En la mitad del último ciclo de energía, analistas, científicos y escritores de opinión expresaban su preocupación por el concepto de “peak oil”, un punto teórico en el tiempo, en el que el mundo alcanzaría la cúspide de la extracción de hidrocarburos y experimentaría un declive prolongado y constante en su suministro. Cercanos a la finalización de ese ciclo, sin embargo, el discurso cambió, conforme la producción de “shale oil” estadounidense y la oferta alternativa de energía inundaron el mercado y los productores de energía se quedaron en cambio, con un exceso de producto y con una demanda decreciente. Esto es por lo que las empresas de energía están ahora más preocupadas por un pico en la demanda de crudo que por un pico su oferta, como lo estaban hace una década.
El auge de los mercados emergentes, la nueva demanda por fuentes de energía alternativa y la tecnología para la extracción de petróleo de esquito en Estados Unidos, han alterado de forma significativa el sector de energía en las últimas décadas, y continuará haciéndolo en el próximo ciclo. En MFS, monitorizamos la disrupción entre diferentes sectores y las implicaciones potenciales que estos temas tienen en los fundamentales subyacentes de los valores en los que invertimos.
La disrupción en los modelos de negocio tradicionales con nuevos factores que impulsan la demanda y la oferta y la innovación tecnológica que ofrece tanto riesgos como oportunidades para los inversores. Creemos que la selección de títulos es crucial en este sector y que estos temas disruptivos de oferta y demanda continuarán teniendo un impacto en cómo invertimos a través del próximo ciclo de energía.
La transición hacia un nuevo ciclo
El sector de la energía completó recientemente un ciclo completo de inversión que comenzó en el año 2.000. En este periodo, los precios del crudo se movieron de menos de 20 dólares por barril a más de 140 dólares, para volver a caer por debajo de los 30 dólares en febrero de 2016. El ciclo comenzó con un choque en la demanda de los mercados emergentes (principalmente China), como muestra el gráfico en la izquierda, y terminaría con una disrupción en el lado de la oferta con la introducción del “shale oil” y de fuentes alternativas/no-convencionales de energía. El precio del crudo aumentó a un nivel en el que la disrupción del crudo y de la energía alternativa se convirtieron en una característica permanente de la oferta energética. Hoy, el sector se ve cada vez más amenazado por el lado de la demanda, a través de un movimiento con apoyo político hacía la electrificación masiva del transporte y del deseo de un mayor uso de fuentes alternativas.
La revolución del vehículo eléctrico
La transición hacia el actual ciclo de energía comenzó con la disrupción en la demanda de vehículos con baterías eléctricas (BEVs), que fue respaldada por un apoyo político creciente y al escrutinio regulatorio de los productores de vehículos diésel. Los recientes escándalos en las emisiones de los motores diésel de Volkswagen y otros han ejercido una presión adicional en los productores convencionales de automóviles de los vehículos de combustión convencional. En julio de 2017, Reino Unido y Francia anunciaron una prohibición de las ventas de vehículos de gasolina y diésel a partir de 2040, mientras que Volvo anunció que cada modelo de vehículo fabricado después de 2019 tendrá un motor eléctrico. El gráfico 2 muestra la penetración estimada del vehículo eléctrico, que en la actualidad es menor al 5% pero se espera que sea superior al 80% en 2050, conforme los productores de automóviles realicen un giro en su producción y los vehículos autónomos de uso compartido se hayan convertido en la corriente principal.
La electrificación masiva de la flota de transporte tendría un impacto significativo en la demanda, conforme los vehículos de transporte de pasajeros representan actualmente aproximadamente un 30% de la demanda de crudo global. Se espera que más de 530 millones de vehículos eléctricos estén en las carreteras a partir de 2040, lo que podría desplazar el consumo de ocho millones de barriles de transporte de combustible por día.
El aumento de la demanda de vehículos eléctricos tiene una desventaja, requiere una oferta mayor de electricidad y una mejora de la capacidad de almacenamiento. Basándose en las perspectivas de consumo de vehículos eléctricos, el incremento global de la demanda eléctrica será entre un 15% y un 20% más alta para hacer frente a esta demanda. Hacer frente a este incremento de la demanda requiere una mejora en la capacidad de la red, innovación en el almacenamiento y una gestión de los picos de demanda, algo que se presenta actualmente como desafíos para el sector en conjunto.
Buscando un buen retorno en la inversión en energía
Simplemente hacer frente a la demanda de energía con la nueva oferta es sólo una parte de la solución de energía. En MFS pensamos en la energía como una ecuación química: una cantidad de energía entra para desplazar otra parte de energía fuera. Los hidrocarburos convencionales requieren muy poco aporte de energía para obtener una gran producción de energía, produciendo un excedente. Sin embargo, el mundo está reemplazando las fuentes de energía convencionales eficientes con fuentes no convencionales menos eficientes y alternativas que tienen un menor volumen de producción, un menor valor de energía térmica y mayores costos relativos de entrada de energía. En otras palabras, la energía nueva y no convencional requiere más energía para producir menos energía que los hidrocarburos convencionales.
Las fuentes de energía alternativas se han beneficiado de los subsidios gubernamentales y las desgravaciones fiscales, así como de los mercados de capital de apoyo que proporcionan capital a bajo costo. Sin embargo, necesitarán aumentar significativamente la eficiencia de la producción para mejorar la producción de energía relativamente inferior, ya que aproximadamente el 33% de la energía se consume en el proceso de producción de energía y otro 17% se pierde en el almacenamiento y en su entrega. Los productores se quedan con solo la mitad de la energía primaria disponible para el consumo después de este proceso.
En una nota positiva, el costo de los paquetes de baterías de iones de litio ha caído casi un 80% en los últimos seis años, a $227/ kWh, y se espera que caiga a $100/kWh en 2030. Se necesita un almacenamiento rentable para permitir una mejor gestión de la capacidad de la red, para hacer que la energía esté disponible en las horas punta. Sigue existiendo el riesgo de que unos menores excedentes de energía sigan aumentando los costes, ya que sería inusual ver una transición masiva a la nueva tecnología antes de que sea competitiva en términos de costes. Hasta entonces, mantendríamos que los jugadores de energía convencionales todavía tienen un papel importante en la mezcla de suministro de energía, y características fundamentales como la solidez del balance, la calidad de los recursos geológicos y la capacidad del ejecutivo para navegar el paisaje cambiante determinarán ganadores y perdedores.
Conclusión
El sector energético global continúa evolucionando en respuesta a poderosas fuerzas tecnológicas, gubernamentales, económicas y ambientales disruptivas. Estamos siendo testigos de un cambio de crecimiento de las economías desarrolladas a las emergentes y una transición de los combustibles fósiles convencionales hacia las tecnologías de energía limpia. Esta transferencia responde en gran parte a una mayor oferta, estándares específicos de energías verdes y objetivos de desarrollo económico en muchos países. Si bien los hidrocarburos convencionales seguirán siendo la columna vertebral del suministro de energía durante muchos años, los cambios en los márgenes pueden tener importantes implicaciones para los inversores en los próximos años. Creemos que la selección de la seguridad y la gestión del riesgo seguirán siendo los componentes cruciales de cualquier estrategia de inversión con exposición al sector de la energía en el próximo ciclo.
Columna de James Neale, analista de renta variable en MFS Investment Management