Seguimos manteniendo que la disminución estructural de la inflación que comenzó en 1980 terminó a principios de 2015, y que los próximos años se caracterizarán por problemáticos y persistentes aumentos en el índice de precios al consumidor (IPC).
Aunque no esperamos que se repita el repunte de la inflación visto en la década de 1970, sí creemos que los consumidores se enfrentarán al desafío de mantener el poder adquisitivo de sus inversiones y ahorros en los próximos años. Esta creencia se ha visto reforzada por datos recientes que arrojaron un dato de IPC, precios de importación, ingresos personales y gastos de consumo personal mayor de lo esperado, entre otras cosas.
Ciclos y bancos centrales
Desde 1986, el ciclo de inflación promedio ha durado alrededor de cuatro años, y diluyó el poder adquisitivo del consumidor en poco más del 12%. Sin embargo, creemos que una fuerte confluencia de factores aumenta sustancialmente las probabilidades de que este ciclo sea significativamente más destructivo que la media. Estos factores incluyen el estímulo fiscal, la expansión económica mundial sincronizada, los niveles sin precedentes del estímulo monetario de los bancos centrales y el acuerdo presupuestario de ambos partidos en Estados Unidos.
Para nosotros, la pregunta no es si estamos en lo cierto, sino cuál podría ser el daño que provoque la inflación. El punto central de esa pregunta será la reacción de la Reserva Federal a una tasa de inflación subyacente que se mueve firmemente por encima de su objetivo y permanece allí por un tiempo prolongado.
Si sucede lo peor y la inflación inesperadamente alta se materializa, ¿podrá la Fed resistir la presión pública y política, y aumentar las tasas lo suficiente como para contrarrestarla? Después de todo, la Fed es finalmente responsable ante el público y ante el Congreso, pero crear una recesión profunda para combatir la inflación, de la que seguramente le culparán, podría tener implicaciones significativas para su independencia.
Creemos que la Fed va a ser muy lenta en su subida de tipos, en parte debido a su deseo de no interferir con la expansión.
¿Puede la historia darnos alguna pista?
“The Great Inflation and its Aftermath” de Robert Samuelson es el mejor libro que hemos leído sobre la gran inflación de los años 70. Es una lectura excelente si se quiere entender los fundamentos sociales, políticos y económicos de la inflación de 1960-1980. Desde 1961-1980, la inflación pasó de alrededor del 1% a casi el 15%.
Esta inflación prolongada fue inmensamente destructiva, y fue en gran parte responsable de cuatro recesiones. Para dominar la inflación, el presidente de la Fed en ese momento, Paul Volcker, se vio obligado a aumentar la tasa de los fondos federales a casi un 20%. Antes de que la inflación volviera a bajar a niveles aceptables, el desempleo había aumentado a casi el 11%, y los ataques políticos y las protestas civiles tanto de la Fed como del Congreso se habían vuelto intensas.
Sin embargo, después de las elecciones de 1981, Volcker encontró un firme aliado en el presidente Ronald Reagan. Art Laffer cuenta la historia de la primera reunión del gabinete de Reagan. Los miembros del gabinete estaban ansiosos por saber cómo planeaba cumplir con sus promesas electorales el residente. Esperó el silencio, se levantó y dijo: «Caballeros y damas, odio la inflación, odio los impuestos y odio el comunismo. Hagan algo al respecto». Luego dio vuelta y salió de la habitación.
Regan entendió que restaurar la confianza económica estadounidense requería romper la inflación. Le dio luz verde a Volcker para que hiciera lo que se necesitaba. Por supuesto, no debemos olvidar que cuando Reagan estuvo en el cargo, Volcker ya había aumentado las tasas, a pesar de la intensa presión política para ceder. Sin embargo, se necesitaron dos líderes muy fuertes con una visión compartida para completar la tarea.
Conclusión
Si una cifra de inflación mayor a la esperada se materializa, ¿Tendra el nuevo presidente de la Fed, Jerome Powell, la misma voluntad que Paul Volcker? ¿Funcionará una asociación Powell-Trump? Y, lo que es más importante, si Powell es un presidente fuerte, dada la división del momento, ¿existe la voluntad política en el Congreso y la Casa Blanca para permitirle hacer lo que sea necesario? Desde Eaton Vance, creemos que se acercan momentos interesantes, aunque posiblemente dolorosos.
Stewart D. Taylor es portfolio manager de Diversified Fixed Income en Eaton Vance.