPEP y los productores rusos. Si estos factores favorables se combinan con el giro que se está produciendo en los mercados de renta fija, estamos seguros de que el precio de las materias primas tiene recorrido para aumentar considerablemente durante el año 2018.
David Donora es responsable de materias primas en Columbia Threadneedle.